Capítulo 5

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EDMUND, LUCY y todos los marinos que son parte de El Viajero del Alba eran alabados en el camino hacia el barco

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EDMUND, LUCY y todos los marinos que son parte de El Viajero del Alba eran alabados en el camino hacia el barco. Caspian sostenía a Joanne de la cintura para ayudarle a sostenerse, a la chica aún le dolía el abdomen.

— ¡Majestad! ¡Majestad! — Gritaron detrás de Caspian. El rey colocó a Joanne detrás de él. — Mi esposa fue secuestrada esta mañana.

Drinian sostuvo al hombre que lo llamaba. Caspian se relajó.

— Déjalo, Drinian. — Ordenó.

El hombre se acercó a Caspian, mientras una pequeña niña jalaba de su brazo.

— Permítame acompañarlos, soy un buen marino. — Le dijo el hombre a Caspian.

— Papá quiero ir también. — Le dijo la pequeña.

— No, Gael. Quédate con tu tía.

A la niña se le nublaron los ojos, y Joanne no pudo evitar sentirse mal por ella.

— Señor, soy un buen marino. — dijo el hombre a Caspian. — He pasado mi vida en el mar.

Caspian asintió.

— Acompáñanos. — Dijo Caspian para después seguir caminando con Joanne.

Al llegar a la playa, listos para subir a los botes. Un anciano se acercó a Caspian.

— ¡Majestad! ¡Majestad! — Gritaba mientras se acercaba al rey.

Era uno de los Lords, el hombre cargaba con una espada y se la extendió a Caspian. La espada estaba cubierta de arena por el tiempo que estuvo resguardada, pero Joanne y Edmund identificaron el arma como una que ellos usaron en su Era Dorada.

— Esta me fue confiada por su padre. La escondí en una cueva todos estos años. — Explicó el hombre.

— Es una antigua espada narniana... — Reconoció Edmund.

— Es de su Edad de Oro. — dijo el hombre mientras observaba a Joanne, Edmund y Lucy. — Hay siete de estas espadas, regalos de Aslan para proteger a Narnia. Su padre nos las confió. Ande, tómela.

El Lord extendió la espada hacia Caspian y el rey la tomó con delicadeza y la admiró por un momento.

— Espero que lo proteja. — Le dijo el hombre.

Segundos después, el pueblo empezó a aplaudir alrededor.

— Gracias, señor. Encontraremos a los ciudadanos perdidos. — Dijo Caspian para después empezar a caminar otra vez.

El rey telmarino se separó un poco de Joanne y se acercó a Edmund.

— Edmund. — Lo llamó Caspian. Sin decir más le entregó la espada, Edmund se quedó admirando el arma con emoción.

Caspian tomó la mano de Joanne y siguieron su camino a las barcas, el rey colocó una mano alrededor de la cintura de la chica y ella lo observó.

— ¿Cómo te sientes? — Le preguntó el rey. Joanne le sonrió.

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 - 𝔏𝔞𝔰 𝔠𝔯𝔬𝔫𝔦𝔠𝔞𝔰 𝔡𝔢 𝔑𝔞𝔯𝔫𝔦𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora