Miedo (Spencer Reid)

Parte 19

Todo está solo en mi imaginación, me estoy poniendo paranoica, se dijo a sí misma, un segundo antes de sentir el tacto una mano en su hombro.

Así como había ocurrido la última vez que sintió que su vida peligraba (y no había sido hace demasiado tiempo), ella no pudo siquiera moverse, solo soltar un pequeño y casi imperceptible chillido, porque era ese tipo de persona. Era el tipo de persona que cuando se asustaba no gritaba, ni hacía el más mínimo movimiento brusco. No, lo único que podía hacer era contener la respiración y tensar todos y cada uno de sus músculos.  Date la vuelta, pensaba. Dale un puñetazo, algo, reaccioná, movete. Pero no podía, y de repente sintió cómo su cuerpo empezaba a temblar. ¿Cuántos milisegundos habían pasado? ¿Cómo el tiempo se podía sentir tan lento? Solo en el momento en el que sintió la voz a sus espaldas recuperó el control sobre su propio cuerpo, y fue capaz de voltearse con un puño en alto, dispuesta a defenderse de quien sea que estuviera ahí. 

- ¿Annie? ¿Estás bien?

Sin embargo, en lugar de enfrentarse a un peligro inminente, Annie se encontró con la cálida mirada de Spencer. La sorpresa se reflejó en sus ojos mientras finalmente dejaba escapar el aire contenido en sus pulmones. Un torrente de emociones se desató dentro de ella: alivio, alegría y, al mismo tiempo, una pequeña vergüenza por su reacción exagerada. No supo muy bien qué hacer y simplemente se abrazó a él.

El genio, por su parte, un poco desconcertado, la abrazó fuertemente y repitió la pregunta:

- Annie, ¿estás bien? ¿Qué ocurre? - dijo acariciando su cabello.

- Yo... lo siento, qué tonta... Casi te golpeo... - Se disculpó ella, tratando de recuperar la compostura. 

- Lo notamos, ¿quién diría que ya están teniendo peleas de pareja? - Sonó una voz a las espaldas de Spencer. Annie levantó la cabeza y vio allí parado a Morgan y al resto del equipo, bastante sorprendidos por su reacción. Justo cuando estaba empezando a calmarse, sintió todo el peso de la vergüenza caer sobre ella, y los colores de su cara comenzaron a volverse cada vez más saturados. 

- No le hagas caso. - Spencer suspiró. - ¿Qué ocurrió para que te pusieras así? ¿Te pasó algo en la universidad? ¿Alguien te molestó? - Inquirió su novio, imaginando todos los escenarios posibles. Al menos yo no soy la única que piensa demasiado, se dijo a sí misma Annie. Sin embargo, antes de que pudiera dar una respuesta, fue interrumpida nuevamente. 

- Spence, déjala respirar un momento. Es claro que pasó algo, pero todavía está algo alterada. ¿No quieres sentarte un momento, y tomar un vaso de agua primero? Te ayudará a calmarte. - dijo comprensiva y amablemente JJ. En ese momento, la chica notó que, efectivamente, su garganta se había secado debido a la respiración agitada. Llevando instintivamente su mano al pecho, notó cómo los latidos de su corazón se habían acelerado, y solo pudo atinar a aceptar la oferta. 

Unos minutos más tarde, ya más calmada y sintiéndose segura, Annie comenzó a explicar lo que la había llevado a asustarse así. Spencer y su equipo la escuchaban atentamente, sin subestimar ninguna de sus palabras.

- La verdad es que seguramente no sea nada, hay miles de razones por las que ellas pueden haber faltado, y Lucy no tiene por qué contestar inmediatamente el teléfono... Es solo que, no lo sé... La conozco desde hace poco, pero cada vez que le envío un mensaje, incluso si es para contarle alguna tontería, ella responde al segundo. Tiene el celular siempre encima... Y cuando venía caminando... Sonará tonto, pero tuve una sensación desagradable, como si alguien mi mirara - dijo bajando la cabeza, con algo de vergüenza. - Nunca me pasó esto, no sé, quizás solo soy paranoica. - Finalizó, intentando restarle importancia a lo que sentía.