lies 1.06

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F A L L A S T E



—Ya no siento nada por ti —bien, sabía que tambaleaba en esa afirmación. Y si lo dije fue por...

Realmente no lo sabía, quizá por deshacerme de él, de lo que cabe el resto de mi vida. Tomé el picaporte de espaldas, antes de salir lo miré por última vez. Noté lo mal que estaba asimilando mis palabras y quería pensar que era lo mejor. Una vez fuera comencé por aligerar mis pasos, y en un cierto punto empecé a correr. Sé que nadie me estaba siguiendo, en realidad solo deseaba desvanecer esa sensación quejumbrosa en mi pecho.


•••


siete y dos a.m.

Era demasiado temprano. Me lo había advertido a mí misma cuando me incorporé de la cama, casi temblando del frío, pese a ello ahora que había salido me encontraba encogiéndome a causa de lo mismo. Mis manos estaban muy bien conservadas en los bolsillos de mi abrigo, apretadas en un fuerte puño con tal de contener ese poco calor que aún yacía en las mismas. Sentía que iba a pescar en cualquier momento un resfriado, tal vez no pasaría de mañana. Ese leve indicio de teñir de rojo la punta de mi nariz era sin duda un síntoma inequívoco o quizá apuntaba a un cambio estacional.

Veintitrés minutos con trece segundos.

—Tiempo.

Apagué el cronómetro de mi celular. La distancia entre mi casa y la Universidad era considerablemente reducida, por lo que la caminata para mí fue muy tranquila sobre todo porque tenía el tiempo de sobra y porque la falta de transeúntes en las avenidas lo hacía plácidas y acogedoras suplementado por ese ambiente fresco que me ayudaba a aislar los pensamientos en alguna parte desconocida.

Solté una de las correas de mi maleta del hombro, seguido me aseguré de aguardar mi móvil en el pequeño bolsillo de la misma. A veces era un poco retraída y no me daba cuenta cuando podía caerse de los bolsillo de mi abrigo los cuales no eran lo suficientes espaciosas y buenas para sujetarlo. Ya me había pasado en varias ocasiones.

Levanté mi quijada mientras volvía a poner la correa de mi maleta en su lugar. Por el momento la universidad aún lucía con muy pocas personas. Era posible que diez minutos antes que iniciara las clases, los estudiantes restantes aparecieran en grandes masas.

Ya en mi facultad, subí cada escalón con mucha lentitud, mientras contaba cada una de estas. Trece en total.

Me quedé en el quicio de la puerta, arrimando mi hombro y cabeza sobre la misma mientras observaba lo desierto que estaba el aula y juzgando lo aburrido que sería el resto del día. Abatida y ansiosa sin aparente razón o quizá sí, caminé hasta mi puesto, retirándome la maleta y posterior el abrigo, ambos los coloqué sobre la mesa. Situé mi mano en el borde del espaldar de la silla, con la intención de sacarla bajo de la mesa, solo que me quedé pensando. Tenía la convicción de que la vida era como un juego de azar, en mí caso predestinada a correr con mala suerte y jamás cargar con una carta bajo la manga. Y lo odiaba en creces. Yo no quería nada de esto, es más no quería estar aquí, quería regresar de dónde había venido hace pocos días.

Bufé. Pero ya estaba aquí. ¿Algo que pudiera hacer en contra de eso? Exacto, nada.

Arrastré la silla debajo de la mesa y pasé acomodarme en ella, no de la manera correcta. Tenía mi brazo derecho sobre borde del espaldar, lo que me ayudaba a alcanzar a morder la uña de mi dedo meñique, mi espalda estaba cómodamente apoyada en la pared, al igual que mi cabeza en la ventana.

Varias preguntas saltaron a mi mente espontáneamente en tan poco tiempo o quizá ya había pasado el tiempo suficiente y no le había prestado atención... Olvidé ese pormenor y me centré en las preguntas que eran; ¿Cómo me veré dentro de tres o cinco años? ¿Viajaré? ¿Qué haré? ¿Me casaré?... Descompuse la última pregunta, el cual me hizo encender una vibra relativamente inquietante, mezclada entre el miedo y la ansiedad, invadiendo mis entrañas con cosquilleos abrumadores, aún no tenía planes para aquello y sinceramente era algo que aún no llenaba mi alma, aún quería ser libre, aún quería pensar solo en mí, tal vez no estaba mal ser un poco egoísta por el hecho de pensar solo en mí.

lies | Jeon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora