31. Caído.

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Un lugar solitario, escuchándose la naturaleza y empezando a temblar, ahuyentando a los animales cercanos y de lejos. Las aves huyendo de ese lugar que era meramente peligroso. Una sombra enorme apareciendo en el suelo y saliendo de ahí como agua dos demonios con un ángel de la guarda.

Kara sabía que su hermano se las arreglaría con su destinado, veía su mano de vez en cuando, ahí tenía un espejo redondo. Regalo de su futura novia, cualquier espejo que reflejara una habitación, ella podía verlo. Sabiendo la situación pero no escucharla, había llamado a la muerte y ahora estaba solo en la habitación con el cuerpo de Daniel.

Se hacia la idea de que todo estaría bien pero ese ángel debía pagar por todo lo que había pasado, Ángel tomo a Haziel para aventarlo lejos de ellos, enojado con la situación. Cayendo y quejarse, no hablaban los demonios y solo lo observaron, Kara esperando la orden de su padre de lo que harían con ese estúpido ángel.

¿Y ahora qué? – pregunto Haziel. – ¿Me van a matar o qué? – pregunto con burla, no contestaron y solo lo miro con fastidio. – ¿Ahora son sordos? – se rio. – Es divertido todo esto, dos demonios que les encanta el caos y ahora no hacen nada.

– Mira hijo de la v... – su padre la detuvo, no quería que su hija se gastara hablando con esa porquería, solo debían esperar.

Miro de un demonio a otro, de su hija al padre, sonriéndoles con burla y desprecio. Sus planes de escapar seguían, su padre lo recibiría y todo estaría bien. Después pensaría en otro plan para tener a Mauricio.

Dime "Ángel" ... ¿Cómo se sintió? ¿Eh? Necesito que me digas que sintió – pregunto con burla. – Ver a tu amado destrozado por la pérdida de tu hijo, al pequeño bebé que no pudiste proteger – rio, respirando para tranquilizarse. – Verlo llorar todas las noches preguntando por su pequeño, devastado porque no pudiste protegerlo – sonrió, estaba funcionando. – O tú, él pensó que eres débil por no cuidar de tu familia. En qué no eres lo suficientemente fuerte para proteger a tu familia.

El enojo se apoderaba de él, chispas azules salían de sus ojos, debía calmarse antes de destruir ciudades.

Claro que lo destrozaba ver a Mauricio desconsolado y llorando por su bebé, verlo gritar de dolor por no encontrarlo y esos recuerdos no eran nada buenos. Despertando cada noche gritando y llorando porque su hijo estaba en sus brazos en sus sueños, y despertar para que solo fuera uno.

O no dormir porque no quería soñar que su bebé estaba con él y al despertar no tenerlo con él. No fue suficiente, no fue fuerte, no pudo cuidar a su familia ¿De qué servía tanto poder si no fue lo suficiente para proteger a su familia? Años cuidando a Mauricio.

El temor de que pensara en el suicidio o peor, en dejarlo. Pero fue un milagro que no lo pensara, sus hijos lo necesitaban y algo dentro de Mauricio le decía que su hijo estaba vivo. Que debía encontrarlo y ser una familia de nuevo, tenerlo en sus brazos y diciendo cuánto lo extraño.

Lo que no sabía Ángel era que, Mauricio veía entre sueños a su pequeño Theodore, corriendo o consumiendo demonios, riendo con un joven o divirtiéndose en ciudades. Sabía que su hijo estaba vivo. No por nada soñaba con su pequeño, su sonrisa al verlo frente al espejo.

Había ocasiones en que no le agradaba lo que hacía su hijo pero no estaba ahí para detenerlo o corregir su comportamiento, era como un fantasma observando. Las ciudades en las que estaba no las identificaba, pero cada vez que conocían un lugar nuevo, recordaba sus sueños en donde estuvo su pequeño.

Unforgettable. (Yaoi/Gay/M-preg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora