— ¿Qué mierda hacés vos acá? — grité llena de rabia — ¡Andate! *
— Anabela, por favor... Escuchá...
— ¿Anabela? Cómo se nota que no me conocés de nada. Nadie me dice así, nadie. ¿Venís acá, de la nada, justo en este momento, cuando no te dignaste a aparecer en 21 años**, a decirme que sos mi papá, justo cuando estoy llorando la muerte de mi mamá? ¿Se puede saber que te pasa? Ni si quiera sabés pronunciar bien mi nombre.
— ¡Yo quisiera! Pero no pude, no tuve la oportunidad...
— ¿Perdón? Sé muy bien qué es lo que hiciste, la dejaste embarazada y te borraste. Ella me lo contó. ¿Eso es mentira? — dije con lágrimas en los ojos. ¿Cómo se le ocurre?
— Yo... Eh... No... Pero... Dejame contarte mi versión..
— No quiero escuchar nada de vos. Ahora andate. Ya bastante tengo con lo que pasó. — El hombre no se movió un centímetro. — ¿Me escuchaste?
— Me dijeron que no tenés donde quedarte... Que estás planeando irte...
— Ah, ¿encima me estás espiando?— Volví a gritar — Sí, para tu información, me quiero ir, me quiero ir porque no soporto estar acá sin ella. ¿Pero a y vos qué te importa?
— No te van a dar la visa... — susurró el hombre
— ¿Y vos qué sabrás? — Me apresuré a responder, sin siquiera pensar.
— Es que si no tenés familiares vivos viviendo acá no te la van a dar... No la dan si consideran que no tenés vínculos suficientes con tu país de origen... — dijo, dejándome atónita...
No supe bien qué responder, "puedo buscar otro lugar" pensé. Pero lo cierto es que estaba en un apuro, ya que la dueña del departamento solo me permitiría quedarme unas semanas más, para no dejarme en la calle. Ella se había enterado de lo que le había pasado a mi mamá y había tenido pena de mí. Al ver que no decía nada, siguió:
— Tengo pensado volver a Estados Unidos en unos meses. Si te reconozco legalmente como mi hija, entonces podrías acceder a otro tipo de visa que... — siguió hablando, pero realmente no quería escucharlo. Sus palabras sonaban como ecos detrás de mis pensamientos
Sentí una ira incontrolabre. ¿Qué me estaba ofreciendo? ¿Ahora quería reconocerme cómo su hija? ¿Ahora? Quería gritarle y echarlo, pero... ¿adonde iba a ir a parar?
— ¿Entonces qué vas a hacer? — preguntó.
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Los ojos de Annie se abrieron de golpe, y se incorporó en la cama de un salto. Su respiración se sintió pesada por un momento. Esto solía pasarle cuando dormía boca arriba. No podría respirar bien y tenía pesadillas. Comenzó a inhalar y exhalar rápidamente, para recuperar el oxígeno que no había logrado absorber antes. La cabeza, que había comenzado a dolerle por culpa de la repentina luz que había llegado a sus ojos, le daba vueltas. Estaba harta de soñar lo mismo, una y otra vez, como si los peores meses de su vida estuvieran condenados a repetirse en su mente eternamente. ¿Cuándo iba a poder olvidar a ese tipo?
— Annie, ¿estás bien? — Escuchó a su lado, y se sobresalto. Cierto, no estaba sola. Se dio vuelta lo más tranquila que pudo y sonrió.
— Buenos días, sí... lo siento, solo fue una pesadilla. — Dijo, tomando su mano, para tranquilizarlo. Él respondió cariñosamente, depositando un beso en su frente. Cuando sus miradas volvieron a encontrarse, sin embargo, Spencer no pudo disimular su preocupación.
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Miedo (Spencer Reid)
FanfictionLuego de un año de la muerte de Maeve, Spencer conoce a alguien especial en la biblioteca, con ojos y palabras cautivadoras. La química surge de inmediato pero, ¿podrá el joven genio superar sus miedos y traumas del pasado para volver a enamorarse? ...