Capítulo final: Alfa y omega, principio y fin.

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Yu Hao no podía dormir si no estaba abrazado a Li Xian, no había podido superar el tiempo en el que estuvieron separados y se perdió el embarazo de su omega, que por otra parte, fue muy duro. Llegó al parto de milagro y casi pierden a Hiaki cuando iba a nacer. Quizá por eso, porque había estado una segunda vez tan cerca de la muerte, el pequeño alfa era tan diferente a su poderoso hermano Xouna y al intrépido Sheker. Era callado, le gustaba pasar tiempo solo y siempre buscaba estar cerca de Yu Hao, como si supiera que gracias a él estaba vivo.

Para Li Xian saber que no podría tener más bebés había sido un gran golpe, también para él, pero callaba para no preocupar más a su omega. Siempre había querido tener muchos cachorros, desde el mismo instante en el que se topó con Li Xian en el hospital y se enamoró de inmediato. Le hubiera gustado que las cosas fueran diferentes, pero ya tener a Li Xian junto a él como en ese momento y a sus gemelos, era un tesoro. Acurrucaba a Li Xian mientras miraba por la ventana cómo la luz de la noche tornaba a un color rojizo muy hermoso cuando Li Xian se despertó de golpe incorporándose temblando.

-¡¿Qué pasa?!-preguntó Yu Hao pero no pudo decir nada más porque él mismo estaba en una extraña condición.

Yu Hao sentía un frío terrible dentro de él y aunque intentaba abrazar a Li Xian viéndole temblar también, no podía controlar su propio cuerpo. Un rayo de dolor le atravesó de lado a lado y se llevó las manos a la cabeza. Li Xian se encogía sobre si mismo haciéndose una bolita temblorosa y muerta de miedo y esa imagen estaba matando a Yu Hao que no podía ayudarle.

-Li Xian...Li...

Un aluvión de imágenes llegaron entonces a la cabeza de Yu Hao. Una cascada de aguas cristalinas, un dulce omega de ojos azules y pelo blanco. Su boca carnosa, su cuerpo desnudo, el sonido de su voz.

-No puedes estar aquí

-Por qué.

-Este es un lugar sagrado, además, no puedes...vosotros, vosotros no podéis subir aquí, tenéis que permanecer en el campamento.

-Vamos, no tenemos toda la vida para esto.

-¿Cómo me has encontrado?

-¿Olvidas que soy un cazador? Nunca pierdo una presa. Come de una vez.

-Te dije que no te metieras en líos, conejito.

-¿Has venido a por mí?

-¿Cómo iba a negarme? Has llamado a tu alfa...finalmente.

-Ahora regálame una de tus sonrisas para que me den fuerzas hoy.

-Ve con Shenuz, volveré contigo, mi pequeño conejito de las nieves, el tesoro más preciado y al que más amo.

-Mi primer y único amor.

Yu Hao se llevó la mano al corazón que sentía que iba a explotar en mil pedazos. Todos esos recuerdos le estaban taladrando, le estaban dejando sin aliento. Su vida pasada llegaba hasta él como un mazado doloroso, una vida donde había encontrado la felicidad y el más cruel de los destinos.

-Me lo prometiste, me prometiste que volvería junto a mí...-sollozó Li Xian hecho un mar de lágrimas, convertido en un pequeño ovillo tembloroso.

Yu Hao se recompuso como pudo y movió a Li Xian hasta que dejó de ser una bola temblorosa. Sus ojos color miel le miraban desolados, con lágrimas que caían pesadas buscando amainar su corazón destrozado. Yu Hao le acarició el rostro suavemente, como si nunca le hubiera visto antes de ese mismo instante. El omega también levantó su mano despacio hasta recoger con los dedos las lágrimas de su alfa que apenas podía respirar.

Veneno Alfa: La Montaña NevadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora