Parte 23

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― Sé quién lo hizo... ― dijo, y en ese momento, su voz temblorosa se perdió en el abismo de sus propios pensamientos.

Spencer y García se quedaron helados al escuchar esas palabras. El impacto de la declaración del padre de Annie resonaba en el aire, llenando la habitación con una sensación abrumadora de tensión.

El hombre frente a ellos, que apenas momentos antes parecía estar en la peor pesadilla de su vida, ahora parecía haber envejecido veinte años en tan solo cinco segundos. Su rostro se volvió pálido y demacrado, como si le hubiera caído encima una gran carga y... ¿culpa? Sus ojos perdieron brillo, y sus piernas parecían incapaces de sostener su propio peso.

Spencer y García, guiados por la preocupación y el instinto, actuaron de inmediato. Ambos se precipitaron hacia el hombre que se tambaleaba y, con dificultad, lo sostuvieron antes de que cayera al suelo. Lo llevaron a un sillón cercano, donde se dejó caer con un suspiro entrecortado.

El hombre parecía haber sido drenado de toda energía, como si la revelación que había compartido le hubiera robado la última pizca de vitalidad. Estaba inmóvil, con la mirada perdida en la distancia, como si estuviera reviviendo los eventos que lo habían llevado a pronunciar esas palabras.

Spencer, aunque aún confundido y preocupado por Annie, se sentó a su lado y dijo con voz suave:

― Por favor, explíquenos. ¿Qué quiere decir con que sabe quién lo hizo? ¡¿Quién?!

El padre de Annie pareció despertar de su trance momentáneamente. Su mirada se enfocó en Spencer, y sus labios temblaron mientras intentaba hablar.

― Es... es una persona muy poderosa, con conexiones que llegan a los lugares más oscuros. No debería haberme acercado a esta verdad. Pero ahora... no sé qué más hacer. Annie... Annie está en peligro. ― Sus palabras fueron entrecortadas por la angustia y el miedo que lo atenazaban.

Spencer y García intercambiaron miradas preocupadas. Estaban en medio de un misterio cada vez más oscuro, y la seguridad de Annie estaba en juego. Debían seguir adelante, encontrar respuestas y, sobre todo, proteger a la joven que se había convertido en el centro de este enigma.

― Necesito que entiendan que lo que les voy a contar es un oscuro capítulo de mi vida que creí que había dejado atrás para siempre ― comenzó con la voz temblorosa, y su mirada perdida en algún punto del horizonte invisible. ― Hace muchos años, cuando vivía en una ciudad diferente, conocí a un hombre llamado Christopher. Éramos jóvenes y compartíamos los mismos sueños de aventura y éxito en la vida. Nos hicimos amigos rápidamente, y durante un tiempo, parecía que nada podría separarnos.

― Mi amistad con él me llevó a conocer a una mujer llamada Isabel, que había venido desde Argentina. Ella era increíblemente hermosa, pero su vida estaba llena de dificultades y desafíos. Con el tiempo, descubrí que Isabel era una de las chicas que Christopher explotaba en su red de pr****tución*. Pero cuando me di cuenta de la verdad, ya era demasiado tarde.

― Una noche, después de una discusión acalorada, me enfrenté a él y lo denuncié a las autoridades. No podía soportar lo que estaba haciendo con esas mujeres, incluida Isabel. Él fue arrestado y condenado a prisión. Sin embargo, eso no cambió el destino de Isabel.

― Después de que Christopher fuera arrestado, ella vino a decirme que estaba embarazada, y yo... yo... no le creí... Pensé que era por conveniencia... que ella solo estaba buscando una forma de quedarse en el país... y comencé a evitarla. Soy un imbécil por hacerlo, lo sé, pero... tienen que entenderme, yo... no sabía qué tan implicada estaba ella con ese hombre todavía... Creí que estaba buscando una forma de extorsionarme... ― En ese momento, el hombre comenzó a llorar nuevamente, como si una profunda herida se reabriera en su pecho.

― Durante mucho tiempo, creí que lo que Isabel había dicho era solo una táctica para ganar mi simpatía y acercarse a mí, pero años después, viendo fotos de una niña en sus redes sociales, me di cuenta de que Isabel tenía una hija de la misma edad que sería mi hija si el embarazo hubiera sido cierto. La niña se parecía mucho a mí, y finalmente entendí que ella nunca me mintió. Pero Isabel no me permitió acercarme. La envió a estudiar al extranjero durante la secundaria, alejándola de mí y evitando cualquier intento de contacto. Y yo... y yo... luego de un par de negativas de ella... no insistí más... No insistí porque me sentí como un intruso en sus vidas, y lo era, de alguna forma. En los últimos meses, no he hecho más que buscar la forma de que Annie me perdone, pero lo cierto es que no insistí en acercarme porque yo mismo creo que lo que hice fue imperdonable... y ahora... ahora me enfrento a la realidad de que tengo una hija que me odia. Y lo peor de todo es que ella está en peligro debido a mis acciones en el pasado. El hombre que la ha secuestrado es el mismo Christopher, el mismo hombre al que denuncié hace años. ― Sus ojos se llenaron de lágrimas al escuchar al terminar de hablar.

Spencer y García escuchaban atentamente, asimilando la trágica historia que se estaba desplegando frente a ellos. Era una situación complicada y dolorosa, pero había algo que no dejaba de resonar en la mente de Spencer:

― ¿Cómo sabe usted que es el mismo hombre? ― preguntó Spencer, con la piel de gallina.

El padre de Annie lo miró a los ojos y continuó con su relato, compartiendo más detalles sobre su pasado y su conexión con Christopher. Mientras hablaba, se veía agotado y devastado por la culpa que había guardado durante años: 

― Meses atrás yo... recibí la noticia de que Isabel falleció de una enfermedad... Dudé sobre si debía acercarme o no, pero, el evento decisivo fue una foto que me llegó solo unos días después... Una foto en la que ese hombre se mostraba a sí mismo enfrente del edificio donde Annie vivía. Casi me dio un infarto al ver eso y yo... impulsivamente fui a verla. No supe bien cómo hablarle, pero de alguna forma logré convencerla para que viniera a vivir aquí. Creí que estaría más segura aquí, que ese... monstruo tardaría en volver a encontrarla, y que eso me daría tiempo para encontrarlo antes que él a ella... pero... pero... hace un par de horas recibí... ― su voz se quebró, y entonces, por primera vez, Spencer notó que el hombre había tenido todo el tiempo en su mano un papel, semejante a una carta, que apretaba con fuerza ― recibí esta carta. ― dijo, finalmente alcanzándosela a Spencer, quien casi vomita al leer su contenido.






Miedo (Spencer Reid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora