25. Pasado.

163 27 0
                                    






El día empezaba, tener tres hijos era un poco difícil y más si Ángel estaba "cazando" la comida para el pequeño Theodore. Ya estaba en paz y veía la televisión con sus hermanos, el día pasaba mientras Mauricio pasaba una parte del día en la cocina, cociendo pasta y metiendo filetes de pescado al horno con verduras.

Sus pequeños comían demasiado y más si no eran almas, mientras que el pequeño Theodore se la pasaba tomando leche o comiendo comida hecha papilla. Algo que se le hizo extraño es que el pequeño había nacido con dos dientes, sus hijos mayores no habían nacido con dientes pero el pequeño sí.

Mauricio pensaba que tal vez era por qué es especial, todos sus hijos son especiales. Mientras Neo tenía el poder de su padre de controlar el fuego y controlar grandes cantidades de sombras.

Kara podía sacar armas de sus brazos, cada arma diferente y peligrosa, nunca antes vista a sus ojos, controlar almas en cantidades un poco menores a su hermano mayor.

Y Theodore, que había nacido con dos dientes, hacia campos de fuerza cuando apenas estaba en brazos de Mauricio, Ángel no se acercaba por el campo de fuerza y eso no lo sabía Mauricio. Consumía grandes cantidades de sombras cuando tenía demasiada hambre, lloraba y ese grito las destruía. Había destruido el edificio donde vivían, mudándose a otro lugar y ciudad para no ser detectados.

Todo marchaba bien, las pesadillas habían desaparecido apenas había tenido a Neo, el embarazo de Kara se la pasaba dormido, acostado y con sus pies hinchados.

Un hambre voraz por comida chatarra y sus caderas y trasero había crecido demasiado al tener a Theo. No era un problema para Ángel que se la pasaba viendo a su esposo dormido desnudo en su cama, mientras tomaba una copa de vodka y apreciaba la ostentosa vista mientras su esposo dormía tan sensualmente en su gran cama. Después despertarlo y tener un par de rondas, alimentarlo, bañarlo y después a dormir. Con Theodore la temperatura aumentaba de más, el controlar a las sombras y manejarlas a su antojo.

El hambre por cosas extrañas, en una ocasión de esas estaba con su gran antojo por comer pulpos o calamares vivos. Por una parte, se le antojaba comerlos así pero por otra lo pensaba por el dolor de esos indefensos animales.

Ángel le preparaba salchichas en forma de pulpos para que no se sintiera mal al comer eso, ayudándolo en su antojo.

Viendo a sus hijos comer de reojo mientras dormía al pequeño en sus brazos, en esa cómoda silla mecedora gris. Subiendo sus pies y tarareándole una dulce canción, preguntándose que ya había tardado su esposo en llegar, notando la hora 5:45 p.m.

– Papi... – susurro Neo asomando sus ojitos en la entrada de la puerta, escondiendo su cuerpo.

– Mandé amor – susurro igual, sonriéndole.

– Más tarde podemos ir al parque ¿Por favor? – pregunto juntando sus manitas, tierno pensó Mauricio.

– Ya veré – respondió, tal vez más tarde llegará Ángel y podrían ir a los columpios, esa semana no había ido y los niños iban bien en sus clases, no habría problema.

– Gracias – susurro emocionado.

Yendo con su hermana a contarle que irían al parque, está grito y fue a buscar sus zapatos para más tarde ir a los divertidos columpios. Su hermano mayor le llamo la atención, recordándole que su hermano menor estaba dormido y que debía guardar silencio, o bajar el tono de su voz.

Unforgettable. (Yaoi/Gay/M-preg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora