4

654 44 4
                                    

Pasaron unos cuantos días desde que Cillian almorzó conmigo en casa en los cuales él se mantuvo distante, sólo me hablaba para pedirme algún que otro favor, a su vez, al trabajar para Joe casi no lo veía, sumado a esto su asistente ya había regresado asi que no nos cruzábamos ni por casualidad. Pareciera ser que él no quiere que se sepa que estuvimos juntos y supongo que es por el hecho de "no mezclar lo laboral con lo personal" como dijeron sus hermanos, que claramente fue la regla que él mismo implementó.

Cuando necesitaba algo de mi era super breve, me explicaba lo que tenía que hacer y se iba rápidamente para dejarme sola haciendo todo y si lo cruzaba en los pasillos me saludaba porque no le quedaba de otra, se notaba que quería evitarme, no soy tonta. Sólo compartimos un almuerzo, dudo que haya sido para tanto, por lo que no me parecía correcta su indiferencia hacia mi. Al principio él no se comportaba así, por eso necesitaba saber a que se debía su cambio de personalidad tan rotundo. Entonces me arme de valor y decidí hacerle frente para entender que estaba pasando.

- Aguarda.- dije al verlo en el ascensor, él detuvo las puertas.

- ¿A que piso vas?

- A ninguno.- me miró extrañado y presioné un botón que cerraba las puertas y bloqueaba el ascensor.

- ¿De que se trata esto, acaso es un secuestro?.- preguntó confuso.

- ¿Tengo cara de querer secuestrarte?.- ¿se nota? dijo mi subconsciente.

- No lo se.- dijo dejando su cuerpo reposar sobre la pared del ascensor.- ¿Que ocurre?

- Seré sincera Cillian. Suelo ser asi de directa siempre... Necesito saber que te pasa.

- ¿Que me pasa con que?.- dijo mirando su reloj.

- Estás evitándome, puedo notarlo. Tu trato no es el mismo que los primeros días.

- No estoy evitandote. Te doy el mismo trato de siempre, el mismo que le doy a todos los empleados.

- No te comportaste asi conmigo antes. De hecho parecías más amable.

- No pueden vernos juntos, es eso.

- ¿Qué tiene de malo? más bien, ¿Qué tengo de malo?

- Tú nada, pero si me ven mucho contigo o con cualquier persona ya sea hablando o saliendo juntos armarán una historia que no existe y no tengo para nada ganas de que eso pase.

- ¿Desde cuando no puedes hablar con tus empleados?

- ¿Me permites?.- me hizo a un lado y toco la botonera que llevaba al primer piso.- Sabes perfectamente a que me refiero, tienes la edad suficiente para entenderlo. No se que hacemos hablando de esto. No quiero histeriqueos de nadie, soy una persona adulta.- me tomó por sorpresa su comentario.

- ¿¡Qué!? ¡No te histeriqueo!... Para nada.- logró ponerme nerviosa y algo tensa con sólo mencionar esa palabra.- Le debo una disculpa señor Murphy probablemente confundí las cosas. Disculpe por hacerlo perder su tiempo.- solté con sarcasmo para luego salir del ascensor, él ni siquiera se inmutó.

Poniendo los pies sobre la tierra me di cuenta que ese tonto e inmaduro comportamiento de mi parte podría costarme mi trabajo. Fui totalmente impulsiva, pero debo admitir que nada me enoja más que encontrarme con este tipo de escenarios, en los cuales no se me da importancia a lo que digo o no resulta como quisiera. No mentiré soy un poco caprichosa y cuando algo no sale como deseo me enojo y no puedo disimularlo para nada.

¿Que era lo que estaba esperando que pase realmente?, no lo tenía claro aún. Cillian sólo fue amable conmigo y yo malinterprete las cosas, pensé que eso había sido una pequeña señal de algo, creí que porque mi jefe había aceptado una invitación de mi parte formaríamos un vínculo al menos de amistad, pero no, claro que no. Estaba delirando con tantas cosas en la cabeza. De todas formas fue todo apresurado yo tuve una pequeña ilusión y fantasee algo que sólo pasa en las novelas.

The Boss Donde viven las historias. Descúbrelo ahora