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Un gran dolor de cabeza me hizo despertar después de una de las noches más lindas que había tenido, volteé despacio y para mi desgracia estaba sola. Tanto mareo me hizo replantearme si lo de ayer fue real o no. Él no estaba, pero si había una nota junto con un chocolate; “Perdón por haberme ido antes de tiempo, lo compensaré en otro momento.” Claramente lo que yo quería se estaba haciendo desear demasiado, cuando quise que se quede no lo hizo y cuando lo hizo se dió a la fuga quien sabe en que momento.

Me levanté de la cama y lo primero que hice fue beber agua de una botella que siempre tenía en mi mesa de noche ya que me sentía totalmente deshidratada. Después de eso fui directo a la ducha, salí, me cambié y opté por ir a desayunar a algún café cercano. No tenía muchos ánimos para hacer eso por mi cuenta además para romper un poco con la rutina de fin de semana.

Mientras esperaba el uber busqué la reseña de algún café, me decidí por uno y allí fui. La mañana estaba un tanto fría, pero no más fría que él al decirme que se quedaría conmigo para finalmente irse y dejarme sola.

Llegué al lugar, me ubiqué en una mesa y me senté. Minutos después llegó el mozo y me dejó la carta. Ordené un desayuno bastante cargado ya que quería y necesitaba arrancar con energía porque ayer había gastado bastante de ella. Estaba esperando mi pedido y mientras usaba mi celular me percaté de que ahora tenía su número. Eso me provocó querer llamarlo ahora mismo o simplemente enviarle un mensaje de texto para saber de él.

- Aquí está su pedido.- dijo el mozo sacandome de mis pensamientos.

- Muchas gracias.

Agradecí, dejé el móvil e intenté despejar mi mente por ahora y disfrutar de este rico desayuno en paz. Después de devorar todo estuve sentada reposando por un rato, pedí la cuenta y me marché. Opté por dar una vuelta por el parque antes de regresar a casa ya que no tenía nada por hacer.

No podía mentir, tenía inquietud, a cada minuto miraba la pantalla de mi teléfono esperando algo, pero sin embargo nada llegaba.  Si hay algo que no suelo controlar es mi impulsividad, así que sin volver a pensarlo una vez más decidí marcarle para quitarme un par de dudas. Busqué el número del cual él había llamado y le marqué de manera privada. Este comenzó a pitar, una, dos y tres veces, pero nadie contestaba. Esperé una cuarta y casi una quinta antes de que me atendiese la operadora cuando alguien finalmente contestó.

- ¿Hola?.- la voz de una mujer estaba del otro lado de la línea.

- Hola, ¿Quién habla?.- me atreví a preguntar.

- ¿Con quién quieres hablar?.- respondió algo desafiante la voz al otro lado.

Colgué la llamada de inmediato « ¿Qué estoy haciendo? » Miré en todas las direcciones posibles sintiéndome totalmente observada y perseguida por la situación, me paré de donde estaba y caminé lejos de aquel parque. Ya quería irme a casa, eso no para nada lo que esperaba que pasara. Quería hacerme la idea de que quizá ese no era su número personal pero en caso de que lo fuese, me preguntaba ahora quien era esa mujer que contestó el teléfono por él.

Mi día pasó muy lento, limpie y ordené mi casa para mantenerme ocupada en algo, hablé un buen rato con mi hermana por videollamada y vi a algunos de mis familiares ya que estaban con ella. Volví a ducharme y miré una película a la cual casi no presté atención. No soy una persona que le suele dar vueltas a las cosas pero esto estuvo rondando en mi cabeza durante toda la tarde.

Estaba apunto de comer algo para irme a la cama sumamente temprano cuando tocaron la puerta de mi apartamento, observé por la mirilla y sorpresa, ahí estaba el fugitivo.

-¿ Puedo pasar?.- dijo cuando abrí la puerta.

- Sí, adelante.

- ¿Me odias?

- ¿Por qué?

- Por haberme ido mientras dormías.

- Ah, eso... Sólo un poco.- se acercó a mi.

- ¿Que puedo hacer para remediarlo?

- No hay mucho que hacer, entiendo que tengas cosas importantes por hacer.

- ¿Estás enojada o algo? ¿Vine en un mal momento?

- Cillian... ¿El teléfono del cual te has comunicado conmigo es el tuyo?

- ¿Sí, por qué?.- preguntó confuso.

- Te marqué hoy.

- ¿Y?

- No contestaste.

- No recibí ninguna llamada de tu parte.

- Tú no contestaste, lo hizo otra persona por ti.

- ¿Qué? eso es imposible, ese es mi teléfono personal... Espera, aguarda un momento.- revisó su móvil.- No tengo ninguna llamada de tu parte.

- Descuida, en verdad no importa y no tienes que darme explicaciones de nada.

- Angela. Ha sido ella.- confirmó.- Ahora, ¿Te debo una explicación? Creo que no. ¿Te la daré? Claro que sí.

- En serio, no es necesario.

- Vine a decirte porqué me fui hoy, pero surgió otro tema y es este. Angela me envió un mensaje diciéndome que el más pequeño de mis hijos tenía fiebre asi que me fui por esa razón. Tuve que mentir un poco claro, dije que apenas había llegado, aunque no haya sido así.

- ¿Cómo está tu hijo ahora?

- Mucho mejor por suerte. Me quedé con él, la fiebre disminuyó y salimos al patio a jugar. Mi teléfono quedó adentro, desafortunadamente llamaste y por lo que veo ella contestó. Aclaro, que no permito ese tipo de cosas, de más está decir que lo hizo sin mi consentimiento.

- Lo siento, no debí llamar. Sólo quería saber de ti... No quiero traerte problemas.

- Tranquila, Entiendo que te haya confundido esa situación. Pero descuida, no volverá a pasar.

- ¿Cillian... Puedo preguntarte algo?

- Sí, dime.

- ¿Piensas qué tu relación se terminó por completo o aún creés que hay chances de retomar lo que algún día fueron?

- ¿Qué? ¿A que se debe esa pregunta?.- consultó con cierta preocupación.

- Me gusta pasar tiempo contigo, estar juntos en todo sentido pero no se que es esto. Sé que es muy apresurado pero hay cosas que me generan ciertas dudas y se me hace inevitable no pensarlas en algún momento.

- ¿Que cosas por ejemplo?

- Olvídalo, creo que estoy llevando esto demasiado lejos.- respondí apenada.

- Dime.

- No quiero arruinarlo, sólo dejémoslo aquí... Por favor, estoy algo confundida, he tenido un día raro.

- Nunca te sientas menos persona que nadie.-  dijo sosteniendo mi rostro con ambas manos y depositando un beso en mis labios.- Te veré mañana.

Al parecer el se percató de que mi autoestima se vino un poco abajo después de lo que ocurrió. Todo era incertidumbre por aquella llamada que había despertado ciertas dudas en mi que al principio pasé por alto. Esto debería darme igual ya que Cillian y yo no tenemos nada más que un vínculo por trabajo, fuera de eso sólo tenemos una especie de aventura que no puede ser vista, algo secreto que no se cómo y cuándo terminará. No se que me está pasando, hay algo en él que me hace sentir distinta a como me he sentido con las personas a lo largo de mi vida.

The Boss Donde viven las historias. Descúbrelo ahora