Capítulo 14

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JOANNE NO había salido de su camarote en todo el día, se encontraba triste, herida, lastimada

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JOANNE NO había salido de su camarote en todo el día, se encontraba triste, herida, lastimada. En ese momento no existía magia que hiciera que La Protectora se sintiera bien.

¿Cómo iba hacerlo? Después de Narnia, Caspian era una parte muy importante en su vida, y Caspian era parte de Narnia.

La Protectora se encontraba en el pequeño balcón de su camarote observando el océano, abrazaba sus piernas y su mirada no iluminaba su rostro.

Joanne estaba segura de su amor por Caspian, pero no confiaba en tantas palabras que el rey le había dicho, ella necesitaba hechos, La Protectora deseaba que el rey demostrara sus sentimientos. Y no lo hizo.

Dos toques en la puerta llamaron la atención de Joanne, la castaña no respondió pero levantó la mirada hacia la entrada de su camarote.

— Jo, soy Edmund. ¿Puedo pasar? — Se escuchó del otro lado.

Joanne lo pensó unos segundos, y volvió su vista al océano.

— Pasa, Edmund. — Dijo en un hilo de voz.

La castaña escuchó como la puerta fue abierta y a los pocos segundos cerrada de nuevo. Los pasos de Edmund se sentían lentos, como si cuidara algo frágil que no debía romperse.

Esa fragilidad, era Joanne.

El Justo se colocó al otro costado del balcón y observó a Joanne.

— No necesito tu lástima Edmund. — Tiró Joanne sin mirarlo.

— No la tienes, Jo, jamás lo he pensado así. — Dijo el azabache. — Quería pedirte perdón.

Joanne frunció el entrecejo y giró poco a poco para observar a Edmund, la castaña se encontraba confundida y su amigo, nervioso.

— ¿Perdón? ¿Por qué Edmund? — preguntó Joanne.

— Por no entenderte. — Confesó Edmund. — Siempre admiré la relación tan cercana que tenías con Peter, él lograba entenderte y te escuchaba. Y de mi parte no has recibido mucho ese apoyo.

Joanne le prestó más atención a Edmund.

— Lo que quiero decir es que, nadie merece sentirse insuficiente cuando lo está entregando todo. — Dijo Edmund. — Y menos tú, Jo, mírate, eres una chica fantástica, que da todo por los suyos y tú mereces toda la felicidad y tranquilidad del mundo.

Joanne no dudaba ni un poco en las palabras de Edmund, sabía que el cariño que El Justo le tenía era sincero. La Protectora confiaba en su relación con los hermanos Pevensie, pues no necesitan decirse nada para apoyarse.

— Gracias Ed, puedo imaginar que es difícil para ti estar en esta posición. Caspian es tu mejor amigo y yo...

— Mi hermana. — dijo El Justo. Joanne lo observó con una sonrisa. — Y no voy a dejar que alguien te haga sentir mal, ni que minimice tus sentimientos.

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 - 𝔏𝔞𝔰 𝔠𝔯𝔬𝔫𝔦𝔠𝔞𝔰 𝔡𝔢 𝔑𝔞𝔯𝔫𝔦𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora