2. Hambre.

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– P-por favor... Te lo ruego... – se arrastraba en el suelo tratando de huir de ese húmedo callejón.

Una pelea que había acabado desde que había comenzado, solo necesitaba matarlo, se acercaba cada vez más al hombre que deseaba escapar, sabía que era su fin, arrastrándose en el suelo mientras veía a otras partes, deseando que alguien o algo lo salvara.

– ¿Buscas a alguien? – pregunto con burla, una sonrisa estaba en sus labios, le daba gracia ver el temor en sus ojos, tenía hambre, pero le gustaba divertirse con sus presas.

– Deja de jugar con tu comida – escucho unos pasos detrás de él. – Solo mátalo – se acercó más, pasando un brazo en los hombros de su amigo, había mucha confianza. – Ya he comido, solo faltas tú y nos iremos de la ciudad. – dijo tirando el envoltorio de una hamburguesa, sorber ese refresco y escuchando los hielos.

– N-no... Po-por fa-favor... Te lo ruego... – las lágrimas de la víctima salieron.

Sangre saliendo de sus labios y de su nariz, su mejilla hinchada por los golpes que había recibido, se defendió del ataque pensando que ganaría, este era su territorio, pero fue imposible. Su contra atacante era mucho más fuerte que él, estaba adolorido y sin fuerzas, cada vez que se le acercaba su poder disminuía, cuando trataba de golpearlo no lo lograba y el que recibía los golpes era él.

– No pierdas el tiempo – dijo con fastidio, soltándolo, se recargo en la pared, esperando a que lo asesinara para irse, él estaba satisfecho. – Carajo, sé que quieres jugar con él, pero estoy aburrido de esta ciudad y debemos pasar a la siguiente para seguir con nuestro trabajo – sonrió.

– N-no... No he hecho nada malo... – se burló del sujeto.

– Eso díselo a esta chica – se acercó al cuerpo sin vida de una estudiante que había asesinado ese demonio, moviéndola un poco para que viera su rostro. – A ver, vamos a preguntarle... – sonrió. – ¿Tú crees que no ha hecho nada malo? – le pregunto al cuerpo y espero su respuesta, viendo el temor en ese demonio que pedía clemencia a su amigo. – Creo que no contesta porque está muerta, sé que eres un demonio, pero ¿Siempre deben mentir...? Mataste a esta chica para comer su alma – le reprendió. – Debes matarlo, tienes que comer, no has comido en semanas... – le dijo a su compañero, recordándole.

– Si... – contestó con voz suave y con un eco grabe, levantó su mano y unas flamas color púrpura aparecieron en cada uno de sus dedos.

– No... N-no lo hagas... Por favor, te lo r-ruego... De... De demonio a demonio... P-por favor... – rogaba con su voz temblorosa, una sonrisa apareció en los labios en sus labios.

– No soy un demonio... – sus ojos cambiando y sorprendió al demonio que iba a matar.

Las flamas se unieron, convirtiéndose en una, una muy grande, el chasquido de sus dedos al tronarlos se escuchó, el tipo empezó a arder en esas flamas, retorciéndose de dolor, se acercó a su víctima, tomándolo del cuello.

Su víctima lo miraba con miedo mientras se quemaba, su mano atravesó su pecho, sacando ese corazón que seguía latiendo, viéndolo para después devorarlo con apetito.

– Delicioso... – susurro con hambre, lamiendo sus dedos gustosos, el hambre lo había dominado, pasaba semanas sin comer, pero ahora tenía una sonrisa en sus labios.

– Lo hiciste de nuevo, te tardas años en matar a alguien – exagero su amigo.

– No exageres Dan... – se limpió su boca con la manga de chaqueta y después quitándosela, estaba ensangrentada y le molesto quitársela, le había gustado esa chaqueta, escucharon ruidos.

Unforgettable. (Yaoi/Gay/M-preg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora