8. León.

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Escuchaba voces, pero no entendía lo que decían, algo estaba sobre su cuerpo, se sentía adolorido, mucho dolor en su cuerpo, quiso voltearse, tal vez en la posición en la que estaba no era nada cómoda, se movió, pero no pudo, abrió sus parpados.

Vio algo encima de él, los volvió a cerrar, sus manos estaban arriba de su cabeza, sintió esa cosa moverse, abrió de nuevo sus ojos trato de ver, era enorme y oscuro, colmillos grandes y ojos rojos, cerro sus ojos, los abrió de nuevo y vio un perro.

– ¿Qué carajos...?

Primero había visto algo muy tenebroso, y ahora veía un perro, muy regordete, por cierto, un Bulldog, era enorme y estaba encima de él, viéndolo.

– Quítate, pesas – le dijo al perro, pero este no se movió.

Escucho ruidos detrás de una puerta, la puerta se abrió y salió un hombre muy apuesto con una toalla en su cintura que deseaba con todas sus fuerzas que se cayera, su torso trabajado y con tatuajes, ese rostro, era muy apuesto, sus ojos grises oscuros, esa barba perfectamente alineada, sus hombros anchos, maldita sea ese hombre era la palabra candente en persona, pensó Dan, mordiéndose su labio inferior.

– Gracias por cuidarlo León – agradeció.

Su amigo que bajo enseguida para sentarse en el sofá y acomodarse en él, vio de nuevo al candente... ¿Demonio? Maldición ese hombre era un demonio... Un demonio muy rico. Luego se vio, su pecho estaba rodeado de vendas y esas vendas tenían manchas de sangre, escapar de los demonios era señal de que saldría lastimado. Y no tendría quien lo cure con su sangre porque su amigo estaba quien sabe dónde.

– No sé cómo un humano sobrevivió a un choque de auto – lo saco de sus pensamientos notando como se acercaba hacia él, sentándose en la ante brazo del sofá. – Que además había dos demonios muertos y también se dio cuenta que yo era un demonio – lo vio. – ¿Qué es lo que eres? – pregunto, Dan sonrió.

– Tu mismo lo dijiste – contesto. – Lo que si se es que me tienes que desatar antes de que te haga daño – dijo decidido, aunque fuera candente no debía distraerse.

Cuando menos se lo espero tenía de nuevo a León encima, era completamente oscuro, sombras aparecieron entre el can y sus ojos rojos, gruñéndole y enseñando sus filosos colmillos, era enorme y vapores salían de su mandíbula.

– Quieto León – ordeno, seguía gruñéndole con ecos en esos gruñidos. – No lo haré, es mejor que contestes las preguntas antes de que León haga cosas que no te agradaran – advirtió, se levantó para tomar una botella de agua de la pequeña nevera.

– Bien – dijo con molestia, esa cosa le daba miedo, no sabía que podía hacer además de no tener sus armas con él, podría hacer símbolos en sus manos con su sangre pero el monstruoso canino no le quitaba la vista de encima.

El can volvió la normalidad lamiendo su cara con su lengua, dejando a Dan sorprendido y un poco asqueado, ¿Cómo algo tan tenebroso podía convertirse en algo adorable?

– Preguntare de nuevo ¿Qué es lo que eres?

– Tu lo dijiste, soy un humano – contesto.

– ¿Qué hacías en ese auto?

– Me secuestraron, creo – contesto.

– ¿Por qué?

– Un amigo mato a alguien querido para ellos, no sabíamos – la verdad, solo fueron a divertirse con viejo, Max se había comido un demonio que tenía muchos años encima. Ahora estaba en presencia de algo que devoraba con la mirada.

Unforgettable. (Yaoi/Gay/M-preg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora