Capítulo 22: Un corazón ocupado.

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Un mensajero había traído una misiva de la reina para Shenuz. El sirviente tomó la carta y buscó a Shenuz por los alrededores de la villa, pero no estaba. Sin duda habría salido al bosque para recoger hierbas para sus pócimas. Últimamente la señora estaba siempre apesadumbrada, ya hacía casi una semana que el joven príncipe y el Cazador se habían marchado y desde entonces estaba pensativa, muy callada y enfrascada en su trabajo. El sirviente llegó a la cocina donde una omega preparaba la comida para todos.

—No encuentro a la señora, ha llegado carta de palacio.

—No debe tardar, salió temprano, debe estar al caer. Ayúdame con esas patatas.

—¿Crees que está así por el alfa Wang?—preguntó el omega mientras se disponía a coger el cuchillo para pelar.

—¿Por el Cazador?

—O por el hermano, no sé.

—¿Así cómo?—Shenuz entraba por la puerta de la cocina que daba al patio trasero y dejaba una cesta sobre la mesa llena de hierbas diferentes.

—Perdón señora, no debería hablar de estas cosas.

—¿Y esa carta?—Shenuz se había acercado hasta la mesa mirando la misiva que estaba sobre ella con el sello real en un rojo muy brillante.

—Oh, sí, ha llegado hace un rato. Un mensajero de palacio la trajo.

Shenuz arrugó el ceño, quizá sería lo que se temía, que se anunciaba ya su casamiento. La abrió y su semblante terminó por empeorar. Cerró los ojos unos segundos y apretó tanto los labios que se tornaron blancos. La omega que la estaba mirando fijamente, se acercó a ella mientras se limpiaba las manos con un trapo.

—Señora,¿está todo bien?

—Claro Balián, todo bien.

Balián que llevaba muchos años con Shenuz suspiró antes de hablar desde la confianza del tiempo compartido.

—Señora, debería descansar, anoche no durmió, sentí sus pasos por la casa y esta mañana ha salido temprano. No tiene buena cara, un poco de descanso antes del almuerzo le vendrá bien.

Shenuz cerró la carta y sonrió a Balián asintiendo.

—Sí, debería descansar.

Para Shenuz, el casamiento con Wang Xi no era algo que deseara precisamente, pero era su deber. Sin embargo, había algo más, una intuición que se había acrecentado cuando habló con Nunsaib sobre Wang Xi. De la misma manera que confiaba en el Cazador desde que lo había visto cuidar de su omega que estaba enamorado de otro alfa, desconfiaba de su gemelo. Quizá debía verlo en persona y cuando hablara con él, se llevara otra impresión, pero de momento no era así.

No tardó en dormirse, estaba cansada, llevaba días sin dormir bien o directamente sin dormir y además había tomado una hierba que le ayudaba a conciliar el sueño. Pero su sueño no fue tranquilo, ni mucho menos.

Estaba rodeada de niebla y solo podía sentir el aroma de Nildhis a su alrededor. Llamó a su prima pero no obtuvo respuesta. Siguió dando pasos atravesando aquella densa niebla hasta que sintió algo que le oprimió el pecho con una tristeza incomensurable. Entonces le llegó poco a poco el sonido de dos personas hablando y supo de inmediato que una de ellas era Xue Yang, el alfa con el que soñaba desde hacía un tiempo.

—No puedes, no puedes irte. No quiero que te vayas, no quiero que te alejes de mí. Te quiero cerca a cada segundo que pase, quiero respirar y que solo pueda respirarte a ti. Quiero mirar a mi alrededor y encontrarte siempre. Quiero que seas lo último que vea antes de dormir y lo primero al despertar ¿No lo entiendes aún?¿No lo entiendes, XingChen, no puedes verlo?

Veneno Alfa: La Montaña NevadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora