CAPÍTLO X

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Lugo de que Ángel les dijera que había olvidado el pase que Santos iba a entregarle para que pudieran cruzar todas las fronteras del plano de las almas sin problemas, y que regresara a la oficina para conseguirlo, Xólotl, Tita y Pedro Infante continuaron su camino hacia la salida de la sede central, atravesando sus puertas que los condujeron hacia Itzcuintlán, el primero de los nueve niveles del Mictlán, inframundo mexica y residencia del Dios.

En teoría se podría decir que era un espacio sobrepuesto al mismo territorio de las almas, ya que era uno de los destinos finales; sin embargo, para entrar directamente al apartado que se usaba como su residencia, se debía tener el permiso de su dueño.

Una basto bosque de oyameles se extendía interminable a la vista, rodeando de manera chocante un perfecto ecosistema de humedales, donde varias chinampas repletas de diversos cultivos o flores adornaban alineadas de forma maravillosa el extenso lago repleto de la más diversa fauna; coronando la estructura central que se alzaba entre todos. En una explanada que podría pasar por un pequeño pueblo en si misma, un majestuoso templo de cuatro niveles visibles, brillaba en un cálido tono naranja por los rayos del sol que se mantenía a su sombra como una aureola que acentuaba su divinidad, gracias al eterno ocaso que se vivía en este reino sirviendo como honor a su dueño.

Tita se quitó el saco y se descalzó apenas dejaron atrás el territorio de las almas, no porque estuviera más cómoda aquí, ambos lugares le eran tan familiares como la casa de sus padres; sino porque ya habían terminado los negocios y su cerebro estaba trabajando en organizar sus ideas, lo que le resultaría más fácil soltando un poco la postura física.

A pesar de la poca información que tenían, si había muchos puntos importantes a discutir, especialmente por dónde debían comenzar; el día anterior entre sus cavilaciones jamás contempló que tendría una fecha límite, y mucho menos que estaría apostando por conseguirlo. Si, ella gozaba más que suerte de certeza ganadora, se podría decir que debía estar confiada en la victoria; pero el hecho de que Mateo sabiendo esto tomara el riesgo de retarla hacía que el asunto se vieran desde una perspectiva diferente.

Pocas cosas eran casualidades en el universo, y afortunadamente el destino era demasiado juguetón volviendo su existencia mucho más entretenida; es decir, gracias a esto no importaba el triunfo que obtendría, sino el camino que recorrería para alcanzarlo.

-Xólotl...-. Llamó a su amigo al momento en que empezaron a atravesar el puente que conducía a la entrada del que era su hogar. -¿Qué piensas de esto?

-Santos está tratando de distraerte...-. Le dijo sin mirarla encogiéndose de hombros. Para él que había estado a su lado, era lo más fácil a destacar...

-Si...-. Accedió ella sin rechistar moviendo la cabeza acordé con la afirmación...

-Le preocupa tu obsesión por invocar a ese demonio...

-Si...

-En general a todos, es decir, tienes dos años intentándolo...-. No fallando, más bien le habían frustrado los planes; lo que a estas alturas ya debía haberla hecho desistir; pero seguía, y seguía, no era normal...

-...Si...-. Esta vez su respuesta salió en medio de una risilla. Nadie terminaba de entender su afán por encontrarlo, ni lo descubrirían por más que quisieran...

-Pero también creo que no es la única razón para que te diera este trabajo...-. A pesar de que era honesto con sus palabras anteriores, también lo era con esta última oración...

-Lo seee...-. Esta vez la última vocal se alargó cuando ella lo miró con ojos brillantes, nadie la entendía tanto como él; tal vez por eso eran mejores amigos, estaban en sintonía con su forma de ver las cosas. -Hay varias cosas que son muy obvias...-. Lo señaló. -Como eso, que quiere distraerme; este caso es importante por los tabúes que esta rompiendo, sabía que me iba a interesar haciendo que me olvide por un rato del demonio...-. El Dios levantó una ceja juicioso, no pasando por alto eso de "por un rato". -Pero había sido demasiado cuidadoso como para ahora venir y dejar que alguien más lo tome, entonces...

EL OASIS DE LA MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora