lies 1.09

269 51 55
                                    

D I A R I O



     Los rayos del sol atravesaban el cristal de la ventana y las traslúcidas persianas blancas, hasta finalmente salpicar sobre mi rostro. Razón por la que me ví obligada a despertar. Me incorporé aún con los ojos entrecerrados, suspiré y pasé mi cabello entre mis dedos, fui hasta el baño y una vez frente al espejo, observé mi reflejo en un estado fatalmente desalineado. Mi cabello volaba en diferentes direcciones y entre otras cosas de leve importancia. Exhalé como si el aire fuera denso y casi puse mis ojos en blanco al recordar que no estaba en mi casa y que no tenía nada mío en este baño; mi cepillo de dientes, mi shampoo con un exquisito aroma a vainilla y almendras y mi jabón humectante con aroma a cítricos.

Bufé. Solo debía hallara mis cosas y mi ropa e irme lo más rápido. Empecé por dónde estaba parada y a simple vista no había indicios de ello en ninguna parte. Busqué en todo su cuarto y tampoco lo encontré, a excepción de mis zapatos que se ocultaban bajo la cama, cosa que no me era de gran ayuda porque no cubría mi cuerpo, solo mis pies.

Me preguntaba si, salir de su habitación y empezar a buscar en cada rincón de su casa, era lo correcto o no. Primero que nada ¿Vivía solo?

En lo personal, podía decir con certeza que: bien o decente no me veía y aún menos ante los ojos de personas ajenas, si al caso Jungkook vivía con alguien más. Es por eso que con descaro alguno empecé a hurgar entre su closet. Debía tener algo que me sirviera o al menos que me ayudara a asimilar: mí no tan decente presencia. Mi búsqueda no fue larga por el simple hecho de que en su closet no tenía mucha ropa. Al parecer se había instalado hace algunos días a vivir aquí. Tomé un abrigo largo de color negro y luego de haberme colocado supe que era demasiado grande, tanto que me llegaba hasta las rodillas, las mangas ocultaban mis manos y los hombros eran demasiado anchos. Era lo más lógico, Jungkook era el doble que yo.

Había algo que mi olfato no pasaba desapercibido. Pestañeé un par de veces mientras percibía esa aroma delicado pero masculino a la vez. Generalmente soy del tipo que es muy sensible a las fragancias recias, pero sobre todo con fragancias de hombres porque la mayoría solían ser aparatosas, sin embargo, la de él era algo regular, tanto que se inundaba en mi memoria con facilidad. No sabía si tener su fragancia archivada en la punta de mi nariz resultaba favorecedor y es que casi podía oler su presencia a un costado de mí, su abrigo emanaba esa fragancia tan peculiar que el desprendía en cualquier parte. Tan exquisito que incluso podía arrastrarme en el aire hasta encontrar a un supuesto él y sentirlo como mi zona de confort...

Creo que en ocasiones resultaba ser muy paranoica o simplemente comenzaba a sincerarme conmigo misma.

Salí hacia el pequeño pasillo, dónde podía encontrar dos puertas más, una enfrente de mí y la otra a mi costado izquierdo, a mi lado derecho había una gradas en forma de espiral que guiaba al primer piso o eso asumía yo. A no ser que este sea el tercer piso. Me sentía tentada por querer saber que había tras de esas dos puertas, pero me decía a mí misma que no era para nada correcto meter las narices dónde no debía, aunque...

Empecé con la puerta de mi lado izquierdo, toqué un par de veces sobre la madera, no obstante, parecía no haber nadie que aprobara mi pase, pero tampoco que me lo negara. Una vez puesta mi mano sobre la manija no hice más que girarla. El primer plano frente a mí fue: la enorme ventana que se encontraba tras de un escritorio, enseguida entendí que este lugar era un pequeño despacho con una vista preciosa, quería entrar, pero el lugar se veía demasiado personal e importante como para dañar algo por un simple error que pudiese cometer en cualquier momento.

Saciada mi curiosidad, volví a cerrar la puerta y seguí con la siguiente habitación, esta vez me determiné a no tocarla con mis nudillos sobre la madera porque supuse que no había nadie. Entré y cerré la puerta a mis espaldas. Era un habitación de similar dimensión a la de Jungkook con la única diferencia de que esta era menos sombría; de paredes blancas, estantes lleno de libros e instrumentos de música. Esta habitación estaba más completa, lo que me hacía deducir que originalmente esta era su habitación y eso de que solo había una habitación era una mentira o un truco.

lies | Jeon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora