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Me levanté un poco más tarde que de costumbre aprovechando que hoy no tenía que trabajar por ende podía dormir sin culpa, hice toda mi rutina normal y fui a hacer unas compras cerca de casa. Regresé y no paraba de mirar mi teléfono ya que hoy iba a almorzar con Cillian, o al menos eso habíamos acordado pero aún no recibía ninguna señal de su parte.

Para no perder tiempo empecé a producirme anticipadamente. Elegí el outfit, algo simple y casual ya que sólo iríamos a su departamento, no me maquille, me recogí el cabello con una coleta y me vestí. Di un par de vueltas alrededor de la mesa, me senté, me puse de pie y volví a caminar algo inquieta.

Si bien ya nos conocíamos bastante bien y no precisamente en lo personal, me ponía nerviosa a la hora de verlo, cómo cuando recién estás conociendo a alguien que te gusta y tienes esa extraña sensación en el estómago. Tenía ansias y mucha incertidumbre... ¿Esto tenía algún fin o simplemente era algo efímero?

Finalmente mi teléfono sonó, era él. Respiré profundo y contesté la llamada.

- Hola... Pensé que ya no llamarías.

- Hola. Disculpa, pasaron algunas cosas y me atrasé, tenía que dejar todo en orden en la empresa. En quince minutos estaré ahí.

- Descuida, no pasa nada.- sonreí aliviada.- Te espero.

Busqué mi bolso y me miré muchas veces en el espejo antes de que él llegara. Lo esperé en la sala hasta que llegó y llamó a la puerta.

- ¿Que tal?.- apoyó su brazo sobre el marco de la puerta.- Te ves bien.

- Gracias. Tú también te ves bien.- rió.

- Voy bastante básico. dijo haciendo referencia a su outfit que era unos jeans negros y una camiseta blanca lisa.

- No me refiero exactamente a tu ropa.

- ¿Nos vamos?.- extendió su mano.

Al llegar me abrió la puerta de su coche y entré. Entonces subió y se puso en marcha. Iba con su vista fija al frente, si bien las cosas marchaban normal algunos momentos eran un tanto incómodos porque eran como nuestros primeros encuentros fuera de lo laboral. Aquí no éramos jefe y empleada, sólo éramos Cillian e Isabella.

- ¿Vives por esta zona?.- consulté extrañada ya que estábamos algo retirados de la ciudad aunque el lugar no dejaba de ser hermoso, era una zona montañosa y con mucha flora.

- No, sólo me gusta venir aquí a despejarme, es un lugar tranquilo, el aire es puro.

- Eso veo, me gusta.

- ¿Te gusta la pasta?.- asentí.- Que bueno, sino hubiera sido en vano haber venido hasta aquí.- aparcó el coche en un restaurante ambientado de manera rústica a simple vista.

- Pensé que almorzariamos en tu casa.

- Cambio de planes. No quería que despercies tú día libre metida entre cuatro paredes. Me has dicho que aún no conoces nada aquí, así que supuse era mejor salír. Este es uno de mis lugares preferidos y tienen la mejor pasta.

- Gracias por haber pensado en mi, este sitio es muy lindo.- le dediqué una sonrisa y le robé un torpe beso, mi corazón se estaba derritiendo en este momento. quizá era algo simple pero mi mala racha con las relaciones sólo hizo que la vara con los hombres estuviera bajísima.

Me indicó dónde sentarnos, escogió una mesa con vista al lago y allí nos quedamos. Pedimos la comida y conversamos hasta que las cosas llegaron. Apenas empezamos a comer su teléfono sonó.

- ¿Que ocurre?.- no lograba descifrar para nada lo que hablaban del otro lado de la línea.- En este momento estoy ocupado, no puedo ir... Te lo dije ayer y te lo dije hoy... Consulta con alguien que sepa.- suspiró.- Lo siento Angela, debo colgar.

- ¿Está todo bien?.- consulté al ver que si rostro se puso serio.

- Sí.- forzó un poco su sonrisa.- Es la madre de mis hijos.

- ¿Necesitas ir con ellos?.- negó.- Si tienes una urgencia sólo ve, dejaremos el almuerzo para otro momento.

- Descuida. No es ninguna urgencia. Quería que repare una perdida del grifo. Es un simple goteo.

- Para eso están los plomeros ¿No?

- Tal parece que no era una opción.

- No es de mi incumbencia pero... ¿Ustedes están bien? ¿Siguen teniendo buena relación?
Creo que es algo necesario saberlo.

- ¿Realmente lo es?.- asentí.- Tenemos buena relación por los niños. No voy mentirte, hace casi un año venimos con esto de la separación y el divorcio.

- ¿Y cuánto tiempo estuvieron juntos?

- Una década.

- ¿Y que pasó?.- me frené en seco.- Disculpa... Eso no ha estado bien. No pensé, sólo fue la curiosidad. Disfrutemos de la comida.

- Se desgastó, aveces paso mucho tiempo trabajando y me olvido de mi vida fuera de eso. Pero no toda la culpa fue mía, ambos cometimos errores... ¿Tienes otra duda?.- dijo de forma graciosa.

- Tenías razón, esta pasta es fabulosa.- cambié de tema algo avergonzada, él sólo rió.

Terminamos de comer y no me dejó pagar nada. Le propuse pagar a medias pero tampoco aceptó, de hecho parecia sorprendido de que me haya ofrecido pagar la cuenta. ¿Con que gente se relacionaba él?

Volvimos al coche, parece que ya era hora de irnos, fue un buen almuerzo, lo pase muy a gusto y todo el rato conversamos casi ni hubo silencio, eso fue sólo al principio. Cillian volvió a la ruta y paró unos metros más adelante en un mirador para contemplarlo juntos. Tomé un par de fotos al paisaje y luego lo convencí de tomarnos una selfie. Conseguí una buena toma y él con suma tranquilidad agarró mi móvil y lo guardo en su bolsillo, acto seguido posó una de sus manos en mi rostro y me besó.

- Me cansé de esperar a que tú me lo dieras.- aclaró cuando nos separamos.

- Estaba esperándolo. No me animaba a dártelo.

- ¿No? ¿Después de todo lo que hicimos?

- Es distinto.- me sonroje.

- Tranquila.- me dió un corto beso y volvimos al auto.- ¿Te llevo a tu casa?

- ¿Tienes prisa?.- miró su reloj.

- Tengo una hora.

- Alcanza y sobra.- coloqué mi mano sobre su pantalón.

- ¿Aquí?.- preguntó con picardía yo sólo asentí.

Cillian movió el asiento hacia atrás para darnos más espacio y movilidad aunque era algo reducida buscaríamos la forma. Comencé por ahí abajo y luego esperé el si para ponerme encima de él. Este sitio no era poblado pero si que andaban algunos turistas. De igual manera su coche tenía vidrios polarizados de un tono muy oscuro, era casi imposible ver hacia adentro. Esta era la primera vez que realizaba este acto, sentí algo de adrenalina lo cual hizo que lo disfrute aún más.

The Boss Donde viven las historias. Descúbrelo ahora