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Mi jefe estaba sentado detrás del escritorio su cara estaba seria y su mirada era fría, no emitía ni una palabra, sólo estaba mirándome fijamente. Me sentía nerviosa pues él me había citado y está vez parecían ser malas noticias, todo a causa de uno de mis impulsos. Cometí un error al seguirle el juego, porque no pensamos igual, estábamos en canales distintos. Mis pies se movían impacientes y mis manos se enredaban entre si al no recibir una respuesta sobre lo que pasaría conmigo después de lo ocurrido.

- Por favor sólo dime de una vez que pasa.- solté con desespero.

- Lo que hiciste estuvo mal, muy mal. ¿Lanzarte así conmigo, tu jefe? ¿Arriesgar tu trabajo de esa manera? ¿Que pensabas? Sabés que aquí no entra cualquiera y tu desperdiciaste tu oportunidad... Ya no vuelvas, estás despedida.

- ¿Qué?, esto no puede estar pasándome.- dije con los nervios a tope.- No merezco ser despedida por eso, no he matado a nadie. Fue sólo un beso.- él se levantó sin decir nada y caminó hasta la puerta.- Cillian, espera... Cillian.- repetí en voz alta para luego escucharme a mi misma y despertar en mi habitación con la respiración agitada.

Maldita sea, todo había sido un mal sueño y mierda, se sintió muy real. Hacía dos semanas no tenía contacto con Cillian, él no había ido a la empresa en todo ese tiempo, de hecho la última vez que lo vi fue cuando fuimos a casa de Paul. Pero sus hermanos nos hicieron saber que él estaba fuera del país como solía hacerlo reiteradas veces por obvias razones.

Ese hecho no salía de mi cabeza, si bien él no dijo nada, supuse que mi trabajo no estaba en riesgo ya que me hubiera despedido días atrás y de momento aún conservaba mi trabajo. No sólo era eso lo que daba vueltas en mi cabeza sino que también él. Después de todo sentía la necesidad de disculparme por lo ocurrido, dudo que haya sido lo correcto, él tendrá una mala imagen de mi ahora.

Después de ese sueño tuve que levantarme de la cama ya que no conseguí poder dormirme nuevamente. Navegué en redes sociales y me dispuse a esperar que se hiciera el horario de trabajo, aún faltaban cuatro horas. Hice todo y me quedaba tiempo de sobra, el sueño me invadió de nuevo, opté por recostarme un rato pero fue una pésima idea ya que me quedé dormida hasta que la alarma sonó haciéndome exaltar. Hoy más que nunca me replantee si valía la pena ir a trabajar, mis ánimos estaban por el subsuelo.

- Alguien ha tenido una mala noche.- dijo Joe al verme.

- ¿Tanto se me nota?.- consulté.

- Tus ojeras te delatan.- arrugó la nariz.- Te traeré un café.

- Por favor.

Me quedé sentada un rato ya que la cabeza me dolía y me sentía cansada. La vista me pesaba, venir fue una mala idea, debería haberme quedado en casa, tener un buen descanso es esencial para mi.

- Dale esto a Paul y esto a Cillian.- me dio unos sobres.- Y esto es para ti.- dijo entregándome la taza de café.

- ¿Volvió?.- consulté.

- De nada eh.- fruncio el ceño.- Sí ya volvió, ¿Por que?.- alzó una de sus cejas.

- Por nada, sólo preguntaba. No tenía idea que había regresado, no lo he visto... Voy a entregar esto. Gracias por el café Joe, eres muy amable.- sonreí.

Salí de su oficina y me dirigí a la oficina de Paul quien estaba con su asistente según el trabajando por lo que no le quité mucho tiempo. Salí de allí y caminé tensa hacia la oficina de Cillian. Toqué la puerta y escuché su voz al otro lado indicando que pase.

- Permiso, Joe me pidió que te de esto.- él quitó la vista de su portátil para ver de que se trataba.

- Gracias.- se puso de pie y tomó el sobre de mis manos.

- ¿Cómo has estado?.- me atreví a preguntar.

- Algo estresado.

- Lo imaginé.- dije para luego darme la cuelta y caminar hacia la salida, se notaba la tensión que había.

- ¿Tú cómo estás?.- soltó cuando tomé la perilla de la puerta.

- Bien, también agobiada.- volteé a verlo por encima de mi hombro.

- ¿Por el trabajo?

- No, no he dormido bien.

- Tampoco yo. Dormí pocas horas y tuve un vuelo muy largo.

- Tú si que no paras.

- No puedo parar. Pero no me quejo, me gusta lo que hago.

- Me parece perfecto, no todos tienen ese privilegio.

- Así es... Joe pregunta por ti, me ha enviado un mensaje.

- Ah sí, disculpa. Ya me voy.- caminé nuevamente hacia la puerta, él no mencionó lo ocurrido en ningún momento.- ¿Cillian?.- dije dándome la vuelta y tomando coraje para hablar.

- Dime.- apartó la vista de lo que estaba haciendo y la dirigió a mi.

- Siento lo que paso el otro día en casa de Paul. No debí hacer eso, estuvo mal. Sólo quería disculparme, eso es todo.- me di la vuelta y otra vez escuché su voz.

- Yo no lo siento, asi que lamento que te hayas arrepentido. Pero descuida, no volverá a ocurrir.

- No estoy arrepentida. Me disculpé porque supuse que no era correcto lanzarme de esa manera, no contigo. Me dejé llevar, pensé que ambos lo queríamos.

- ¿Entonces?.- se puso de pie y caminó hacia mi.

- Me confundes demasiado Cillian, no termino de entender si estuvo bien o mal.

- A ver si de esta manera logramos entendernos.- me besó sin más rodeos.

- Dijiste que no volvería a pasar.- murmuré en sus labios.

- No si no quieres que pase.

- Claro que quiero.- volví a besarlo hasta que alguien tocó la puerta haciéndonos separar de golpe.

- Adelante.- dijo Cillian cuando volvió a su lugar.

- ¿Interrumpo algo?.- preguntó picaramente Paul mientras nos miraba a ambos.

- Claro que no.- respondió Cillian con el rostro serio.- ¿Qué quieres?

- Vengo a dejarte esto y me voy.- me guiñó el ojo y le dejó algo a Cillian en el escritorio.- Adiós, adiós.- dijo dejándonos sólos otra vez.

- Creo que también debería irme.- susurré.

- No deberías.

- ¿No?.- negó y se acercó nuevamente a besarme hasta que me acorraló contra la puerta.

- ¿Te molesta?.- señaló las llaves, negué, entonces cerró la puerta.

- ¿Qué pasó con eso de que el trabajo y la vida personal no podían mezclarse? ¿O más bien el jefe con el personal?.- dije en su oído.

- ¿Quien dicta las reglas aquí?.- imitó mi acto.

- Tú.

- ¿Y quien puede romperlas?

- También tú.- respondí a centímetros de sus labios para luego volver a besarnos pero esta vez con mayor intensidad.

- ¿Puedo?.- dijo acercando su mano a mi muslo desnudo ya que traía puesta una falda.

- Por supuesto. No puedo desobedecer al jefe.- dije jugando un poco con él.

Acto seguido Cillian comenzó a subir su mano por mi pierna hasta llegar al borde de la falda
para luego subirla y cargarme en sus brazos hasta su escritorio. Me dejó con cuidado sobre él y comenzó a desabrochar mi blusa, hice lo mismo con su camisa. Besó mi cuello y rozó mi ropa interior con sus dedos, la hizo a un lado e introdujo con cuidado dos de sus dedos dentro de mi, un suspiro ahogado salió de mi boca. Lo deseaba y mucho, del primer momento en que vi a este hombre me dejó flechadisima. Seguimos besándonos apasionadamente por unos minutos y luego dimos el siguiente paso, Cillian me posicionó, abrió mis piernas y desabrochó su cinturón, se bajó el pantalón y se colocó un condón que ni siquiera supe de donde y en que momento lo sacó, acto seguido me penetró suavemente. Se sintió tan bien, pude sentir el cielo con las manos, estaba extasiada, se cumplió mi fantasia en este momento, en el momento menos pensado.

The Boss Donde viven las historias. Descúbrelo ahora