VACÍA
Tenía el corazón tambaleando sobre la cuerda floja con el miedo de que descendiera en cualquier segundo, ni las veces que suspiraba como si estuviera ahogándome no me servía de mucho. Seguía desequilibrándose. Mis manos estaban heladas y las yemas de mis dedos estaban húmedas. Algo dentro de mí me decía que la decisión que había tomado era la más estúpida. Aunque aún podía echarme para atrás, aún podía irme, pero aún quería llegar a él. Todo lo que pensaba era tan contradictorio que me complicaba más de lo que cualquiera podía imaginar. Estaba consciente de lo que iba a pasar, pero esa era mi manera de saber si lo que yo sentía era un capricho o no. Tal vez había muchas formas de saberlo sin embargo para mí era mi única forma. Estaba claro que no estaba en condiciones de pensarlo muy bien.
Las puertas del ascensor se abrieron. Salí de la misma, abatida de tanto darle vueltas a la situación incluso palpando el dolor de cabeza que se iba aproximando de a poco. Trataba de pensarlo mejor y cuando ya había retomado mi decisión, el ascensor huyó de mí de inmediato. Otra gran razón para quedarme.
Coloqué mi mano sobre el picaporte y la abrí por completo adentrándome con minuciosidad esperando a no hacer ningún ruido. Cerré la puerta tras de mí entre tanto me perdía en el bonito panorama que tenía frente a mí. Los lugares sumamente altos dónde podía ver casi toda la ciudad era mi obsesión. Caminé hasta la enorme ventana y me quedé ahí observando como todo se veía tan diminuto bajo el atardecer. En ese momento pasé muchas cosas por alto o más bien olvidé qué diablos hacía aquí.
—Sabía que vendrías —susurró con un toque áspero en cada sílaba de esa oración, cerca de mí oído. Alardeando por el hecho de tenerme aquí. Tan dócil a sus peticiones.
Una de sus manos lo posó sobre mi vientre mientras acariciaba con sus labios esa parte demasiado susceptible de mi cuello. Sentí un enorme remolino en mi vientre. Esta vez era yo la que estaba caminando sobre la cuerda floja, tan lento como para no caer al abismo, aunque de alguna forma lo iba hacer. Solo esperaba que después de la caída, no doliera tanto como ya lo estaba percibiendo.
Giré sobre mis pies lentamente, mantuve mi cabeza agachada tratando de tomar fuerza para seguir. Quería irme, debido a que solo me bastó tener su presencia cerca de mí para saber que lo que yo sentía iba más allá de un simple capricho. Sin embargo, no eran tan fácil como irme y desaparecer, no sin que él pensara que realmente esto me afectaba directamente al corazón.
Me atreví finalmente a mirarlo a los ojos y hundirme en ellos, en la parte más oscura dónde podía ocultarme junto con mis sentimientos. Recorrí mi vista sobre sus labios los mismos que se disgregaron como si fuera a mencionar algo, sin embargo, pareció querer ocultar sus palabras bajo la lengua y suplantarlo por un suave suspiro. Espontáneamente su mano estaba en mi nuca acercándome a sus labios con desesperación. Pasé mis manos alrededor de su cuello profundizando más el beso. Mis latidos eran como un fuerte eco en mi cabeza, a punto de querer empujarme hacia él, hacia la nada. Besarlo apaciguaba sus amargas intenciones, ese lado que le hacía miserable.
Sus manos se colocaron en mi cintura. Le bastó un pequeño y ligero empujón para alejarme de él, tomar de mi mano y llevarme consigo hasta su habitación que: mi mente me prohibió detallar debido a que estaba tan enfocada en cada gesto y acciones que hacía conmigo. Mi abrigo y mi blusa cayeron al suelo. Sus dedos se encargaron de desabrochar el botón de mi pantalón. Me guió hasta su cama recostándome sobre la misma paulatinamente. Sentía un extraño hormigueo en mi vientre, esparciéndose de repente hacia todo mi cuerpo. Así como también un extraño y dulce cosquilleo instalándose en lugares íntimos de mí. Inhalé lo más hondo que podía mientras sentía como sus labios adulaba la piel de mi cuello hasta llegar a mi vientre. Poco después lo vi incorporarse sin perder contacto visual y luego retirar esa prenda que cubría la otra mitad de mi cuerpo. Una vez acabado con eso me incorporé poniéndome de rodillas. Entre él y yo había un desbalance total, así que llevé mis manos al dobladillo de su camiseta blanca y tiré de ella hasta quitársela por la cabeza, luego me tomé la osadía de zafar el cinturón de sus pantalones, al igual que él aprovechaba para desabrochar mi sujetador, el cuál terminó en alguna parte de la habitación.
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lies | Jeon ✓
Romance嘘 | Las pequeñas mentiras atraen grandes caos amor: mentiras, dolor, traición. publicación: (?) finalización: 20 | AGO | 2022 Está historia tiene una mezcla de; romance, demasiado drama y un poco de cliché. Qui...