Unidos por la casualidad. Parte 2

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Un nuevo día, una nueva aventura. Los tres guardianes y Vortex partieron a caballo muy temprano por la mañana. No recibieron ningún apoyo fuera de provisiones y armamento táctico, excusando la actual crisis.

Cabalgaban en fila sobre la carretera despejada al descender la sierra, basta en arboledas bajo el sol de medio día. Toparon vehículos desbalijados, y restos de máquinas oxidadas desperdigadas a las orillas del camino. El vertedero el apodo de esa área, donde las fábricas tiraban los desperdicios de material inservible.

Drake respiraba un aire nuevo, refrescante lejos del tumulto y ajetreo de los cuerpos industriales; amaba andar a lomos de un corcel. Su tranquilidad caía al abismo al ser sus oídos violentados, por una canción de mal recuerdo.

—¡Mi corazón se rompió en tu partida! Veo tu rostro en el espejo roto. —Lance cantaba al ritmo de una bocina, en lugar de zarape en la montura, cada palabra calentaba los nervios de Drake, no por que sonase mal—; y arrojándome a un vacío esperando la venganza.

—¡¿Podrías por favor dejar esa porquería?! —Harto no contuvo el enojo, jaló la rienda echándose para atrás e ir a su par—: me revuelve el estómago.

—Pensé que te gustaba esa rola, si está cabrona... y la versión de Griselda era más suave, quitando el tono fuerte de la original. —Lance se hizo el desentendido—, no por un estúpido intento de asesinato de los peores sicarios del mundo, vas a quemar uno de los mejores éxitos de Toxina. Debo admitir que tenían estilo.

—No puedo pensar en esa cosa sin que se me venga a la mente lo del Dulce durazno, ¿olvidaste que Griselda usó esa canción para rayárnosla, antes de que me apuñalara? —Drake expuso lo evidente, instintivamente presionó el hombro cicatrizado; de vez en cuando miraba reojo a Vortex, pensaba que debía contener un poco su lenguaje frente a ella—. Creo que hasta juró que volvería para vengarse.

—Claro⁓, hermano. Horas antes de eso planeabas cortejarla, y frente a su hermano... que descarado. —La mención de Lance hizo ruborizar a Drake, quien instintivamente giró hacia Sheila desentendida de la conversación, concentrada en leer el mapa digital del cubo—. No te culpo, ambos sí que estaban buenos y no eran tan malos tipos; nos ayudaron a salvar a civiles en un tiempo fuera.

—¡Antes! —recalcó Drake—, tiempo pasado. Además, no sabía que era su hermano.

—No sería la primera mujer que intentó matarte y luego se amistaron. —Lance se inclinó para ver a Sheila—. En este negocio ir a la cama con un antiguo enemigo... no es para nada nada raro.

—Fino, ante todo, Lance. —Volvió a mirar de reojo a Vortex, quien se tomaba fotos con el cubo e incentivaba a los otros a acomodarse atrás de ella—, ojalá estuviese aquí esa novia tuya, a ver si con ella te sueltas tanto.

—Uy si... lo dice Sir buenos modales que no puede putear tres veces por día o le explota a cabeza. —Lance infló el pecho, al recalcar una falsa modestia llena de burla—. Te sorprenderías lo divertida que puede ser Sam, algún día la conocerás.

—Hablen con normalidad, no me molesta. —La belleza invernal reía tenuemente, irradiante de calidez en la añil mirada. Llevaba una camisa negra apretada por una faja y un pantalón a juego y un par de botas, pintarrajeadas por la tinta invisible de las runas de transformación; por sus habilidades cambiantes ocultaba los rasgos inhumanos notables—. Pero si, hermanita... ¿te disculpaste de ese mal rato que les hiciste pasar a nuestros caballeros protectores?

—Ya lo hice, no es algo delo que me enorgullece. —Más por fastidio Sheila por fin intervino, apagó el mapa al guardar el cubo en las bolsas de la silla—. Prometo que no sucederá de nuevo; Vortex me entrenaste bastante bien, por cualquier cosa tienen la canción grabada.

EL ASESINO DE DIOSES volumen 1  y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora