Capítulo 6: Viviendo en las sombras

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Una dulce y tenue sinfonía resonaba desde un cubo frecuencia, al canalizar una señal de radio de leves cortes por la interferencia, al estar ubicada en un campamento en medio de un claro, dentro de un bosque no muy lejos de la carretera entre Griffia y la estación ferroviaria, la cual conectaba a diferentes zonas pobladas y a las fábricas.

Sentada en un tronco, con las piernas cruzadas, María bebía te de canela, dando leves sorbos y colocando la tasa sobre un plato pequeño hecho de una proyección de magia endurecida, flotando justo al lado de ella entre muchas otras construcciones a modo de muebles en los que sostenía otros refractarios, libros en los que pudiese aprender nuevos hechizos, y repasar los ya conocidos, la tetera todavía humeante y un plato con algunas fresas.

Eran las frutas favoritas de la mediana, en especial si las sumergía en crema batida, justamente ella daría lo que fuese por haber traído algo de ese postre en la hielera.

Rodeando al campamento se han colocado algunos tótems protectores; figuras rellenas de paja y madera, en las que ha pintado símbolos de protección. Los espíritus malignos serían repelidos al tratar de entrar y si algo físico ajeno a ellos penetrara el perímetro, una alarma caería en la mente de María, alertándola. Se había preparado de una forma obsesivamente bien, nada parecía escapar de su aguda mente.

Frente a la hechicera estaban algunos documentos sostenidos por las materializaciones, suspendidas en el aire a una altura óptima para ella. Gracias a su poder podía realizar varias actividades al mismo tiempo, y al ser hechizos pequeños gastaban muy poca de su energía a diferencia de la invocación, de la cual tuvo que realizar durante el último trabajo que hizo.

Aprovechando el tiempo que le quedaba de su presencia en este plano, Valkiria en su forma humanoide cepillaba el cabello de su ama, acomodándolo en sus tan características trenzas dándole un aspecto adorable como delicado.

Para Valkiria ayudar a María a la hora de arreglarse, era como vestir a una figura de porcelana fina, una descripción que se apegaba a la dama de ojos purpura, ganándose el apodo de "muñequita".

Las tonadas de la radio se engarfiaron en la mente de la mujer armada, haciéndola tararear armónicamente, cerca las crepitantes flamas de una fogatada.

El fuego calentaba unos conejos recién desollados y abiertos en canal, envueltos por un torrente humeante escalando un crepúsculo agonizante, en menos de una hora todo caería bajo una parcial oscuridad, y la llama sería la única luz en el campamento.

—Lo que daría por tener un par de especias... —Tonatiuh contaba el inventario, sacando unas cuantas latas de verduras. Se ocupaba de cocinar los alimentos y como costumbre, tenía el torso parcialmente al descubierto; llevaba unas vendas envueltas en el pecho, debido a una lesión reciente.

María de vez en cuando lanzaba algunas miradas disimuladas en dirección a su pareja, le costaba trabajo concentrarse en la lectura, al tener el objeto de su adoración medio desnudo muy cerca de ella, en la intemperie.

Quedaba embelesada, al punto en el que repegaba sus piernas, frotándolas entre sí, debido a un cosquilleo en su vientre y su ritmo cardiaco se elevaba. Tuvo su periodo poco tiempo antes, por lo que estaba en esos días en los que su lívido más la dominaba y se sometía a duras penas por puro autocontrol. Valkiria se daba cuenta de eso, soltando unas leves risas, que acababan por prender las mejillas de la chica, quien volvía a pegar la atención a la lectura.

—¿Disfrutando de la vista? —susurró de forma lasciva al oído de su maestra.

María se ruborizó intensamente, abriendo los ojos de par en par y sus cabellos se erizaron. Presa del impulso, tomó una fresa y se la colocó en la boca a su familiar, callándola. En lugar de enojarse, Valkiria se puso a comer la frutilla de buen agrado, al principio se sorprendió y a los pocos segundos se puso a saborearla. Poco tiempo después las trenzas gemelas terminaron de ser atadas.

EL ASESINO DE DIOSES volumen 1  y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora