Parte 21

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Leer aclaración del final, hay regalito para compensar el retraso UwU

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El apartamento quedó en un tenso silencio después de que Annie se retirara. Spencer y su padre se miraron por un instante, cada uno evaluando la situación a su manera. Finalmente, Spencer rompió el silencio con una pregunta cargada de preocupación:

—¿Hotch te contó sobre el caso de las chicas desaparecidas?

El padre de Annie frunció el ceño, visiblemente incómodo por la pregunta. — No, no fue él quien me lo dijo. - Respondió con evasividad. El hombre suspiró y ambos se miraron con una mezcla de desconfianza y recelo. La mirada no duró demasiado. El hombre salió rápidamente del apartamento, sin decir nada, y fue a tocar la puerta del que pertenecía a su hija. 

Spencer no quedó satisfecho con la respuesta, pero antes de que pudiera preguntar nada, vio cómo el hombre le daba la espalda y se salía. Se quedó desconcertado por un segundo, pero luego lo siguió.

Toc, toc. Tocó el hombre la puerta, esperando una respuesta. Nada. Pero se escuchaban los pasos e incluso la respiración llena de enojo en el interior. La muchacha, hecha una furia, caminaba de un lado a otro. Se vestía, guardaba sus cosas en el bolso, apoyaba y cambiaba cosas de lugar bruscamente, como si el daño y violencia con la que trataba a los objetos pudiera servir de consuelo para reprimir el enojo interno que no podía descargar con el hombre del otro lado de la puerta. Toc, toc. Volvió a escuchar. Tenía su celular en la mano en ese momento, y levantó el brazo para estrellarlo contra la puerta, pero llegó a pensar en el último segundo, que eso no serviría de nada. Annie... perdón... solo estaba pensando que es muy peligroso que vayas sola a la universidad... te puedo llevar, si querés... Dijo su padre en español. Ella estuvo a medio segundo de gritarle, pero trató de respirar profundo y decir un simple: "no", como respuesta. Lo suficientemente fuerte como para que se escuchara, lo suficientemente bajo como para que sus vecinos no se enojaran con ella. 

Del otro lado, Spencer veía la escena. El genio no sabía realmente qué sentir. Odiaba que este hombre estuviera molestando a Annie, y la hiciera sentir así. Odiaba la idea de que él la hubiera abandonado. Y por sobre todo odiaba el hecho de que le recordaba a su propio padre. Sin embargo, un parte de él también sintió algo de lástima. Si algo había aprendido en diez años trabajando en la Unidad de Análisis de Conducta del FBI, era a reconocer y analizar expresiones faciales. Para ser un padre que no se interesó por su hija incluso desde antes que ella naciera, ¿por qué su cara mostraba una desesperación que parecía tan genuina? 

Finalmente, rendido, el padre de Annie bajó la cabeza y comenzó a caminar hacia el ascensor. Una vez adentro, y antes de que se cerraran las puertas, él miró a Spencer, casi como suplicando. Pero ¿qué podía hacer él? Es más, ¿debía hacer algo? Las puertas del aparato se cerraron, y otras se abrieron. Annie espió rápidamente por la rendija de la puerta para confirmar si había escuchado correctamente, y así era. La presencia del hombre que odiaba se había desvanecido por fin del lugar, y ella soltó un suspiro. Luego la chica miró a Spencer, quien inmediatamente se tensó al sentir sus ojos encima. No era una mirada fría, pero tampoco llena de amo. Sus ojos desprendían, más bien, angustia. Ninguno de los dos supo si debería haberse acercado al otro en ese momento, pero ella terminó hablando primero:

— Yo... Lo siento, por lo de ese tipo... — tragó saliva — No es tu culpa, nada de esto, y no estoy enojada contigo ni nada... A pesar de lo que él hizo, te quiero. Y quiero que sigamos juntos... ¿Eso está bien?

Reid sonrió. — Claro que está bien, ya me estabas asustando. Creí que ibas a dejarme o algo. — Dio dos pasos, pero ella levantó una mano, en señal de alto. 

Miedo (Spencer Reid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora