Capítulo 19: No más secretos.

28 2 4
                                    

El abuelo de los Wang, aquél que yacía en una cama y con el que se había encontrado Nunsaib tiempo atrás, se había enamorado perdidamente del príncipe Ryu. No aceptaba aquel hecho, pero tampoco quería alejarse de Ryu. Lo secuestró y lo mantuvo preso durante mucho tiempo hasta que escapó para morir a los pies del tejo en la Cascada del Cielo. Desde que Ryu escapara, el carácter de  Wang Seung se tornó más y más violento, visceral contra los omegas azules e hizo todo lo posible por acabar con aquel pueblo que le había destrozado la vida. Fundó la Shuruuat y con ellos se impusieron una misión crucial para sus intereses supremacistas; que el Dios Mo les diera un alfa puro con el que respaldar sus acciones en el continente.

EL Dios Mo les concedió muchos años después el deseo y dejó al niño XianDai en el monte Hua Shan, con la intención de que controlara a la Shuruuat y guiara por mejores caminos a los alfas Wang. Pero en los cielos la paz tampoco era una realidad, un hermano del Dios Mo, el Dios del trueno Khet, apoyaba las intenciones de la Shuruuat y no veía con buenos ojos que el hijo de Mo cambiara esa idea. Desde las sombras se movía para impedir que el niño rey cumpliera los designios de su padre, pero no podía hacerlo a las claras. Manipulaba a la Shuruuat para que pensaran que Mo les había mandado a XianDai para que dominaran a todos los habitantes del continente. Solo había conseguido que entendieran las intenciones de Mo como él quería, sin embargo, los rezos de Wang Xi llegaron a sus oídos y vio la posibilidad de acelerar el proceso, librarse de XianDai y hacerse con el fervor de todos los alfas Wang para así destronar al rey del cielo, Mo. 

El Conde Kao era un ferviente creyente de Mo pero como toda la Shuruuat, leía sus deseos de una manera torticera y oportunista. XianDai pronto se empezó a mostrar como un rey que no seguía los deseos de los Wang, ero no podían hacer otra cosa que intentar moldearlo sin llamar la atención. Que el rey los mandara a defender a Eridan no les hizo demasiada gracia. Mandar tropas a morir por unos omegas a los que odiaban, iba en contra de todo lo que pensaba. Que Wang Xi se convirtiera en la mano derecha de XianDai no hacía más que acrecentar el odio por el rey y por su propio hijo al que ya consideraba como un traidor y lo primero que pensó para calmar los ánimos de la Shuruuat, era acabar con la vida de Nunsaib. 

Con eso, demostraría que el plan de unificación de XianDai era una quimera, pondría a Eridan en contra del rey que no habría protegido al joven príncipe y declararían la guerra a los Wang. Si lo hacían, los omegas azules serían historia a borrar porque nunca podrían con el ejercito Wang, con el ejército de sus aliados los Liu  y más aún, con el Martillo de Hierro de Wang Xuan.

Wang Kao llamó a su hijo para preguntar por el príncipe omega.

—Dime ahora mismo dónde está Nunsaib.—El conde ya lo había buscado por Nenggou pero no había dado con él. Solo había una posibilidad, que Wang Xi lo ocultara para protegerlo.

—No puedo, Nunsaib es una pieza fundamental para mis planes.

—¿Tus planes? Tú no tienes planes Wang Xi, tú obedeces a tu padre y a la Shuruuat. 

—Te equivocas padre, nunca me has valorado como deberías, ahora te sorprendes de que tenga caminos de los que no te he mantenido al corriente.

—Escúchame, maldito bastardo. Ese omega va a morir. Se acabaron las medias tintas con el rey y con Eridan. Vamos a comenzar una guerra y por tu bien que no se te ocurra interferir.

Wang Xi se mantuvo en silencio unos instantes, mirando a su padre con aire de suficiencia. Su siguiente paso debía calcularlo muy bien.



Una nube de pequeñas partículas de polvo y pequeñas astillas  inundó la celda de Nunsaib. El príncipe entreabrió los ojos con cuidado, se había acostumbrado a la oscuridad y aunque entraba poca luz de las antorchas del pasillo, era molesto.

Veneno Alfa: La Montaña NevadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora