Luego de un año de la muerte de Maeve, Spencer conoce a alguien especial en la biblioteca, con ojos y palabras cautivadoras. La química surge de inmediato pero, ¿podrá el joven genio superar sus miedos y traumas del pasado para volver a enamorarse?
...
Entonces, Aaron Hotchner no pudo contener una sonrisa de triunfo.
Esa sola sonrisa, esa sola expresión, hizo que todos los presentes voltearan a verlo en busca de respuestas. ¿Qué sabía él, que ellos no, sobre esta situación? Sin embargo, las respuestas a sus preguntas tendrían que esperar, puesto que unos segundos después de que el jefe de unidad demostrara que estaba implicado de alguna forma en la situación, Reid cruzó la puerta con un paso nervioso.
El genio levantó la mirada hacia sus compañeros, que últimamente lo miraban más de lo que estaba acostumbrado, y dijo:
— Lo único que les pido, es que no la incomoden hoy en la noche.— Advirtió con tono serio.
— Oh Reid, en serio, ¿por qué haríamos algo así? Te estás poniendo paranoico — contestó Morgan rodando los ojos.
— Bueno, no lo sé, quizá porque desde que saben que existe no paran de hacer preguntas sobre ella, quizá porque hoy no paraban de mirarnos mientras conversábamos, quizá porque García está con su computadora ahora mismo, seguramente buscando información sobre ella, cosa que no debería estar haciendo. — dijo volteando a ver a la aludida con ojos entrecerrados, que ya se encontraba tecleando en su computadora lo más disimuladamente que podía.
— Eh... No... Estoy mirando los archivos del caso... — se defendió cerrando todo en su computadora y bajando la tapa, acción que hizo que todos la miraran como diciendo ¿En serio? — Ya, ya, quizá sí busqué un poco, ¡pero es solo porque me preocupo por Reid! Uno nunca sabe, ¿y qué si era una asesina serial? — Argumentó para justificar su curiosidad.
— ¡García! ¡Eso es invadir su privacidad! — La regaño Spencer.
— Es cierto, no deberías haberlo hecho... — acotó Kate — Pero..., ya que ya lo hiciste, ¿qué encontraste? — preguntó en un susurro que fue completamente audible para todos, lo que hizo que Reid se llevara una mano a la cara y pusiera una mueca de resignación.
— Bueno, como dice el dicho "Dios los cría y ellos se juntan". Anabela López nació en Argentina, pero ganó una beca para estudiar Lingüística y Literatura en la Universidad de Tokio, y luego realizó un máster en Lingüística Aplicada en la Universidad de Beijing, en la que también fue becada. No contenta con eso, ganó otra beca para estudiar un doctorado aquí debido a sus excelentes calificaciones y sus conocimientos de idiomas, entre los que podemos contar el japonés, el chino, y el francés, además del inglés y el español, claro. Y por si eso fuera poco, parece que dibuja y escribe novelas en una página llamada Wattpad detrás de un pseudónimo(*). ¡Esta chica hace de todo! ¡Es como una versión femenina de Reid! — comentó emocionada, sin notar como al aludido le brillaban los ojos de admiración, al poder escuchar algo más sobre la chica que lo tenía, sin que él quisiera admitirlo, embobado.
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La tarde pasó rápidamente y, para cuando quisieron darse cuenta, todos habían terminado el papeleo y se encontraban dirigiéndose a la morada de Rossi. Spencer le envió un mensaje a Annie, preguntándole si quería que la pasara a buscar, ya que quedaba algo lejos. Ella contestó que no era necesario, puesto que una amiga que había hecho en la universidad, y que vivía por esa zona, se había ofrecido a llevarla. Contento que de se estuviera adaptando bien a la ciudad, no insistió y se dirigió directamente al lugar de la reunión. Una vez allí, ayudó a sus amigos a poner la mesa y se dispuso ayudar también al dueño de la casa con la cena, quien lo echó de la cocina luego de ver como intentaba partir unos espaguetis para echarlos a la olla.
