Parte 9 - Dulces sueños

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Mil perdones por la tardanza 😓 la uni me tiene muy ocupada...

Espero que les guste el capítulo y si llegaron hasta acá regáleme un voto y un comentario, diciéndome que les va pareciendo la historia ☺️

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La imagen de un cuerpo ensangrentado yaciendo en el suelo volvió a aparecer en la mente de Spencer en ese momento, y la única emoción que pudo sentir fue el miedo.

Quería moverse, pero su cuerpo se encontraba paralizado. ¿Cuál era el mejor curso de acción a seguir en este momento? Intentó recordar qué era lo que había hecho la última vez, pero la última vez había terminado en tragedia. ¿Debería hacer todo lo contrario? ¿Y si terminaba peor? ¿Y qué podría ser peor que tener que abrazar un cuerpo frío e inerte otra vez? Un paso, un movimiento, una palabra en falso y ella dejaría de respirar para siempre. Nunca, nunca, nunca se había encontrado tan paralizado en una situación similar, y eso que había vivido demasiadas. Pero no como esta, no con una persona lo suficientemente importante para él tan cerca de una pistola, por muy egoísta que sonara eso. No, esta era apenas la segunda vez, y toda la confianza que tenía para resolverla se había desvanecido luego de los desastrosos resultados de la primera. El flujo de sus pensamientos, que se corría por su mente a una increíble velocidad, se vio interrumpido por la voz de uno de los hombres que sostenía a Annie por el brazo:

- Muy bien todos, hagan lo que decimos y nadie saldrá herido. Van a levantarse lentamente de la mesa. - Ordenó, a lo que todos obedecieron. Lo mejor en una situación así sería mantener la calma. Los ladrones eran solo tres, pero estaban todos armados y la mayoría de ellos había bebido demasiado como para poder apuntar, además del peligroso hecho de que la muchacha podría quedar en la línea de tiro. - Eso es, ahora tú, bonita. Ten esto. - dijo entregándole un conjunto de cuerdas. - Quiero que los ates a todos muy bien. - Dijo el bandido. Ante estas palabras, la muchacha tembló. Si los ataba, ¿cómo saldrían de esta? Se preguntó. Preocupada, volvió la mirada a Spencer, que asintió. Ella lo entendió, desobedecerlos era peor, pero, aun así, este mal presentimiento...

Con manos temblorosas y un nudo en la garganta, tomó las cuerdas y comenzó a caminar hacia el equipo de la UAC, cuando un recuerdo vino a su mente. Ella cruzó miradas con todos antes de comenzar a atar sus manos detrás de su espalda, dejando a Spencer para el final, esperando que la patética idea hollywoodense que se le acaba de ocurrir funcionara. Cuando llegó hasta él, dudó. ¿Y si solo empeoraba la situación? Sin embargo, debía hacer algo, nada garantizaba que los ladrones cumplieran su palabra y todos salieran ilesos de esa situación.

Cuando terminó, sus manos quedaron vacías, pues la última cuerda había sido gastada en el joven que había conocido apenas dos semanas antes, y que, sin embargo, estaba dispuesta a arriesgar su vida por salvar. ¿Por qué? Ni ella lo sabía. Lo único que era capaz de entender era que nunca había conocido a nadie como él. Nadie que la escuchara con la misma paciencia, nadie que pudiera seguirle el ritmo en una conversación, nadie con quien sintiera que podía hablar absolutamente de cualquier cosa, nadie que la mirara de la misma manera. Nadie con esa calidez en las manos que no quería dejar de sentir.

Cruzó miradas con el genio una vez más y luego giró su cabeza en dirección a los delincuentes y se levantó del suelo, donde había atado a sus nuevos amigos, con la esperanza de que esta no fuera la última vez que los viera. Algo olía mal, y pudo corroborarlo cuando vio la sádica sonrisa del que parecía ser el jefe del grupo criminal. Claro, no había cuerda para atarla a ella, y no había cuerda para atarla a ella por no era necesario.

- Ustedes dos, comiencen a registrar la casa, tomen todo lo valioso. - ordenó a sus camaradas. - En cuanto a tí, ven conmigo a la otra habitación. - Pronunció lascivamente, dirigiéndose a Annie, que sintió un escalofrío recorrer su espalda. Este tipo iba a... - Oh, no tengas miedo, me gustan más frías, así que tú no sentirás nada. - Agregó riendo, al ver su expresión. Genial, no solo la iban a violar, sino que la iban a asesinar, y no estaba segura de si prefería el orden que se le había impuesto, o si prefería vivir un poco más para ver si tendría alguna posibilidad de salir de esta. Probablemente no, probablemente todo se acabaría aquí. Pero puede que esa no fuera la suerte de los demás, así que se atrevió a pedir, aceptando su destino:
- ¿Pu... Puedo decirles algo a mis amigos antes...? Te prometo que no intentaré nada. Solo... Por favor... - dijo soltando una lágrima.

Miedo (Spencer Reid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora