Marian:
Ni siquiera se que día es hoy, secretamente anoto en un libro de los que me a obsequiado Stefan,lo días se van corriendo. Han pasado sesenta días, los cuales de alguna manera han sido tan encantadores como siniestros. Siguen llegando personas aquí en las noches, las cuales nunca regresan. Lo más probable es que sean asecinadas para obteber su sangre, pero es demasiado malvado arrebar vidas como si se tratase de morder una manzana.
Lo he decidido, la curiosidad mato al gato, solo espero que no me termine pasando lo mismo. Falta poco para la cena, a estas horas comienzan a entrar las personas, hací que me escabullo en silencio para no ser descubierta. Jasper dirijía a las diez personas que caminaban tomando fotos por el lugar, llebandolos hasta la puerta de las masmorras. Fue el lugar dende nos dejaron cuando llegamos.
Un mal presentimiento me inundo el pecho, me escondí sin ser vista en un barril que se encontraba en el lugar. Tenía un pequeño agujero y podía observar todo lo que ocurría allí. Jasper toco una campana y como por arte de magia ellos aparecieron.
-Coloquense los grilletes- ordenó Stefan.
Las personas se comportaron como zombis, caminando lentamente y acatando la orden dictada.
Me aterré la esxena fue tan grotesca que no pude evitar taparme los ojos, estaban devorando a aqiellas personas. Los gritos desesperados eran insoportables, miles de lágrimas no dejaban de correr por mis mejillas. Esas personas estaban siendo asecinadas brutalmente y solo para que ellos obtuvieran su sangre.
-Coloca los tazones Jasper, asegurate de que no queden vivos, sabes lo que tienes si pasa- Christian posaba sin importarle nada.
Creí que se marchaban del lugar, pero fue totalmente impactante ver a Christian acercarse al barril. Estaba temblando, llorababa, incluso estaba a punto de hiperventilar.
-¡Las chicas nos esperan!-el gritó de Stefan me salvó por muy poco, creí que me encontrarían.
Espere varios minutos y cuando me llene de valor para salir, la cara estupefacta de Jasper era todo un poema. Sabía que no debía haber presenciado aquello, el olor a sangre era repugnate en aquel lugar, las arcadas me tenían exausta.
-¿Porque estas aquí?- se acerco a mi totalmente angustiado.
-Tenemos que ayudarles- aquellas personas estaban desangrandose, mientras muchos daban sus últimos suspiros.
-¡Estas loca! Ve a tu habitación y olvida lo que has visto por tu propio bien Marian- tomo mi brazo guiandone por un pasadizo que estaba ente las paredes.
Entre las montañas de luces y la oscuridad dem estrecho pasillo sentía que iba a colapsar. Bajamos miles de escaleras, mi pie fallo en un escalon y termibe siendo llebada en los brazos de Jasper.
-¿Porqué los ayudas?- le pregunte.
-Les debo la vida- su respuesta fue demasiado cortante, faltaba algo.
-Eso no te da derecho a quitar otras- me bajo de golpe de sus brazos dejandome en el suelo y abriendo nuevamente otra puerta secreta entre los muros.
La luz hizo que me tapara rápidamente la cara, mis ojos se habían adaptado a aquella oscuridad.
-Marian detras del roble que esta en el centro del árbol hay margaritas, tomalas y mantenlas contigo, Stefan no podra leer tus pensamientos- aquellos ladrillos se cerraron dejanodme con las ganas de agradecerle.
Busque exactamente donde me dijo y vingo una muy pequeña cantidad de margaritas estaban ocultas entre varios yerbajos. Agarre algunas y coloque dentro de mi escote estas, para que no fuesen visibles.
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Inmortal love (Completo)
VampirePrólogo El mundo está lleno de cosas maravillosas, es nuestra decisión dejarlas ir o descubrirlas y conocerlas para matar la curiosidad. El sentido de la aventura es innato, nace con nosotros y nos dice que apostemos al destino a la primera oportuni...