Capítulo 33: Festival de las almas

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En las inmediaciones de un depósito de locomotoras, Drake corría en línea recta en medio de un oscuro callejón entre antiguas edificaciones, sobre el suelo adoquinado, en aparatoso resonar metálico. Llevaba puesta la armadura carmesí, y constantemente observaba a sus espaldas, atento a todo movimiento. Aparentemente nada lo seguía, una señal que meramente lo empujaban a seguir en alerta.

Antes de siquiera salir del callejón, frenó en derrape levantando un cortinaje de polvo, desde planta de las botas. Escrutó los alrededores en una sola posición defensiva, detectando una silueta negra oculta, agazapada atrás de un muro de concreto en el techo de la estructura derecha. Una sonrisa ladina se encendió bajo el yelmo, en completa confianza y control de la situación.

—¡Te tengo! —Drake disparó un proyectil al techo, y el perseguidor saltó evitándola.

—¡Con esos ataques no me creería que me quieres sacar un ojo! —En un ágil esprint eludía los disparos, los cuales destrozaban concreto en los impactos.

—¡Deja de correr y ven aquí, Lance! —Lo desafió en voz alta.

—¡No, no quiero! —Imitó el agudo actuar de un niño, tomando en burla el entrenamiento—, pude escuchar como te tronaban las rodillas desde hace rato.

—¡Cómprate unas pelotas o no voy a seguir jugando contigo!

—Tenía rato siguiéndote y apenas me descubres. Es bastante decepcionante. —Lance se arrojó en un ágil salto. En el descenso puso las manos rodando en el piso amortiguando la caída, y finalmente de pie a cuatro metros de Drake.

—¿Quién dice que no esperaba el momento para que bajaras la guardia?  —Afanado por no romper la imagen, retó descarado.

—Neh... para nada, hermano. —Lance pegó la espalda contra la pared, cruzando los brazos atrás de la nuca, completamente relajado—. Eres fuerte, y toda la cosa, lo admito... como también me percato de tus deficiencias. Estás acoplando la mala atención de Rhaizak. Te falta velocidad, necesitas ser más atento, y más creativo con las construcciones... siempre usas las mismas... lo que te vuelve predecible a larga. De no matar a tu oponente a la primera, en un segundo encuentro te va a dejar con las rodillas raspadas.

—¡Te diré que necesito, hermano! —Convirtió los dos brazos en guanteletes pesados, arrojando puñetazos a una velocidad inhumana, y completamente eludible por el umbra.

—¿Mejores armas? ¿aprender a beber?  ¿una novia? La lista es bastante larga. —Lance soltó en retroceso dejando atrás un mazazo que destroza el piso. En pleno aire el umbra arrojó tres shurikens, bloqueadas y desviadas por la construcción del guantelete al tapar la cara.

—¡Aquí tengo tu lista! —Los papeles cambiaron, Drake se convirtió en el perseguidor, entrando en terreno abierto en la antigua estación de trenes y bodega de vagones.

En el fragor de la contienda un droide similar a una paloma mecánica, sobrevolaba las alturas grabando el simulacro de los dos guardianes. La filmación en vivo se transmitía a un control remoto ubicado a una distancia segura, en un auto móvil en donde Trish y Philip sean refugiado.

—Esto sí que se puso bueno. —Trish bebió otro trago de la cerveza, etiquetada por la marca del dibujo de un autómata caricaturesco en estado de ebriedad, con un sombrero de copa tumbado hacia atrás. 

La dueña del vehículo y el golem admiraba extasiada el espectáculo, sujetando con ambas manos el control en forma de un cuadrado blanco metálico, con unos botones y perillas en medio de una pantalla, en donde se mostraba la grabación. La adrenalina de ser testigo del peligro la embriagaba a un nivel mayor al de la bebida.

EL ASESINO DE DIOSES volumen 1  y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora