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Abrí mis ojos ya que sentí una luz en mi rostro, me desperté desorientada al notar que ya había anochecido, la televisión estaba prendida y yo me encontraba en la cama, claramente me había quedado dormida y no estaba para nada en los planes. Pero tal parece que no fui la única ya que miré a mi lado y parecía estar soñando. Cillian estaba a mi lado acostado bocabajo con el torso desnudo y tapado con las sábanas blancas que cubrían mi cama. Me quedé observándolo por un momento, ambos estábamos semidesnudos, supuse que lo correcto sería despertarlo, porqué quizá el tenía cosas importantes que hacer.

- ¿Cillian?.- dije suave para no espantarlo.

- ¿Qué hora es?.- preguntó exaltado y miró hacía la ventana notando que ya era de noche.

- Son las nueve. Nos quedamos dormidos.

- Eso veo.- se sentó en el borde de la cama y lo primero que hizo fue revisar su móvil.

- ¿Algún problema?.- pregunté.

- Por suerte no.- tecleó algunas cosas y dejó el móvil.

- ¿Te vas?.- dije al ver que empezó a vestirse.

- Supongo que es lo que corresponde.

- ¿Quieres cenar?.- pregunté mientras me ponía la ropa.

- Me parece bien... Si quieres pedimos comida.

- ¿Que quieres comer?

- Sólo me pediré una ensalada. No quiero romper mi dieta. Estoy tratando de volver a mis hábitos ya que los había descuidado.

- Tengo cosas en casa, me encargaré de prepararla yo misma.- él me sonrió.- ¿Tienes algún mal hábito?.- pregunté haciendo referencia a lo que él me dijo.

- No muchos, sólo que había dejado un poco de lado mi rutina. Últimamente trabajo muchas horas y no tengo mucho tiempo para mi, no estaba cuidando mi cuerpo, me alimentaba mal y sobre todo volví a fumar. Es un vicio que me cuesta demasiado dejar.

- Creo que no deberías usar tus productos en ti.- bromeé.- Imagino que no debe ser para nada fácil llevar una empresa adelante.- ¿Hace cuánto tiempo consumes tabaco?

- Desde muy jóven a decir verdad. Aunque debería dejarlo o la empresa se irá a pique por mérito propio.- reí.- ¿Tu fumas?

- No de momento.- frunció el ceño.

- No lo hagas... Hablando de esto salieron a flote mis ganas de fumar. Iré abajo y vuelvo.

- Pero puedes hacerlo aquí.

- No te gustará que tu casa huela a tabaco.

- No te preocupes.

- Serán sólo unos minutos.

- Está bien.- le di las llaves.- Cuando regreses estará todo listo.- me dedicó una sonrisa y bajó.

Esto estaba siendo irreal, las cosas parecían fluir súper bien entre los dos e incluso parece que podíamos llevarnos aún mejor. Ambos tenemos que tener un tipo de vínculo por el trabajo pero esto fue más allá. Aunque no quería ser tan positiva porque la primera vez él me ignoró por completo luego de nuestro encuentro y no quería volver a pasar por eso o tener que tomar distancia obligadamente por las condiciones que él me ponía. Pero bueno, me estaba adelantando demasiado y eso no me estaba permitiendo disfrutar el momento en su totalidad, así que trate de sacar eso de mi cabeza por ahora y me concentré en lo que realmente estaba pasando.

- Volví.- escuché desde la sala.

- Y yo terminé como te dije.- me dirigí hasta la mesa y serví la cena.- ponte cómodo.

- Se ve bien. Gracias.- su ropa olía a tabaco tal y como era de esperarse, ese olor me atrajo un poco más hacía él. ¿Qué es esto?, ¿Qué me está pasando?

- Buen provecho.- empezamos a comer y el habló.

- ¿Que harás mañana? Ya supe que no vas a la empresa.

- Así es, Joe me dió el día. Pero si me necesitas iré... Aún no he hecho planes.

- No, descuida, tómate un descanso. ¿Y se puede saber que clase de planes tenías en mente?

- Pues no lo sé.- reí algo apenada.- Los chicos trabajan mañana y yo aquí aún no tengo amigos.

- Pronto tendrás. Entonces si no tienes planes y estás sola puedes venir a almorzar a mi apartamento. Claro, si es que quieres.

- Acepto.- me acerqué a él, me sonrió y nos dimos un beso.

- Una vez me toca invitarte.

- ¿Cocinaras tú?

- Si, claro. ¿Quién lo haría sino?

- Tienes muchas cualidades, parece ser que eres el tipo de hombre que toda mujer quiere tener.

- ¿Tú crees?.- asentí.- ¿Entonces dices que puedo tener a la mujer que yo quiera?.- bromeó.

- Así es.

- ¿Incluyéndote a ti?

- ¿Por qué no?

Cillian tomó mi rostro con una de sus manos y pasó suavemente su pulgar sobre mi labio inferior haciendo que me derrita por dentro. ¿Acaso esto era una especie de propuesta o realmente sólo se trataba de una broma? él es serio pero también tiene un poco de sentido del humor y parece ser que le gusta jugar a confundir a las personas o al menos a mí. Cuando terminamos de comer él se encargó de levantar los platos de la mesa, limpió y agradeció por el buen rato que pasamos, prácticamente compartimos todo el día juntos y eso estuvo genial, disfruté mucho de su compañía.

- Es tarde, será mejor que me vaya - dijo mirando su reloj.

- ¿En serio te irás?

- Tengo que hacerlo.

- Puedes quedarte... Yo sólo digo.- negó con una sonrisa.

- Nos vemos mañana.- me rodeó con uno de sus brazos y me dió un beso en los labios para luego irse.

- Está bien.- bufé indignada.

No convencida con su respuesta y decisión lo acompañé hasta la puerta, mi día habría sido un 10/10 si él se quedaba a dormir conmigo, pero eso no pasó, estaba pidiendo mucho en poco tiempo. No se porqué imaginé que aceptaría quedarse. No entiendo si es por la diferencia de edad o simplemente por su forma de ser, pero quizá el tiene otro tipo de pensamientos y no está de acuerdo con estas cosas, estamos en distintos momentos de nuestras vidas, él ya tiene hijos y en su momento tuvo una familia convencional, y yo aún no he pasado por eso, todavía faltan ciertas etapas para atravesar ese momento y experimentarlo en primera persona. Tal vez él no quería que yo me hiciera ilusiones porque aquí no había nada más que darnos placer y ya. Claro que trataba de convencerme a mi misma de que eso no me importaba pero en mi cabeza ya había imaginado mil historias juntos.

The Boss Donde viven las historias. Descúbrelo ahora