lies 1.21

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LO INTENTÉ


Conté cada día esperando a que todo mejorara, pero resultaba que no era bueno hacerlo, que fijarse mucho en los detalles tampoco lo era y que mejor debía tratar de pasarlos desapercibidos haciendo cosas que distrajeran mi mente, que la hiciera volar o que creara una prioridad. Al principio pensé que un pequeño cachorro sería una buena opción, sin embargo, era mucha responsabilidad y a parte no estaba viviendo en mi propia casa porque por el momento le tenía... Asco. A todo esto, recordé mi verdadera prioridad. Mi trabajo final el cuál sería mi todo para graduarme finalmente. Le he prestado tanta atención, bastante tiempo, viajes necesarios de aquí para allá por buscar de las mejores fuentes: información, e inspiración en los mejores lugares. ¿Valió la pena y sobre todo resultó?

Valió muchísimo la pena y... ¿Sirvió?... En gran parte... Aunque ahora que había presionado el teclado del punto final a mi trabajo, tenía la sensación ansiosa abrumándome nuevamente y es que no tenía ese poder de controlarlo, me había vuelto tan débil mentalmente que incluso me aterraba de mí misma.

-¡Terminé! -chilló haciendo que me sobresaltara del susto y dejara de morder mis uñas. No podía abandonar ese maldito hábito, enserio que lo intentaba, pero de cuenta nueva ya tenía mi mano cerca de mi boca. Abandoné el hermoso paisaje que se podía ver desde su ventana y pasé a mirarla entre tanto llevaba mi mano al pecho, aún era sensible en esa parte.

-Es bueno saberlo Suni -dije mientras me daba unas leves palmaditas y mejoraba mi postura en la que me encontraba cómodamente recostada.

-Lo siento -murmuró alarmada, acercándose de inmediato a mí -. ¿Estás bien? -me ayudó a colocar el portátil en la mesita del centro y yo asentí con una sonrisa.

-No te preocupes, estoy bien -observé la hora en el reloj de pared. Eran las diez y trece de la mañana -. Regreso enseguida -me incorporé y subí a la habitación que Suni me había permitido quedarme ya bastantes días. Busqué en el pequeño cajón del velador un frasquito, en cuanto lo encontré, lo abrí y lo trastorné en mi mano, sin embargo, ninguna píldora cayó sobre la palma de mi mano. No sabía si debía preocuparme ¿Dónde tenía la cabeza como para olvidar algo tan importante?

Coloqué el frasco vacío en el pequeño tacho de basura bajo el escritorio cerca de la venta. Me dirigí nuevamente al velador y en el mismo cajón busqué una pequeña hoja doblada, tras haberla encontrado lo resguardé en el bolsillo de mi chaqueta, lo mismo hice con la llave de mi auto y mi billetera que se encontraba sobre el mismo velador.

-¿Qué haces? -su pregunta me hizo dar un ligero respingón al mismo tiempo que me volvía hacia ella. Si seguía sorprendiéndome de esa manera, juraría que en cualquier momento me daría un infarto.

-Deja de hacer eso. Me estás poniendo nerviosa -comenté, pero ella lo tomó a broma cuando lo que dije tenía cierto sentido literal. Pasé por su costado y bajé las gradas casi corriendo.

-¿Adónde vas? -preguntó desde arriba. No contesté a su cuestionamiento solo seguí colocándome los zapatos cerca de la puerta, cuando terminé de hacerlo, la miré y solo sonreí. Pensé que quizá ahí se acabaría las interrogaciones, sin embargo, posteriormente de girar el picaporte y abrir la puerta, otra interrogante salió de unos nuevos labios junto a unos hermosos ojos observándome inquisitivos.

-¿A dónde piensas ir? -el plomizo de sus orbes entraron a la par de los míos, los cuales me gustaba seguirlos porque son de cualquier forma atrapantes e intrigantes, como un objeto de hipnosis. Entreabrí mis labios queriendo responder a su pregunta, no obstante, cavilé un poco más y lo mejor era no decírselo porque querría venir conmigo.

lies | Jeon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora