24. Débil.

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– Sabes cariño... cada palabra que dices, hace que duela cada parte de mi ser... – se tocó el pecho, una sensación terrible paso por el cuerpo de Mauri, culpa.

– Y-yo... – las sombras susurraron, hablando con Mauricio.


"¿Y creerás en sus mentiras no?" "No te dejes engañar" "Te está manipulando" "Demonio tenía que ser" "No le creas"


– ¿Crees que no me dolió que me engañaras? – recobro su compostura y dijo sin titubear. – Estábamos en esto juntos, eso es lo que hacen las parejas, pero parece que estaba solo.

– Mi pequeño – suspiro. – Sé que estás molesto, solo trataba de protegerte.

– ¿Protegerme? – asintió Ángel. – O era por tu egoísmo hablando.

– Todo lo hice por ti, todo mi amor y devoción es hacia a ti.

– No te creo – negó. – Ya no te creo, Ángel.

Quedándose con la palabra en la boca, al mencionar su nombre, no palabras bonitas o apodos cariñosas. Sino su nombre, era doloroso y más del hombre que amaba.

Creo que necesito tiempo – sugirió Mauri.

– ¿Qué? ¿P-por qué...? – pregunto temeroso, no le gustaba por dónde se estaban dirigiendo las cosas.

– La confianza no se gana de un día para otro y se lo que has estado haciendo allá afuera.

– ¿De qué hablas, pequeño?

Los cambios climáticos – contesto.

– Eso solo era una parte de mis emociones, me abandonaste y pensé lo peor – camino de un lado a otro como un León enjaulado. – Estábamos juntos en todas partes, no te dejaba por un segundo y cuando lo hago pensando en que me obedecerías, te fuiste – su respiración agitada.

– No te voy a obedecer en todo lo que digas – directo hablo Mauricio. – No sé qué te dio el derecho de que voy a obedecerte en todo lo que digas – se sentó, tranquilo mientras veía a su esposo queriendo acercarse, pero se detenía para después seguir caminando. – Me prohíbes comer las cosas que me gustan, me prohíbes hacer lo que quiero, salir, caminar, no dejarte ni por un segundo ¿Crees que está bien eso?

¡Solo trato de protegerte! – grito alterado.

– No es la manera, y yo no pedí eso.

Ha-hay... – trato de tranquilizarse, pero su respiración no ayudaba y menos la sugerencia de Mauri. – Hay enemigos allá afuera, saben que eres mi debilidad y si te dejo solo por un momento ellos tratarán de acercarse y matarte.

– Yo no ocasione que fueran tus enemigos. – contesto y levantándose de su lugar. – ¿He estado una semana sin ti y me ves herido o lastimado?

¡Pudieron haberte herido o matado! – grito alterado Ángel.

¡Pero estoy bien! Son tus enemigos, ¡No soy débil!

¡¡PERO YO SI!! – grito con desesperación Ángel. – ¡Yo soy el débil si no estás conmigo! ¿Sabes cómo me sentí apenas te perdí de vista? ¡Te perdí! Pensé lo peor ¿Si algo te pasaba que iba a hacer? – verlo tan agitado, era algo nuevo. – Perder a nuestro hijo fue doloroso, el dolor de verte y no pude protegerlos apenas los deje solos una vez... Sentí que tarde demasiado solo para alimentar a mi Theodore, mi hijo... Mi bebé fue secuestrado y todo por mi culpa – Mauri se acercó poco a poco. – Sé que esos enemigos que hice, fue por mi... Por qué era joven y estúpido, la codicia y el poder que tenía en mis manos, pero... Yo no desee que se metieran con mi familia – lagrimas saliendo de sus bellos ojos oscuros. – Sé que provoque todo este dolor, verte sufrir... A mis hijos, toda mi familia por mi inmadurez... Por mi pasado.

Unforgettable. (Yaoi/Gay/M-preg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora