Veneno Alfa: La Montaña Nevada

Capítulo 10: Soy muy valiente

Shenuz era una de las primas de la reina Nildhis. Cuando le llegó el mensaje del rey de que tenía una audiencia con él, se sintió demasiado inquieta para no pensar que aquello iba a ser algo muy importante y que sería crucial para muchas cosas que debían pasar.

Era una omega dorada que no había querido emparejarse, vivía en la zona de los pantanos, en una pequeña villa con dos sirvientes alejada de todo lujo y en el más estricto anonimato. Se dedicaba a estudiar las hierbas y la curación como muchos otros y otras omegas doradas pero ella también tenía algo más, el don de la premonición. Tenía sueños extraños últimamente sobre alguien  de una tierra lejana o un tiempo lejano, no lo sabía con seguridad, lo único que sabía a ciencia cierta era que se trataba de un alfa puro y su nombre era Xue Yang. 

En esos sueños lo veía amenazante, poderoso y envuelto en un aura de odio, pero también veía dolor y esperanza y todo aquello mezclado solo le traía más y más confusión. Por qué tenía aquellos sueños con aquel alfa y qué significaban aún no lo sabía pero creía acertado pensar que era una advertencia de que alguien poderoso llamado Xue Yang, estaba entrando en un universo extraño en el que todos tenía un papel crucial.

Ahora sentada en la sala anexa al salón del trono esperando a ser llamada por XianDai, intentaba darle explicación a todo aquello sin mucho éxito.

—Shenuz.

—¡Prima! Oh, perdón, majestad.

Nildhis sonrió y se abrazó a la joven omega que también correspondió al abrazo unos segundo después.

—Vamos Shenuz, tú no tienes que darme ese tratamiento. Ven, entra conmigo, el rey tiene que hablarte.

Ambas entraron al gran salón del palacio donde XianDai esperaba leyendo unos manuscritos.

—Mi señor, Shenuz está aquí.

El rey dejó a un lado lo que estaba haciendo y regaló a la invitada una amplia sonrisa, sin embargo, Shenuz también notó cierta preocupación en aquel gesto del rey.

—Me alegra que hayas venido tan pronto Shenuz. Tengo algo importante que decirte y no puede demorar mucho.

—Siempre a vuestro servicio mi rey.

—He hablado con la reina y hemos decidido que deberías contraer nupcias con el hijo del conde Wang, con Wang Xi.

Shenuz notó que la sangre se le helaba en las venas. Nunca había querido enlazarse con nadie, tener que hacerlo ahora con un Wang no era algo que entrara en sus planes de ninguna de las maneras.

—¿Qué? Pero eso...

—Shenuz—intervino Nildhis—Sé que esto que te pedimos es algo con lo que no vas a estar de acuerdo, pero es necesario. La Shuuruat está obrando de maneras extrañas últimamente, tememos por la seguridad de todos. Si no fuera indispensable, no te pediríamos tal cosa, es más, te lo estamos pidiendo y no exigiendo. 

—Pero un Wang... me mandáis al matadero mi señor.

—Por supuesto que no—cortó XianDai— Una unión entre un Wang y una omega dorada, afianzaría nuestra posición con respecto al trato que hasta ahora los Wang han dispensado a los demás clanes. Mi propuesta es segura, Wang Xi no es como los demás, es amable y sensato, está de nuestra parte. Sería un matrimonio de conveniencia, sí, pero no dudo de que el amor entre vosotros surja sin problemas. Ambos sois personas cálidas y responsables con el reino. Shenuz, no te veas como una moneda de cambio, serás una pieza fundamental para la paz de todos. Debes verlo de esta forma.

—Mi rey, sé que obráis por el bien de todos, que mi sacrificio lo veis como una garantía de paz, pero os equivocáis. Siento que todo esto es un gran error y que no funcionará.