Elizabeth:
Realmente no comprendo mi estado sentimental en estos momentos. Sé que siento algo por Jasper pero Christian es el que me atrae física y sexualmente. Mientras más lo pienso, más confundida estoy. Amo tener sexo con mi cruel y malvado vampirito pero también me encanta la forma de ser del adorable Jasper.
De pronto un ruido me saca de mis pensamientos y me doy cuenta de que los grandes ventanales del balcón están abiertos. Me levanto dudosa de la cama, pues mi instinto me dice que no es Christian.
-Aún conserva buenos gustos - en cuanto volteo puedo verle, es una chica con cabellos rojos casi naranjas que ha aparecido en frente de mí de manera fantasmagórica. Tengo la ligera impresión de que también es un vampiro, pues tiene una palidez mortal.
-¿Por qué tú? Sólo eres una humana corriente, una chica común, lo único que yo quería era que me amara, pero me usó sin compasión y cuando se cansó, se deshizo de mí. Ahora ambos morirán, él por darte lo que debió ser mío y tú por el simple hecho de existir. - La muy loca me agarró fuertemente del cuello y me lanzó contra el espejo de la cómoda situada junto a la cama.
-Eres una desgraciada...te aprovechas de tu fuerza sobrenatural para lastimarme - Casi no puedo hablar, me he encajado millares de cristales en varias partes del cuerpo y es demasiado doloroso.
-Morirás en mis manos -En cuanto dice esas palabras vuelve a agarrarme del cuello, pero esta vez para lanzarme del balcón.
Puedo sentir el aire que recorre mi cuerpo mientras caigo. Veo que el balcón del cuarto se hace cada vez más lejano. Entonces un ave inmensa llama mi atención, era negra y el sol centelleaba en algunas de sus plumas arrancándoles destellos arcoiris.
Ese magnífico ser me agarró entre sus garras, mientras vuela en círculos hasta llegar al suelo, parece un cuervo, sin embargo es demasiado grande y sus ojos son como brillantes estrellas azules. Estoy demasiado lastimada y mi cuerpo sangra por todas partes, los vidrios encajados en mi piel causan un dolor insoportable.
- ¿Christian? - susurro con un hilo de voz, sé que es él, esos ojos son los mismos que me miran posesivos mientras me hace el amor.
De pronto el ave me rodea con sus enormes alas, son suaves, protectoras... casi amorosas. Clavó sus enormes ojos en los míos, estaban temerosos, rabiosos. Me sentía muy débil y somnolienta, y de pronto me dormí.
Al despertarme me encontraba en la habitación de Christian. Me dolía todo el cuerpo, levanté los brazos y ví que tenía diminutos cortes, eran muchos. Me incorporé en la cama con una mueca de dolor, todo mi cuerpo estaba lleno de ellos. Cogí un pequeño espejo que había en la mesilla de noche y me miré el rostro, no tenía muchos en él, sólo tenía dos pequeños cortes en la mejilla derecha y uno en la línea de la mandíbula en la parte izquierda, por suerte todos eran pequeños y poco profundos, lo cual indicaba que no dejarían cicatrices. Me levanté y miré hacia el balcón, las grandes ventanas estaban cerradas y mientras pensaba en lo sucedido alguien me abrazó por detrás.
- ¿Cómo te sientes? - murmuró en mi oído y casi inconscientemente sonreí.
- Dolorida - y me volví hacia él.
Christian pasó sus largos y fríos dedos por mi rostro y luego posó sus labios en una de mis diminutas heridas.
- Yo sé como hacer que te sientas mejor....
- ¿Cómo? - pregunté jadeando mientas me besaba los cortes del cuello.
- Acuestate - me ordenó y me quitó el vestido de un tirón.
Ya acostada, él se arrodilló en la punta opuesta de la cama y tomó uno de mis pies en sus manos llevándoselo a la boca. Empezó a besar mi empeine recorriendo minuciosamente todos los cortes con sus labios, ascendió por mis piernas y por los muslos besando también la cara interior de estos dejando marcas rosas. Yo gemía, tenía los ojos cerrados y la boca abierta, él seguía en su afanosa labor y lamía mi vientre, el dolor punzante y delicioso de mi entrepierna me recordaba que no besó mi sexo, pero eso ahora no me importa. Tomó uno de mis pechos en una de sus manos y lo empezó a masajear mientras me chupaba el otro y daba lentos lametones a mi pezón, luego le concedió toda su atención al que masajeaba anteriormente y realizó la misma operación.
- Volteate - murmuró en mi oído con voz ronca y la respiración entrecortada.
Hice lo que me ordenó y cuando se posicionó tras de mí comenzó a besar mi nuca y mi espalda al mismo tiempo que sus manos toqueteaban mi trasero. Mi excitación crecía cada vez más, estaba ansiosa por tenerlo dentro de mí, sus manos recorrieron mis caderas y mi pelvis hasta llegar a mi sexo, cuando sus dedos helados rozaron mi clítoris solté un pequeño grito, él me lamió el lóbulo de la oreja mientras dos de sus dedos entraban y salían de adentro de mí.
- ¿Quieres que te haga el amor? - me preguntó presionando su erección escandalosamente grande a mi trasero.
- Conoces muy bien la respuesta - respondí con voz entrecortada perdida en sus dedos que me penetraban muy lentamente.
- Ahora entiendo cuál es tu problema... Estás acostumbrada a que todos te consientan, incluyéndome yo mismo en la lista. - dijo y dejó un reguero de besos en mi hombro.
- Bueno ¿me harás el amor o no? - dije, ya no aguantaba más, quería que me hiciera suya...Ahora.
- Creo que no me apetece - dijo y se apartó de mí.
- ¿Qué? - pregunté incrédula y lo miré.
- Lo que oíste, ahora si me disculpas - diciendo esto desapareció.
- Christian....¡Vuelve ahora mismo!...¡¡¡Christian!!! - grité exasperada, ese maldito desgraciado me había dejado con las ganas. - Cuando te vea te arrancaré la cabeza, hijo de....
- Ni se te ocurra ofender a mi madre - sentí su voz en mi mente - y...¿cuál de las dos cabezas me vas a arrancar?
- Ah, porque me estás oyendo...¡¡Vuelve aquí mal nacido!! Y respondiendo a tu pregunta te arrancaré las dos. - respondí gritando, estaba furiosa.
- Ay cálmate ya, si me matas ¿quién te hará el amor? - volvió a hablar el muy capullo.
- Jasper - dije con malicia.
- No metas al criado en nuestros malentendidos amorosos - gruñó.
- ¿Dónde estás, eh momia? - dije entornando los ojos aunque no podía verme.
- En alguna parte del castillo, ¿me quieres atrapar? Ven a buscarme. Adiós.
- ¿Christian? .... ¡¡¡Uf!!! - me levanté y me puse un vestido, para el caso, es como si fuera desnuda, todos son así...seguro que es cosa de Tutankamón segundo. Salí del cuarto y empecé a buscarlo por todo el maldito castillo.
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Inmortal love (Completo)
VampirePrólogo El mundo está lleno de cosas maravillosas, es nuestra decisión dejarlas ir o descubrirlas y conocerlas para matar la curiosidad. El sentido de la aventura es innato, nace con nosotros y nos dice que apostemos al destino a la primera oportuni...