Capítulo 1

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LA MAÑANA estaba fría y triste, la noche anterior Joanne no pudo dormir, ya que, los aviones alemanes soltaron bombas, destrucción y dolor en la pequeña ciudad de Finchley

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LA MAÑANA estaba fría y triste, la noche anterior Joanne no pudo dormir, ya que, los aviones alemanes soltaron bombas, destrucción y dolor en la pequeña ciudad de Finchley.

Joanne recorría su casa en silencio, observando algunos cuadros y cristales rotos por el impacto de las bombas. Sólo había una fotografía que no tenía el cristal roto, la de sus padres.

— ¡Joanne! ¡Joanne, cariño! — Escuchó la castaña a lo lejos.

Era la amiga de sus padres, Rose, una señora de edad avanzada que siempre estaba al pendiente de la chica.

Joanne se acercó a abrir y en cuanto lo hizo, Rose la abrazó.

— Todo fue tan rápido que no pude venir por ti, ¿Estás bien, tienes alguna herida, te sientes mal? — Le preguntó Rose mientras inspeccionaba que Joanne estuviera bien.

Joanne sonrió.

— Estoy bien Rose, gracias. ¿Tú estás bien?

— Lo estoy mi niña, lo estoy. Pero anda ya, rápido. — Dijo Rose mientras caminaba por la casa.

Joanne la observó con curiosidad. La mujer tomó una bolsa de tela y comenzó a guardar las cosas de Joanne.

— Rose, ¿Qué sucede? — preguntó Joanne mientras la seguía por la casa.

Rose se acercó a Joanne y acarició su mejilla con tristeza.

— Joanne, escúchame con atención. — le dijo Rose mientras acariciaba cada parte del rostro de la chica — No puedes quedarte aquí sola con el peligro que hay afuera, y sé que eres una niña muy fuerte y valiente, por eso vas a enfrentar cada uno de los obstáculos que el mundo te ponga enfrente.

— Por favor, Rose, dime qué está pasando. — Pidió Joanne casi al borde de las lágrimas

— No voy a exponerte a todo este riesgo Joanne, por ello, en unos días tomarás el tren lejos de aquí. Irás a un lugar seguro, fuera de la guerra y la inseguridad. — Le dijo Rose — Tengo un amigo, el Profesor Kirke, te quedarás en su casa hasta que todo esto termine.

Joanne se asustó mucho, el aire en sus pulmones empezó a acabarse y su cuerpo tembló. Ella, aunque estuviera sola, no quería irse, Finchley era su zona de confort. ¿Qué sería de ella si se va?

— Yo no... no puedo... — Joanne quería llorar.

— Claro que puedes, Joanne, estarás bien — Le dijo Rose.

— Rose ya no quiero estar sola — Joanne no se resistió y comenzó a llorar — Por favor déjame quedarme contigo, te prometo que te ayudaré en la cocina, limpiaré mi habitación...

— Joanne, cariño; aunque quisiera, es imposible — Rose le dedicó una mirada compasiva.

Joanne no era de su familia, y en las circunstancias en las que se encontraban, le iba ser difícil llevarse a la chica.

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 - 𝔏𝔞𝔰 𝔠𝔯𝔬𝔫𝔦𝔠𝔞𝔰 𝔡𝔢 𝔑𝔞𝔯𝔫𝔦𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora