Elizabeth:
Al fin encuentro a ese maldito ser de las tinieblas.Ya es de noche, pues me ha tomado todo el día encontrarle. En estos momentos está encima de la rama de un árbol enorme contemplando la luna llena y al parecer esperando a alguien.Me descobraré lo de esta mañana.Tomé una pequeña piedra que había en el suelo y la lancé directamente a su cabeza.Me escondí para reír detrás de un arbusto en cuanto oigo su quejido.
- ¡Auch!... Sal, sé que estás ahí... Demoraste mucho en encontrarme.
¡Ay! no tuvo gracia, me descubrió... Salí de mi escondite.- Eres un desgraciado, ¿te pareció gracioso lo que hiciste? - repliqué.
- Bueno, ya te vengaste. El chichón me duele mucho - dijo tocándose la cabeza mientras bajaba del árbol.
- ¿Por qué lo hiciste? - le pregunté y de pronto me tomó en brazos y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba en la cima frondosa del árbol con la luz de la luna reflejándose en nuestros rostros.
- Porque quería hacerte rabiar. - respondió mientras se encogía de hombros y rozaba con sus dedos mis senos sobre la fina tela de mi vestido, logrando erizarme la piel. - Ven, quiero enseñarte algo.
Con el mismo impulso con el que subimos, él me llevó a un pequeño bosque, era precioso, los troncos de los árboles eran de color hueso y las hojas rojo vino, arcianos, supe enseguida. En el centro de la pequeña arboleda había una laguna de aguas cristalinas en la que se reflejaba la luna llena. El lugar era simplemente místico.
- Es hermoso - dije sin aliento.
- A partir de ahora es nuestro. - dijo mordiéndose el labio inferior.
- ¿En serio? - dije mirándolo a sus bellos ojos.
De pronto me sentí mal, en su mirada había amor y yo no sé si lo puedo corresponder... Nunca me he enamorado.
- Ven, vamos a darnos un baño - se desnudó y se metió en la laguna. - ¿No vienes?
Me dedicó una sonrisa tan radiante que no tuve más remedio que corresponderle. Me desnudé y me metí con él. El agua estaba templada, deliciosa.
- Estás tan caliente - me dijo en un susurro ronco acariciándome suavemente con sus dedos como si fuera de cristal. - Me encanta tu calidez.
Se agachó quedando a la altura de mi pecho y me acarició con la nariz la base de mi cuello, en los hombros y en mis senos para luego depositar delicados besos. Me pegué a su cuerpo anhelando su delicioso toque y sentí que sonrió contra mi piel. No entendí mi repentino impulso de estar cerca de él, Christian se incorporó y me abrazó con cariño besándome la cabeza. Nos quedamos así por un momento... Como si fuéramos una pareja de amantes enamorados teniendo una cita prohibida a la luz de la luna. En todas las células de mi cuerpo pude sentir que este momento era especial para él, estar aquí, conmigo, abrazados...solamente viviendo una ilusión, pero de alguna forma me permito disfrutar de ella.
- Mírame - ordenó.
Le miré a los ojos y luego me apoderé de sus labios...
- ¿Quieres hacer el amor? - me preguntó sin casi apartar su boca de la mía.
- Sí - susurré en sus labios.
Mis piernas rodearon sus caderas y salimos de agua. Me acostó en un lecho de hojas rojas, luego comenzó a tocar todo mi cuerpo con sus manos frías y entró dentro de mí suavemente, empezó a moverse lento, muy lento al mismo tiempo que devoraba mis labios con besos intensos, recorrió mi mandíbula con su boca hasta llegar a mi cuello donde lamía y chupaba mi piel.
- Córrete - susurró mientras presionaba uno de mis pechos con su mano izquierda mientras la derecha recorrió todo mi cuerpo hasta llegar a mi clítoris, allí sus dedos empezaron a masajear, era exquisito.
- ¡Ah! ¡Christian! - grité. De un momento a otro su boca cubrió la mía y nuestras lenguas se acariciaron con ardor, yo gemía en su deliciosa boca y cuando el apasionado beso terminó nuestros labios estaban hinchados.
- Córrete para mí, pequeña... - dijo mordiendo delicadamente mi labio inferior y eso fue mi punto culminante, llegué a un clímax arrebatador, para mí solo existíamos él y yo, además de sus provocadoras caricias.
Después de esto, estábamos acostados y en silencio, me encontraba abrazada a él y sus manos recorrían mi espalda.
- ¿Te puedo hacer una pregunta? - dijo con voz suave y sedosa rompiendo así la tranquilidad del ambiente.
- Sí - respondí medio adormilada.
- Sabes lo que yo siento por tí, ahora la pregunta es...¿Tú me amas? - preguntó con un hilo de voz.
Desperté de golpe, me esperaba todo menos eso.
- ¿Qué?
- Responde por favor - me dijo.
Levanté la cabeza de su pecho y lo miré a los ojos.- No. - respondí después de un momento y su mirada se entristeció.
Desperté en la habitación, estaba vestida con un vestido largo de seda fina de color negro. Dado a que estaba cubierta con un montón de mantas, me encontraba empapada en sudor. Bajé de la cama y me dirigí al baño. Christian no estaba por ninguna parte y yo no podía dejar de pensar en lo que sucedió y en su mirada triste. Estaba recostada en la bañera con los ojos cerrados tratando de relajarme cuando oí una voz.- Felicidades - abrí los ojos de golpe y pude ver a la demente de cabello rojo.
- ¿Qué quieres? - respondí sin inmutarme pero alerta.
- Tranquila, no te haré daño, sólo vine a felicitarte. - respondió con una sonrisa de complicidad como si fuéramos colegas o algo así.
- ¿Por? - pregunté con gesto inquisitivo, aunque creo saber la respuesta.
- Sin darte cuenta, le estás causando más daño del que nunca le podría infligir yo, el único mal que podría hacer para dejarlo más muerto de lo que está es matarte a tí, pero tú.... Me has demostrado no ser tan estúpida como tu hermana.
- Rebecca, sin rodeos, habla - le dije impasible.
- En fin, la cuestión es que eres tan malvada - dijo y me miró con admiración - mira que rechazarlo en su lugar favorito del mundo, el que usaba para estar sólo y a donde llevaba sólo a sus cosas especiales... Te llevó allí porque eres especial para él, porque quería hacerte ver su amor y tú le has destrozado las ilusiones y lo has calcinado con sólo una palabra.
¿Qué? ¿Cómo lo sabe? ¿En serio ese era su lugar especial? ¿Me quiere tanto así? De un momento a otro me sentí la peor persona del mundo.- Eso no es cierto, ¿cómo sabes lo que sucedió? - pregunté aunque era obvio.
- Ese es, bueno era su lugar especial, ahora dudo mucho que quiera volver ahí después de lo que le hiciste, ni siquiera llevaba ahí a su hermano, eres la primera persona que va ahí aparte de él, si no me crees preguntale y respondiendo a tu pregunta, estaba ahí, lo ví todo, su cara era todo un poema. - dijo soltando una carcajada maquiavélica y desapareció.
Oh dios, ¿qué fue lo que hice? Pensé dándole un manotazo al agua haciendo que salpicara...Christian...
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Inmortal love (Completo)
VampirePrólogo El mundo está lleno de cosas maravillosas, es nuestra decisión dejarlas ir o descubrirlas y conocerlas para matar la curiosidad. El sentido de la aventura es innato, nace con nosotros y nos dice que apostemos al destino a la primera oportuni...