Ether galopaba incesante pero debían parar en algún momento para que Nunsaib, inconsciente aún, descansara. Temía por el estado de su hermano, era un viaje largo y si no estaba en buenas condiciones, posiblemente colapsara gravemente. El fantasma del dios Lugi flotaba en su memoria, cuando le dijo a Darik que si moría lejos de Eridan, jamás conseguiría llegar a casa. No quería que eso también le pasara a Nunsaib y por un momento miró a su alrededor como si el espíritu de Darik estuviera cerca, vagando eternamente por aquellos campos sombrío y lejanos de su hogar, pidiéndole ayuda para volver. No, costara lo que costara mantendría con vida a su hermano menor, cumpliría con su palabra de devolverlo a casa y una vez allí, huirían al norte una vez más como habían hecho sus ancestros por los siglos de los siglos.
Escuchó un gemido quejoso de Nunsaib y entendió que era el momento de parar, debía dar un poco de agua al omega y encontró un saliente de roca donde refugiarse de la lluvia incesante por unos instantes. Seguramente a estas alturas los estaban siguiendo, pero había sido buena idea huir por su cuenta, la opción de aceptar la ayuda del Cazador en la Posada del Pastor ya era imposible.
Dejó a Nunsaib en el suelo que más seco parecía y le cubrió con su capa rasgada y cubierta de sangre para que perdiera el menor calor posible. Había un arroyo a unos 100 metros por donde bajaba el agua ruidosa y se encaminó para llenar un pequeño odre decorado por Nunsaib que le había regalado muchos años atrás.
Nunsaib despertó de golpe, sintió la cuerda sobre su cuello y la muerte de su alfa por la asfixia. El corazón se le rompió en dos, había perdido al amor de su vida, nunca volvería a verlo.
—Me lo prometiste, me prometiste que volverías junto a mí, por qué me has abandonado, yo te estaba esperando, mi príncipe, yo....yo te esperaba...—lloró en susurros sin que las fuerzas pudieran darle más volumen a su voz quebrada.
Sentía la desolación más extrema, el dolor más hiriente dentro de su ser. Como si una losa de granito apretara su pecho hasta romperlo, como si esa cuerda estuviera de verdad sobre su cuello, apretando, rasgando la piel hasta hacerla sangrar, esa era la sensación que tenía en su garganta. El mundo se apagó para él, su mordida dolía demasiado, su corazón dolía demasiado, su memoria, dolía demasiado. Sus besos, sus caricias, su mirada sobre él parecían ahora un sueño, algo que nunca había ocurrido y se desesperó por la idea de que todo se borrara, que desapareciera como un sueño.
Ether que llegaba se congeló durante unos instantes, el aspecto de Nunsaib estaba más cerca de la muerte que de la vida. Lloraba quedamente, sin fuerzas para hacerlo pero con un dolor que casi hacía secarse todo a su alrededor. Se acercó despacio dejando el odre a un lado y abrazó a Nunsaib con fuerza. La protección de Wang Xuan ya no era tan fuerza y entendió que el Cazador había dejado este mundo.
—No te dejaré que mueras aquí, te llevaré a casa—susurró al oído de Nunsaib.
—Mi casa era él...
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—¡Echad su cuerpo al monte para que se lo coman las alimañas!—gritó Wang Xi encolerizado.
Había vuelto a su despacho en Nenggou y recibía toda la información que levemente le había dicho el oficial Zhong durante la ejecución. El militar esperaba que esa ira cayera ahora sobre él al haber perdido al omega y haber matado al gemelo que no era.
—¡¿Qué crees que pasará ahora?!—gritó de nuevo Wang Xi con los ojos casi fuera de las órbitas.
El oficial agachó aún más la cabeza, no tenía idea del grave error que había cometido. Haber perdido a Nunsaib ya era bastante mal, pero lo peor era que Wang XI tenía un trato con Khet y ya no podía cumplirlo, no podía entregarle a Xouna porque lo habían matado. Wang Xi caminaba por el despacho de un lado a otro como un gato encerrado. La muerte de su hermano no podía disfrutarla porque ahora tenía una soga en su propio cuello, una soga que iba a apretar el dios del trueno que colérico hacía de la tormenta una tempestad.
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Veneno Alfa: La Montaña Nevada
Ficción GeneralXue Yang y Xiao XinChen junto a Yu Hao y Li Xian se han convertido en enemigos de la Shuruuat, aún quedan cabos sueltos que comienzan a tejer de nuevo una maraña que pretende arrastrarlos al abismo. Es necesario conocer el pasado, mirar a través de...