Una niña, creciendo en un convento, a la edad de dieciocho estudiaba para convertirse en una monja. Ayudando en las tareas que se le asignaban y yendo a sus clases, estudiando y aprendiendo. Tomando notas de las monjas y consejos que le daban. Su día era agotador pero su sueño de ser monja y ser devota a Dios, el celibato, la obediencia y la castidad.
Sus clases a temprana hora, llevando sus apuntes y sus libros de un lado para otro. Mientras hacia sus tareas en la cocina, la comida calentándose y ella sentada en la mesa leyendo y anotando sus apuntes.
Su cabello oscuro recogido, una falda oscura llegando a sus tobillos, sus brazos cubiertos con su blusa suelta y café, leyendo en silencio mientras la monja encargada de la cocina hacia una tarea pendiente que tenía y le pedía de favor que se quedara ahí.
Una enorme fuente a la entrada del convento, ahí se quedaba la señorita mientras leía sus libros de tiempo libre, no siempre era cosas religiosas pero si con aprendizajes.
Los atardeceres eran lindos a la vista y en ese lapso de tiempo que se escondía el sol, se veía la silueta de un hombre que venía a la iglesia, un traje oscuro y su cabellera castaña, larga, un hombre apuesto y delgado, su cara pronunciada y un bigote que lo caracterizaba.
No había visto ese hombre pero le llamaba la atención, volviendo la atención de su libro para que no se notara que se le había quedado mirando por mucho tiempo al hombre alto.
Mirando el libro y después al hombre que se aproximaba, en una de esas vistas al hombre ya no lo veía, desapareciendo de su vista y levantándose para ver donde se había ido el hombre, fue sorprendente como desapareció.
– ¿Buscamos algo? – la mujer brinco, lo tenía a un lado y ya estaba a un metro del hombre, su cercanía no era buena.
– ¿C-cómo...? – no tenía idea de cómo había llegado tan rápido a su lado.
– ¿Cómo qué? – pregunto arqueando una ceja, lo tenía tan cerca ahora y podía apreciar mejor su rostro, sus cejas gruesas y nariz recta, su cabello sujeto con una liga puesto que era largo y en verdad era muy alto. Tal vez vio mal o su vista estaba cansada, unos lentes no le caerían mal por tantos libros leídos. Sin previo aviso el hombre estaba a centímetros, viendo sus ojos y entre cerrándolos, poniéndole atención.
Las mejillas de la chica se acaloraron, dando tres o cuatro pasos hacia atrás, ¿Por qué se acercaba tanto? ¿Por qué la veía tanto? Lo miro y el hombre desvió su mirada, ¿Ahora porque no la veía? Momento en que el hombre la volvió a ver.
– ¿Buscaba a alguien? – pregunto la chica, tratando de que no se viera rara la situación.
– Soy nuevo en la ciudad y creo que me perdí – le sonrió, su sonrisa pensó ella, él sonriendo más y unas líneas se marcaban alrededor de sus ojos. – Venia a pedir información de mi paradero, perdón si he interrumpido tu lectura – apunto con su vista a los libros de la chica.
– Oh... No pasa nada, estas perdido... Bueno – no sabiendo que decir y esa sonrisa distrayéndola, dejo de sonreír apenas pensó eso. – Pediré informes, solo espera aquí y... Oh, pero ¿Dónde vives? ¿O para dónde ibas? – pregunto antes de ir por las monjas o pedir direcciones, el hombre se quedó callado y entre abriendo la boca.
– Iba al centro de la ciudad pero creo que ya es tarde para visitarlo, apenas desempaque y quería distraerme pero de tantas vueltas que di me perdí – comento.
– Es normal perderse y solo dime tu dirección para ir con la monja Raquel para pedir informes, ella sabe todo sobre la ciudad y es la que más sale y es la indiciada para tu problema – hablo con rapidez y moviendo sus manos.
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Unforgettable. (Yaoi/Gay/M-preg)
Jugendliteratur- P-por favor... Te lo ruego... - se arrastraba en el suelo tratando de huir de ese húmedo callejón. Una pelea que había acabado desde que había comenzado, solo necesitaba matarlo, se acercaba cada vez más al hombre que deseaba escapar, sabía que er...