Lies 1.19

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TERMINÉ COMO TU QUERÍAS



     Sonó tan dulce y real que me rehusé a creer que era falso. Mis ilusiones volaron en lo más alto y mi felicidad se incrementó, pero todo eso se desplomó de picada, una vez que abrió la boca para argumentar con crueldad lo siguiente.

—No entiendo cuál es el problemas de pronunciarlo cuando no lo sientes. Pienso que no hay un efecto secundario o ¿sí?

Para él no, pero para mí sí y es que el problema era yo. Todo recaía en mí. Me dolía a mí. Me lastimaba a mí. Me destrozaba a mí. Todo iba directo a mí. Por dentro era como una pequeña flor marchitada, con sus pétalos totalmente secos haciéndose trocitos luego de que él lo empuñaba por su propia mano, pero yo por fuera lucía bien o al menos eso es lo que esperaba.

—No. Tienes razón.

Haga lo que haga o diga lo que diga. Para mí no era suficiente, aún quería estar a su lado.


•••


Sus palabras no dejaban de volar en mi mente arrebatándome las cosas que posiblemente antes me hacían feliz. No lograba entender desde cuando mi vida en sí dependiese de una sola cosa, de una sola persona, cuando podía claramente mirar lo que el mundo me ofrecía para entretenerme en ello. No se me pasaba desapercibida la idea de buscar ayuda, pero no sabía a quién acudir y entonces me di cuenta que me sentía demasiado sola y más vulnerable que antes.

Mis dedos dejaron esa habilidad de presionar el teclado del computador. Leí lo que había escrito y no me sorprendió no entender nada, total solo había estado aplastando teclas así por así, formado palabras inconexas. Bufé. Sinceramente estaba demasiado despistada, cansada y con mi alma maltrecha como para seguir trabajando. Miré la hora, ya eran las cinco y trece de la tarde. Las horas habían pasado tan rápido o solo...

—¡Ayleen! —bramó colando sus manos a cada lado de mis hombros tras de mí. Si su idea era matarme del susto, pues estaba a una nariz de hacerlo. La miré sobre mi hombro, pero ella no hizo más que fijar su mirada en la pantalla del computador, hice lo miso y entendí el porqué de su entrecejo arrugado queriendo casi hacer una sola línea con sus cejas.

—Es un nuevo idioma —se me ocurrió decir.

—¿Un nuevo idioma? —empinó una de sus cejas y yo no hice más que reír por su manera tan confusa en la que me miraba —. Vaya idioma Ayleen —se interrumpió riendo junto a mí y luego prosiguió —. Se ve que el exceso de trabajo te tiene mal —dijo situándose a mi costado y colando su mano bajo mi mentón para que la mirara. Observó todo mi rostro con mucha prolijidad, como si tuviera algo grave en el rostro —. Solo mírate te estas poniendo pálida de nuevo. ¡Sabes qué! —chilló y yo me sobresalté. Suni se enderezó correctamente e hizo la posición de manos en la cintura. Más que indignada se veía adorable. Giré sobre mi silla en su dirección, me crucé de brazos y una ligera sonrisa se me escapó de los labios, pero lo anulé de inmediato denotando que ella estaba tratando de verse seria.

—¿Qué?

—Llamaré a Jungkook —lo dio por hecho. Giró sobre pies y asumí que iba a ir a buscarlo.

Todo esa pequeña situación dónde sonreí, reí y olvidé lo destrozado que estaba mis sentimientos, se diluyó de inmediato. Volví de nuevo dónde había estado parada por un largo tiempo y me dolía demasiado ahora más que nunca estar consciente de ello. Cuando quise impedir que Suni lo llamara ya era tarde, él estaba a unos pocos pasos por llegar seguido por Suni.

lies | Jeon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora