29. Hijo.

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¡Muere ser impuro!

Su espada fuerza detenida, muchas sombras aparecieron, el mundo había quedado sin sombras y solo estaban en un lugar, en una fábrica abandonada, deteniendo la espada del guardián. El guardián sorprendido por la cantidad de sombras, miro hacia Mauricio que tenía su mano levantada, manejando a las sombras. Con una mirada de determinación, protegerlo.

Todo ese poder, esa fuerza en proteger a su tercer hijo, ese pequeño que fue raptado y arrebatado de sus manos, ya no más.

– No... No te permito... Que toques... A mí hijo – con lágrimas en sus mejillas y con toda su fuerza para levantarse del suelo, estaba a 10 metros de su hijo pero la velocidad en la que llegó fue sobrehumana, las sombras le había ayudado a llegar a Theodore.

Mauri... – hablo el guardián. – Él no es tu hijo.

– Si lo es – dijo con seguridad. – Yo... Lo siento aquí – tocó su pecho, lo había visto también. – Una madre siempre lo sabe, sé que es mi Theodore.

No lo es, tu hijo está muerto – dijo sin una pizca de afecto. – Yo soy tu ángel de la guarda, soy Haziel el ángel que debe protegerte y...

¡No! – lágrimas salieron. – ¡Él es mi hijo! ¡T-tú... tú me lo robaste! ¡Te lo llevaste! – grito con rabia. – ¡Y eso no te lo perdonaré!

Las sombras formaron varios brazos, agarrando la espada del guardián, sintiendo la fuerza de Mauricio al detenerlo, estaba enojado y herido, sus sentimientos eran más fuertes. Agarrando la espada con una mano y no notando un puñetazo de las sombras al golpearlo con gran fuerza, cayendo lejos.

– ¿T-theodore? – hincándose y tomando el cuerpo de su hijo herido. – ¿Estás bien? – agarro sus mejillas, lágrimas salían, viendo a su hijo. – L-lo siento, lo siento m-mucho – susurraba. – No te cuide bien, yo s-solo... Lo siento, perdón por no ser un buen padre – abrazaba a su cuerpo. – No te vayas, seré bueno... Seré el mejor padre para ti, pero no me dejes o-otra vez – una mano tocó su cabello, pensando que era el guardián, sorprendiéndose y notando que su hijo lo tocaba.

Observo sus ojos, esos hermosos y bellos ojos azules, el rostro de su bebé y después de el de un adulto, su pequeño había crecido y tan apuesto, le sonreía pero cansado.

– No me iré... – susurro.

– Theodore... – lágrimas mojando sus mejillas para después abrazarlo, Ángel se sentó aun herido para ver a Mauricio y su hijo abrazándose. Sonrió y el dolor se hizo presente, estaba lastimado.

– ¡Mauri! – grito el demonio al notar como el guardia iba con su espada para atacar.

Siendo detenido por el campo de fuerza de Max, no podía atacarlos. El guardián golpeando con toda su fuerza un globo que no se destruía, Mauricio recordó al pequeño bebé cuando hacía sus campos de fuerza para que Ángel no se acercara cuando estaban juntos Theodore y Mauricio.

– ¿Pero que...? – enojado y con dudas, golpeaba con más fuerza pero no destruía ese campo.

– Te has hecho fuerte – susurro tomando sus mejillas y limpiando las manchas en su rostro, viendo con orgullo a su pequeño hijo. – Y sin mí – hizo un puchero conteniendo sus lágrimas, Max tomo sus manos y las beso, acercando su frente con la de su padre.

– Me viste ahora – respondió. – Con eso es suficiente – sonrió y vio a su padre que no podía detener sus lágrimas.

Mientras que el guardián golpeaba la burbuja, Ángel aprovecho para golpearlo con fuerza y mientras estaba en el aire, empezó a golpearlo sin detenerse. Aun herido seguía peleando y con más rabia que antes, quiso lastimar a su familia. Solo pensaba en destruirlo y acabar con él, no dejándole oportunidad al ángel que se recuperara ni se defendiera.

Unforgettable. (Yaoi/Gay/M-preg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora