Inmortal love (Completo)

Capitulo 2: Despertar en una mazmorra

Elizabeth:

Una brisa fresca recorre mi cuerpo, resulta ligeramente placentero, sin embargo es como si estuviera desnuda. Levanto la cabeza suavemente, pero me da la impresión de que hice un movimiento brusco, pues un dolor punzante en el cuello me recorrió como un latigazo. Al mirarme, me di cuenta de que traía una bata que parecía de dormir; sin embargo, algo no cuadraba, era demasiado fina, casi transparente. Cuando miré hacia delante vi a una chica de aspecto pálido, era muy bonita, su pelo oscuro,largo y rizado hacia un contraste perfecto con la palidez de su tez. Sus rasgos no se definían bien; pues tenía la cabeza baja, pero algo me decía que era mi hermana y le llamé.

- Marian.

Yo misma no reconocía mi propia voz, salió muy ronca. La chica alzó la cabeza y mis sospechas se confirmaron, era mi hermana.

- ¿Dónde estamos?- dijo en un susurro ronco.

- No tengo la menor idea pero...- miré a mi alrededor - parece la mazmorra de un castillo medieval.

De momento se escuchó un ruido, estaba muy oscuro y una sombra se acercaba. No pude evitar estremecerme, cosa que esa sombra pudo identificar.

- Tranquila las voy a sacar de aquí.

Era un chico de voz dulce que al parecer nos iba ayudar. Era cierto, ese chico guapo, musculoso, de pelo castaño, ojos amables y labios suculentos nos quitó las cadenas que nos ataban a la pared abriendo sus grilletes con una llave antigua, cargó a mi hermana que estaba demasiado débil para bajarse por sí sola y admito qué la envidié un poco, no puedo evitar mi molestía al no ser el centro de atención ante un chico así. Pero algo me preocupa von Marian, de su cuello una herida recientemente abierta se desangra sin parar. Marian tiene una palidez mortal, me siento angustiada al no saber que le sucede.
El chico apuesto la deja en el suelo junto a mí, y cuando nos disponemos a salir dos sombras a velocidad inhumana empujan al chico fuertemente hacia la oscuridad. Aunque me cueste admitirlo, siento que por primera vez en mi vida, tengo miedo

Marian:
Un fuerte ruido me despertó de mi estado letárgico, me siento muy débil. Cuando miro a mi hermana puedo ver que tiene los ojos muy abiertos y evidentemente esta asustada, al mirar en la dirección de su mirada puedo ver dos sombras que se acercan a nosotras. Instintivamente nos corremos hacia atrás y ellos siguen caminando en nuestra dirección y entran en un az de luz solar, entonces, me quedé paralizada.

Justo delante de mí estaban dos chicos extremadamente bellos. El que se encontraba directamente en frente de mí, era en mi opinión, mucho más guapo que se encontraba a su lado. Su piel era tan pálida que parecía un muerto, con unos ojos se puede decir no muy característicos de los escoceses, eran demasiado achinados y grises con la similitud a los ojos de un cervatillo .Sus labios eran como un manjar, el labio inferior era demasiado carnoso comparado con el pequeño labio superior y tenía un lunar justo debajo de este. Era alto, musculoso y extremadamente sexy.
El otro era un poco más bajo y menos musculoso, pero eso no le quitaba su belleza. Su cabello era igual que el del otro, negro como la noche .Sus ojos eran achinados pero un poco menos que los de su compañero y eran de color azul con vetas grisáceas. Su piel también era extremadamente pálida y sus labios eran rosados y con una similitud a la forma de un corazón.
Me levanté y dije con voz autoritaria

- ¿Qué rayos quieren de nosotras?

El que estaba frente a mí sonrió petulante e indiferente. Entonces el que estaba a su lado, el cual parecía más educado dijo.

-Tranquila no les haremos daño.
De repente una voz desde el fondo de la oscuridad gritó:

- ¡¡¡NO LES CREAN, OS MATARAN ¡¡¡

El que acababa de hablar miró al que estaba enfrente de mí y le hizo una señal .Entonces este desapareció y después de unos segundos se oyó el sonido de un golpe, luego el chico volvió a la velocidad de un rayo. Yo seguía de pie de manera desafiante, y el que recién había regresado solo miraba mi cuello ensangrentado además de mi cuerpo semidesnudo, el otro se dio cuenta.

- Duérmela -pronunció

Entonces ese chico que estaba delante de mí me miró fijamente a los ojos y pude sentir como mi cuerpo se adormecía hasta que todo se volvió oscuro.