#1 E pale mau wau iā ʻoe [ChisaDeku] [Omegaverse]

Capítulo 21

Ya habían pasado tres días desde lo sucedido en el hospital e Izuku había estado evadiendo completamente a los hermanos Kai, salía temprano de su casa para evitar que lo llevaran, a veces incluso salía tarde también para eso mismo, evitarlos y salía de clases a sus horas, aunque por la parte de atrás de la zona educativa, sabía que era cuestión de tiempo para que alguno de los dos lo atrapara para hablar porque no creía que fuesen a matarlo a esas alturas por escapar luego de haber presenciado la muerte de aquella enfermera; le sabía mal estar escapándose de ellos, además de que se sentía un poco deprimido por no estar cerca del alfa y el aroma de éste.

Quizá por estar pensando en ello con la mirada en el suelo, fue esa la razón por la cual no se dio cuenta de que frente a él tenía no sólo a Chisaki y a Hari si no que también tenía a Kimura, lo tres habían decidido sí o sí hacer que Izuku los perdonara por hacerlo presenciar aquello y explicarle la razón por lo que lo hicieron, pero ninguno de los cuatro se esperó el choque entre Izuku y Hari, ambos al ser casi de la misma altura, sus cabezas terminaron chocando y una queja se dejó escuchar entre ellos.

—¡Lo siento mucho! ¡No vi por dónde caminaba...! ¿Hari-sempai? —Cuestionó Izuku luego de disculparse, sosteniéndose la frente antes de sobarse esta, pasando la mirada del nombrado hacia los dos alfas de atrás y tragó saliva antes de comenzar a retroceder lentamente. —Yo... Lo siento, sempai.

—Quieto ahí, Midoriya —Ordenó Hari seriamente al ver las intenciones del pecoso de seguir huyendo.

—Te-Tengo cosas que hacer, sempai. Nos vemos otro día.

Se despidió Izuku dándose la vuelta para caminar hacia la otra salida o al menos ese era su pensando, pero no previó el encontrarse con Hekiji y otros dos hombres que sólo había visto una vez en casa de la familia Kai, los tres estaban tapándole el camino por donde había querido huir y quiso hacer berrinche, pero se detuvo de hacerlo, así que sólo volteó a ver de vuelta a los otros tres.

—Te dije que era la única forma de que hablara con nosotros —Comentó Hari cruzado de brazos mientras veía hacia Chisaki con seriedad antes de voltear hacia Izuku de nuevo. —Bien, ahora que no hay forma de que te escapes, ¿Nos permites hablar contigo?

—Esto es hacer trampa, sempai —Se quejó Izuku inflando una mejilla y frunciendo leve el ceño antes de cruzarse de brazos. —Si no me queda de otra, está bien, hablemos.

Chisaki formó una mueca detrás del tapabocas al ver que su destinado parecía bastante reticente a hablarles y aunque no había aprobado el haberlo emboscado de aquella manera, aun así agradecía el volverlo a ver y que esté bien, aunque su rostro estaba un poco pálido a comparación de la última vez que se vieron en el hospital y eso le preocupaba. Suspiró hondo y en silencio antes de jalar el cuello del saco del uniforme de su mano derecha, dejándolo caer en brazos de su padre, se acercó a Izuku para tomar su mano izquierda e irse de allí, prefería ser él solo quien hablase con Izuku porqué conocía el método de Hari y realmente quería evitarle el mal momento a su bonito tigrecito.

—¿Sempai? ¿A dónde me llevas? —Cuestionó Izuku luego de unos minutos de ver que se habían alejado de los demás.

—Al parque —Respondió Chisaki con simpleza mientras seguía caminando con calma sin soltarle la mano al pecoso.

—Pero dejamos a los otros atrás —Comentó Izuku como si no fuese obvio lo que habían hecho.

—Lo sé, ellos nos dejarán tiempo para hablar, no te preocupes —Respondió Chisaki con tranquilidad, cruzando un callejón como atajo al parque y se arrepintió luego al ver que había basura y se tensó visiblemente ante eso. —Mala idea, mala idea.

Izuku vio el momento justo en el que el alfa comenzó a repetir aquellas dos palabras como un mantra mientras comenzaba a rascarse el cuello y la nuca en un momento desesperado, era un ataque de ansiedad, no tardó en actuar instintivamente y apretó la mano ajena antes de soltarlo, llevando la zurda hasta la nuca ajena para bajarlo hacia la altura de su glándula, bajándole un poco el tapabocas para destapar su nariz antes de soltar sus feromonas quizá con un poco de fuerza al no saber controlarlas completamente todavía y en poco tiempo sintió un gruñido de satisfacción en contra de su cuello que provocó que su piel se erizara antes de ser rodeado por la cintura desde atrás y eso le dio luz verde para comenzar a caminar de vuelta por el callejón con intención de salir de aquel lugar.