Capítulo 49: Alas de retribución. Parte 2.

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—¿No lo entiendes? —rujió el alter ego tras chocar látigos de cadenas, creadas por ambos—. ¡Esa perra juega contigo! Sabe de Scarlett y su relación con padre... ¡¡Conoce a madre!! Quisiste saberlo costara lo que costara, por eso me trajiste. Hazte a un lado, no me obligues a ponerte en el suelo.

—¡Esta es mi mente, cabrón! —Retrajo las cadenas, al desplazarse fuera del alcance de los puños del siniestro—. Créeme que voy a disfrutar esto ¡¡Al fin podré deshacerme de ti, copia barata!!

Recíprocamente, Drake desahogaba el dolor interno al luchar con esa figura grotesca. Rodó en el piso entre las piernas de la criatura de garras que se cruzaron en una atrapada fallida. Llegado a la retaguardia juntó ambas manos pegando un masoso al hueco poplíteo, lo que hizo que el reflejo doblara la rodilla, al tenerlo a la merced construyó un taladro en el brazo.

—¡Barata tu armadura! —De un manotazo empujó al guardián de brazos cruzados en plena defensa—. ¡Te enseñaré lo que puedo hacer si tengo un poco de control!

Drake deshizo la herramienta, colocó las manos frenando el caer de cabeza y se irguió devuelta, manifestando un nuevo constructo. Aquella masa de odio y frustración viviente se desencadenó en un bombardeo de atronadores golpes sobre cuatro tentáculos pesados cruzados en defensa del portador, soltando chispas en cada choque. Las piernas del guardián original temblaban, aferrado al piso y en mandíbula apretada se negaba a romper la posición.

Las garras de la aberración se volvieron una masa y un martillo. Una representación de la furia reprimida, salida de la oscura sique de Drake. Los dos contendientes cargaron de frente, el gigante en un giro de onda de las dos armas en ciclón sangriento delante de los chicotazos de tentáculos, causando chispas en el choque del estigma.

Tras el único golpe los dos cambiaron de lugar, dándose la espalda un breve instante y retornando en una nueva carga. El gigante dejó caer la masa impactando el suelo, ya que Drake se impulsó con los tentáculos inferiores y atacó con los superiores en un latigazo desviado por el martillo. Tal hazaña hizo retroceder al guardián, y retrajo los apéndices devuelta al interior de la espalda.

—¡No más juegos! ¡Basta de estupideces! —Rugía en una colisión de onda seguido de un mazazo, ambos cuarteando la tierra al no dar con el objetivo de afilados reflejos al rodar en el piso y levantarse en una carrera continua, a sabiendas de que la velocidad sería su ventaja—. Estoy harto que solo seamos usados como peones, a los que nadie respeta y puedan manipular a su propio antojo. ¡¡Ya basta!! No tienes ni idea de lo poderoso que puedes llegar a ser, solo tienes que aceptar lo que realmente eres y lo usas para cobrar justicia. ¿Qué eso no era lo que querías ser? ¡Un héroe justiciero! ¡Esta venganza es eso! ¡Un acto de la más pura justicia!

—No eres la armadura... —dijo ganando distancia, fulminando a la criatura en una rabia fría—. Eso me queda más que claro.

—Soy la personificación de una venganza incumplida. —Furibundo desató un martillazo sobre el guardián—. La falla de tu propósito de expiar tus pecados.

Drake esquivó la colisión descendente de un salto en retroceso, tras eso corrió hacía adelante saltando sobre el martillo aun pegado en el suelo, y escaló el brazo hasta llegar a encarar al reflejo siniestro que intentó atraparlo con la garra que alguna vez fue la masa.

El guardián escapó del alcance de los dedos, al saltar en el hombro colisionando un puñetazo de guantelete pesado directo al abominable morro, volteándole la cara salpicada de restos de estigma líquido.

Entonces Drake se agarró de uno de los pinchos de la hombrera, usándola de soporte para alzarse en el aire y antes de caer en el suelo disparó de la mano una cadena dentada por ganchos, la cual se enredó y engarfió en el cuello, apretándola fuertemente al punto que la hizo jadear y devolvió la forma original de las manos e intentó arrancarse la atadura inútilmente.

EL ASESINO DE DIOSES volumen 1  y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora