Capítulo 16: Amuleto de gato

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Todos los territorios del continente tenían sus leyendas. Los Wang contaban sobre un ser que vivía en las cuevas del monte sagrado Hua Shan. Hebu tenía a la serpiente Bagay y en Jiangzi y Lughon monstruos marinos que habitaban las profundidades y se tragaban los barcos enteros. Pero realmente eran leyendas, si alguna vez existieron desde luego hacía mucho que no se veían. Sin embargo en Ahxu no era así.

Ahxu era la tierra de los pantanos, una tierra donde desde la más remota antigüedad la magia había campado libre por sus tierras. También había sido el escenario de innumerables batallas porque había algo allí que buscaba continuamente el conflicto y la guerra. Los omegas dorados lo sabían pero habían aprendido a convivir con todas las cosas extrañas y ocultas que encerraban los pantanos. Sabían por dónde nunca deberían ir o cuándo no deberían estar en tal o cual lugar, respetaban esas fuerzas, seres y horrores y sus vidas transcurrían tranquilas. 

Pero para el resto del continente las cosas eran diferentes. No sabían a qué se enfrentaban, no sabían qué debían hacer o qué no y por eso, aventurarse en los pantanos debía ser por algo realmente importante, como ocurría en esta ocasión con el Cazador y Nusaib.

Shenuz estaba especialmente inquieta justo antes de la marcha del príncipe. De nuevo había soñado con aquel alfa extraño al que llamaban Xue Yang y en este último sueño, Xalain estaba también. No sabía si era una premonición o que al haber hablado de ella con Nunsaib simplemente estaba en su sueño. 

—No sé quién eres pero siento que estás en grave peligro y que de alguna manera eres importante para mi mundo y el tuyo. Ojalá supiera cómo ayudarte pero puedo al menos intentar protegerte.

Shenuz se acercó a un pequeño altar con la figura de Urt el dios gato señor de la noche y los universos, colocó un colgante con una piedra esmeralda en forma de gato sedente y se inclinó levemente.

—Urt, tú que viajas entre todos los universos, encuentra al alfa que aparece en mis sueños y llévale este amuleto cuando lo necesite. Búscalo por mí y protégelo porque me temo que de que se mantenga a salvo, depende el destino de todos nosotros.

Nunsaib subió a su caballo y el Cazador al suyo colocándose en primer lugar. El príncipe y Shenuz se había despedido entre abrazos y palabras de buena fortuna y el Cazador simplemente se limitó a subir a su montura y mirar al horizonte. Volvía a llover, pero no tan intenso como quizá lo estuviera haciendo en otras partes. Los pantanos eran así, ni las lluvias querían arriesgarse a pasar por allí.

Ya llevaban mucho camino andado y pronto saldrían de las ciénagas. Nunsaib tenía hambre y habló por primera vez desde que dejaran la villa de Shenuz.

—¿Vamos a parar en algún momento? Tengo hambre.

—No, si quieres comer debes hacerlo en el caballo, cuanto antes salgamos de aquí mejor. Quiero salir de las ciénagas antes de que se eche la noche. Y no hables más, mantente en silencio.

—Está bien—respondió el príncipe apenado.

La verdad es que le dolía mucho el cuerpo de ir en el caballo. Para el Cazador era algo habitual pero no para él que no había montado a caballo apenas en su vida. Sin embargo Wang Xuan tenía razón, era mejor alejarse de allí cuanto antes.

El alfa no comió nada, solo tomó un poco de agua y siguió en silencio, guiando el caballo con cautela y cuidado para no despertar nada en aquellos pantanos que cada vez levantaban más y más un velo de niebla hasta que media hora después, todo estaba opaco y frío. El príncipe miraba intentando atravesar con la mirada aquella niebla pero no podía conseguirlo. Los omegas no tenían preparada la visión para condiciones como aquellas pero sí el Cazador.

Veneno Alfa: La Montaña NevadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora