Parte 24

1.1K 77 0
                                    


― Meses atrás yo... recibí la noticia de que Isabel falleció de una enfermedad... Dudé sobre si debía acercarme o no, pero, el evento decisivo fue una foto que me llegó solo unos días después... Una foto en la que ese hombre se mostraba a sí mismo enfrente del edificio donde Annie vivía. Casi me dio un infarto al ver eso y yo... impulsivamente fui a verla. No supe bien cómo hablarle, pero de alguna forma logré convencerla para que viniera a vivir aquí. Creí que estaría más segura aquí, que ese... monstruo tardaría en volver a encontrarla, y que eso me daría tiempo para encontrarlo antes que él a ella... pero... pero... hace un par de horas recibí... ― su voz se quebró, y entonces, por primera vez, Spencer notó que el hombre había tenido todo el tiempo en su mano un papel, semejante a una carta, que apretaba con fuerza ― recibí esta carta. ― dijo, finalmente alcanzándosela a Spencer, quien casi vomita al leer su contenido:

"Querido amigo,

Imagino que mi reaparición en tu vida debe ser un desagradable recordatorio de tus errores pretéritos. Es fascinante observar cómo los recuerdos y los fantasmas del pasado regresan para atormentarnos, ¿no lo crees?

En cuanto a tu intento infructuoso de esconder a la joven Annie, ¿realmente pensaste que tu protección bastaría para mantenerla alejada de mi alcance? Es adorable cuánto me subestimas. Me divierte mucho tu inocencia, pero es tiempo de despertar de ese sueño.

Por otro lado, permíteme presentarte mis condolencias por la repentina pérdida de Isabel. Una mujer interesante, aunque tuvimos nuestras diferencias. Me hubiera gustado despedirme de ella. Pero, ¿a quién le importan las muñecas rotas del pasado cuando el presente ofrece una oportunidad tan emocionante?

Annie está en buenas manos, las mías. No deberías perder el sueño preocupándote por ella. Te aconsejo que te centres en tareas más productivas, como alimentar a los pájaros o sentarte a tomar fresco debajo de un viejo roble.

Intentar contactar a la policía sería un error. Imagina lo aburrido que sería si ellos se interpusieran en nuestro juego. Tú me entiendes, ¿no es así? Disfrutemos esta danza privada entre dos antiguos conocidos.

Con cariño, tu atento colega, Christopher."

Spencer sintió un nudo en el estómago mientras las palabras grabadas en la carta retumbaban en su mente. No era la típica misiva de secuestro, no había solicitud alguna, ninguna exigencia por la libertad de Annie. Eso lo inquietaba profundamente. El frío cinismo impregnado en cada palabra sugería algo más oscuro, algo a lo que le costaba dar forma.

Se obligó a leerla una y otra vez, analizando cada giro de frase y cada sutil indicio. A pesar de su malestar, buscaba un indicio, un pequeño detalle que pudiera arrojar luz sobre el paradero de Annie, pero nada se revelaba. La carta era más bien una manifestación de la perversa y retorcida mente de Christopher. No había rastro de una negociación o de algún fin en particular, salvo su retorcida diversión.

Al cabo de varias lecturas, una sensación de inquietud se filtró en sus pensamientos. Había algo fuera de lugar en esa carta, algo que le producía una sensación incómoda. Spencer se permitió tomar un respiro y buscar una perspectiva diferente. Trataba de descifrar la clave oculta entre líneas, pero su mente se encontraba demasiado turbada por la angustia para analizarla correctamente. 

Volvió su mirada al padre de Annie, cuya historia resonaba en su mente. La relación entre Christopher y el padre de Annie, las conexiones con el pasado y el eventual reencuentro con la chica en Estados Unidos, todo comenzaba a adquirir un tenue sentido en su mente.

―Hay algo en esta carta que no cuadra del todo ―susurró Spencer, tratando de poner orden en su mente.

El padre de Annie, sentado en el sofá con los ojos enrojecidos por el llanto y la desesperación, levantó la mirada.

Miedo (Spencer Reid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora