Capítulo 12

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LA BATALLA parecía infinita, ya que ni Peter ni Miraz se veían con ganas de rendirse; en un momento, Peter cayó al suelo y Miraz aprovechó para pisar el escudo de Peter y aparentemente fracturar su brazo izquierdo

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LA BATALLA parecía infinita, ya que ni Peter ni Miraz se veían con ganas de rendirse; en un momento, Peter cayó al suelo y Miraz aprovechó para pisar el escudo de Peter y aparentemente fracturar su brazo izquierdo. Peter soltó un grito desgarrador.

Peter tuvo que girar en el suelo para evitar las estocadas de Miraz, que no dejaba de querer lastimar a El Magnífico. El rubio aprovechó uno de los pasos de Miraz para hacer que el hombre cayera al suelo y así poder levantarse.

En ese momento, El Magnífico vió a Caspian llegar en un caballo con Joanne detrás, pero sin encontrar a Lucy por ninguna parte. Peter evitó darle un golpe con su filosa arma a Miraz, y el hombre se dió cuenta.

— ¿Necesita Su Alteza un respiro? — preguntó Miraz en un tono duro.

— ¿Cinco minutos?

— ¡Tres!

Miraz le dedicó una mirada dura, y Peter se dio la vuelta hacia su hermano y ahora su amiga, Edmund lo ayudó a caminar y llegaron hacia donde Joanne y Caspian estaban.

— ¿Dónde está Lucy? — El Magnífico le preguntó directamente a su amiga, ignorando al telmarino.

— Lo logró. — La Protectora le sacó el casco y observó a su amigo con preocupación. — Aunque con algo de ayuda.

Peter, por primera vez desde que volvió a Narnia, le dedicó a Caspian una mirada de agradecimiento.

— Gracias.

— Estabas ocupado. — Le dijo el príncipe.

— Más vale que vayan arriba, dudo que los telmarinos cumplan su palabra. — Murmuró Peter observando cada parte del rostro de Joanne. Aún tenía la pequeña cortada que él le había hecho por accidente, y sus ojos estaban cristalinos.

— Peter...

Los brillantes ojos miel de Joanne estaban a punto de soltar lágrimas, y Peter lo notó. El Magnífico se acercó más a ella y la chica abrazó a su mejor amigo, el rubio ignoró el dolor en su hombro y correspondió el abrazo de Joanne.

— Te quiero Jo. — Le dijo Peter de manera que solo la castaña escuchara.

Joanne se separó y observó a su amigo.

— También yo, Peter. — Joanne le dedicó una sonrisa y volvió a abrazar a su amigo. Peter soltó un quejido. — Lo siento.

— Descuida. — Le dijo Peter.

— Sonrían chicos. — Murmuró Edmund al darse cuenta de la preocupación en los rostros de los reyes.

Joanne y Peter se separaron y la chica le dedicó una última mirada, mientras Peter alzaba su espada en señal de que todo iba bien.

— ¿Qué crees que pase en casa si muero aquí? — dijo Peter a su hermano.

Al ver que Edmund no pensaba contestar, el rubio continuó.

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 - 𝔏𝔞𝔰 𝔠𝔯𝔬𝔫𝔦𝔠𝔞𝔰 𝔡𝔢 𝔑𝔞𝔯𝔫𝔦𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora