Parte 11

2.5K 170 8
                                    

Entonces, repentinamente, se escuchó un "toc toc" en la puerta, y ambos se alejaron sobresaltados, sin poder evitar pensar "¿Otra vez?"

Incluso en medio del susto, Spencer pudo notar como su compañera se encogía un poco y temblaba ligeramente. Sus manos se apretaron alrededor de las suyas y sus músculos se tensaron, al tiempo que desviaba la mirada hacia la puerta.
Él, por su parte, al recordar los acontecimientos que habían vivido hacía tan solo unas horas, en la casa de Rossi, sintió una punzada en el estómago. Las probabilidades de que algo así ocurriera nuevamente, en tan poco tiempo, eran bajísimas. Él lo sabía, y las estadísticas eran precisamente su fuerte. Sin embargo, no pudo evitar que un irracional miedo se apoderara de él nuevamente, cuando recordó el arma que, la noche anterior, apuntaba a la chica que ahora él tomaba de las manos.

– Annie, yo iré. Tú quédate aquí. – Sugirió, aunque se arrepintió inmediatamente – No, mejor ve a tu habitación o a la cocina, y traba la puerta. – dijo firmemente.

– Spence... ¿En serio crees que...? – comenzó a decir ella, sin poder terminar la frase, que fue cortada por un grito detrás de la puerta.

Por una milésima de segundo, o quizá menos, a ambos se le erizaron los pelos de los brazos, hasta que sus cerebros pudieron salir de la conmoción.
Entonces, reconocieron la voz de la persona que gritaba detrás de la puerta:

– ¡Reid! ¡Annie! ¿Están ahí? – gritaba García, con un tono que denotaba preocupación.

Luego de que sus mentes procesaran el llamado, ambos soltaron un largo suspiro, y se miraron, conteniendo una risita. Pero... ¿qué hacía Penélope García ahí? 

Un poco más tranquilos, pero aun con los rostros del color de un tomate debido a su interrumpido acercamiento de un minuto atrás, se levantaron y fueron a abrir la puerta juntos. Al hacerlo, se encontraron a la técnica informática del equipo de la UAC acompañada por su fornido y apuesto mejor amigo, Derek Morgan, que parecía estar a punto de tirar la puerta, por petición de Penélope. 

- García, Morgan... ¿Qué hacen aquí? - Preguntó Reid, entre avergonzado y sorprendido.

- Pues ¿tú qué crees, genio? Vinimos a buscarte. Tu celular está apagado y Annie no contestaba el suyo, así que García se preocupó e insistió en que vengamos. - explicó, al tiempo que recibía una dura mirada de su compañera, que daba a entender que no era ella la única que estaba preocupada. - Como no te encontramos en tu departamento, asumimos que estarían aquí pero... - se detuvo, para observarlos con atención. - Vaya, parece que interrumpimos algo, par de traviesos. - terminó con una mirada divertida y una risita, provocando que los aludidos, cuyos colores comenzaran a bajar, se ruborizaran nuevamente. 

- No seas imbécil, claro que no. - mintió Spencer, siendo consciente de que sus palabras no eran ciertas. Entonces, sintió repentinamente como algo en su mano izquierda lo apretaba un poco. Era... Oh... Era la mano de Annie, que no había soltado desde que estaban en el sofá sentados. Al darse cuenta de esto, se arrepintió inmediatamente de sus palabras. ¿Debería haber admitido que estaban a punto de besarse? ¿Cómo habría tomado ella que él negara lo que había estado a punto de pasar tan tajantemente? ¿Debería soltar su mano inmediatamente o sostenerla un rato más? ¿Era su imaginación, o hace unos momentos ella había dicho que no le había molestado dormir con él en lo absoluto? Intentó desviar la mirada lo más disimuladamente que pudo. Sin embargo, Morgan notó, muy a pesar de Reid, las manos entrelazadas de ambos. Este hecho hizo que el hombre agrandara aún más su vil y divertida sonrisa, pero, en un atisbo de piedad para con su amigo, no dijo nada sobre eso. En su lugar, se limitó a anunciar:

- Lamento tener que traer malas noticias, pero tenemos un caso, y Hotch dice que es urgente. - comentó, perdiendo su sonrisa y adoptando una expresión seria. 

Miedo (Spencer Reid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora