e p í l o g o

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A N T E S  D E...

       Casi no podía recordar porque hacía esto o el hecho de estar aquí, si seguía sintiéndome igual... o peor, demaciado abrumada, ansiosa, desesperada, todo aquello me estaba consumiendo de poco, pensé que iba a encontrar un equilibrio tanto físico como mental estando en este lugar luego de tres meses, pero creo que lo único que había conseguido era deteriorar ese pedacito de vida, de alma que según yo quería salvar, estaba totalmente desequilibrada, la balanza tambaleaba en distintos lados, y es que nunca imaginé que algo tan pequeño o, como yo lo había considerado en su momento "insignificante" fuese un peso tan denso y tormentoso que me hacía sentir mal con el pasar, de los segundos, minutos, horas y días.

Al principio lo consideré cómo si hubiese sido de poca importancia, debido a que me había pasado muchas cosas en tan poco tiempo, incluso esa fue la razón por la que no pude organizar mi mente y pensar bien, tampoco pude tomar buenas decisiones, es por eso mismo que el resultado de todo lo que había hecho, hasta la luz del día de hoy me estaba apuñalando el pecho una y otra vez.

Sí, exacto, me estaba arrepintiendo...

Y no era algo que podía arreglarlo o quizá sí, pero el tiempo y el miedo me amordazaban, me dejaban en un punto cero, tampoco quería sumar los pensamientos negativos porque en realidad siempre han sido parte de mí, y debido a ello he vuelto ha estar en la misma posición de antes. Estaba ahogándome en un vaso de agua, parecía bastante fácil resolver esta situación porque solo se trataba de volver, pero el hecho de hacerlo complicaba e involucraba muchísimas cosas que terminaría por crear otro caos. El método más fácil para mí era solo quedarme quieta y guardar silencio, sin embargo eso también me estaba matando. No era tan capaz de soportarlo y era por eso que mi balanza iba declinándose en ambas direcciones de tal modo que empezaba a resbalar, otra vez.

Estaba cansada, muy cansada.

La única forma en la que podía subsitir a todo eso era a acudir a un cansancio físico en la que se centrara toda mi atención en una sola cosa: en cuanto podía resistir mi cuerpo, pulmones y corazón a una exigencia brutal, como lo era el de correr hasta el punto de que mis músculos se entumieran y mi cabeza diese vueltas. Nunca lo había logrado llegar a ese punto, pero el cansancio me hacía quedarme completamente dormida una vez que llegaba a casa.

Limpié unas cuantas lágrimas desbordadas sobre mis pómulos y aceleré mi trote. Empecé a correr lo más rápido que podía y me bastó unos cuantos minutos para llegar a un punto en la que mi cabeza empezara a palpitar y mi campo de visión existiera un desfase, en el que todo empezaba a moverse lento como si flotara. Agité mi cabeza con fuerza mientras cerraba mis ojos y los abría, sin si quiera disminuir la rapidez con la que corría. Volví a cerrar los ojos y en cuanto los volví a abrir sentí un doloroso y fuerte golpe en mi hombro de tal manera que termine sentada sobre el suelo, debido a que no pude mantener el equilibrio y a parte me había doblado el tobillo.

No podía ver bien, no podía respirar bien y tampoco podía escuchar bien, mis oídos se habían tapado y seguido a ello tenía pitido envolviendo mi cabeza. Alguien trataba de ayudarme, si bien no estaba equivocada se trataba del mismo tipo com el que choqué.

—Lo siento, mi intención no era que te lastimaras —dijo mientras pasaba su brazo alrededor de mi cintura para levantarme del suelo, mi reacción fue intentar alejarlo sin embargo no pude porque mi pie dolía terriblemente —. Déjame ayudarte, ¿Si?

Respiré hondo y cerré los ojos para mejorar mi visión, a los pocos segundos todo empezó a normalizarce: visón, oídos y respiración. En cuanto pude ver bien, me fijé en el tipo quién me guíaba a un banco para que pudiera descansar, y solo entonces me di cuenta de que las coincidencias podían llegar a ser terribles y caprichosas.

lies | Jeon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora