✮IV

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- de verdad no deseas entablar charla conmigo, hermosura?

El azabache alago al rubio omega que le miraba con cara de pocos amigos. Akaza estaba sonriendo sin preocupación, había ocultado bien su aroma y su aspecto, solo debía ganarse la confianza de kyojuro lo suficiente para que bajara la guardia.

Por lo que sabía no debía llevar la katana consigo en ese momento pero debía ser cuidadoso. No tenía miedo a perder el cuello por el, pero su egoísmo no le permitía morir, no dejaría a kyojuro con alguien que no sea el.

- no tengo ningún tema interesante que desee escuchar.

- estoy seguro que cualquier cosa de la que me hables será magnifícame maravilloso si proviene de ti. Así que háblame de ti.

- por que no mejor me habla de usted.

El rengoku quería evadir cualquier pregunta o situación personal, únicamente le serviría el ge y en cuanto la hora pasara estaba dispuesto a correrlo y amenazarle de no regresar, solo debía aguantar un poco más.

- dime qué deseas saber de mi, y te lo dire.

- de donde proviene?

Una pregunta fácil, sencilla y que daba mucha información, más de la que se imaginaba cualquiera.

- provengo de la capital, mi difunto padre tenía un buen puesto en el gobierno que he heredado. Mi madre, una omega con suerte.

El rubio entendía eso, una omega con suerte... se debía referir a que su madre tuvo suerte de emparejar e con su padre, debía aver sido de clase baja la omega o algo parecido. Interesante, que hacía un miembro del gobierno en un lugar así?

- y que hace un funcionario de gobierno en un lugar así y no en su casa con su esposa e hijos.

- no tengo esposa ni hijos. Kyyo... ese e Stu nombre cierto?

- si. Por qué no los tiene?

- nunca me había interesado, vine a este lugar por pura orden de un superior para vigilar a un compañero, pero me e encontrado contigo, eres hermoso, pero no hace falta que te lo diga.

El rubio sabía la enorme labia que escupía ese hombre, lo observo nuevamente con detenimiento, vestía telas finas con bordados hermosos, todo de el decía dinero, sus ojos azules le recordaban al mar, y parecían consumirlo, no podía ver detrás de ellos eso le generaba aún más intriga, su cabello negro corto, ese chico le recordaba demasiado a la tercera luna. Negó la tonta idea, de serlo ya lo abría olido.

- y tú kyyo. De dónde vienes.

- vengo del un pueblo algo lejano de aquí..

- tienes familia?

- mi padre y hermano.

- sabes tocar algún instrumento?

- un poco de la mandolina. Pero aun estoy aprendiendo.

- toca un poco para mi, no importa si desafinas, como dije, cualquier cosa que provenga de tu será de lo más hermoso kyyo.

El rubio se levantó con elegancia y camino hasta el mueve de madera, lo abrió y sacó la mandolina cerrando nuevamente y regresando a su posición inicial. Comenzó a tocar las primeras notas intentando recordar a la perfección todas la notas d Elva pequeña pieza musical que estaba interpretando.

El azabache se levantó de su lugar para empezar a dar vueltas alrededor del rubio, este solo podía concentrarse en tocar correctamente pues mientras el azabache no le tocara no lo atacaría, solo observaría sus movimientos.

☀Sᴀɴɢʀᴇ ᴀᴍɪᴇʟᴀᴅᴀ☾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora