XVII

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(MARATÓN 1/2. ESPECIAL PARA TI MatemosARamson )🫶🏻

CAPÍTULO 17

Las mazmorras tienen un olor putrefacto que me revuelven el estómago. Tengo que tragar saliva varias veces para no vomitar aquí en medio las uvas y el té que me han servido esta mañana. A mi lado, Faddie, mi nuevo consejero, no se inmuta o está demasiado acostumbrado a esto.

—¿A quién buscas? —me pregunta, entrelazando sus manos en su espalda.

Alza la barbilla mientras cruzamos el pasillo lleno de barro. Los que viven aquí encerrados tienen que estar realmente locos sin ver la luz del día o respirar oxígeno puro. La mayoría de ellos son hombres demacrados, que ni siquiera se mueven del suelo. Hay un par de mujeres en el mismo estado, que seguramente estén esperando a ser quemadas por brujas.

Suena ilógico cuando el rey es uno de ellos.

Los más desesperados se acercan a los barrotes oxidados de las celdas. Uno de ellos intenta tocarme, pero en un rápido movimiento, Faddie extiende la mano hacia el hombre y le quema la mano. Empieza a gritar mientras el fuego le sube por el brazo y aunque quiero ayudarlo, dudo que le quede una razón para vivir.

—Déjalo estar, Amarilis—dice Faddie con firmeza—. Debemos encontrar a quien quieres ver antes de que el rey descubra que te he traído aquí.

Veo que mueve el brazo hacia mí y me encojo cerrando los ojos, creyendo que me cogerá del brazo con fuerza y me arrastrará como hace Zigor. Sin embargo, frena en seco al verme. Su mano está sostenida sobre mi cintura, sin llegar a tocarme. Carraspeo al darme cuenta de que su intención solo era animarme a caminar un poco más rápido, e ignoro el breve momento. Me mira confuso, pero agradezco que no diga nada y siga el camino sin tocarme.

En cuanto llegamos a la parte que me describió Alister en la carta, lo busco por cada una de las celdas más oscuras donde la luz de las velas escasea y empieza a faltar el oxígeno. Escucho que alguien se remueve en la última de las celdas y alguien susurra mi nombre.

Mi hermano.

Me levanto la falda larga del vestido y camino con rapidez hacia allí. Alister se agarra a los barrotes y me mira como si no se lo creyera. Sus ojos me escudriñan, mirándome de pies a cabeza, con una sonrisa llena de alivio. Está hecho un desastre, el pelo alborotado, lleno de suciedad por todas partes y un olor nauseabundo que, si no fuera mi hermano, no tardaría en alejarme.

—Estás bien—susurro aliviada colocando mis manos sobre las suyas. Sus ojos titilan con la vela que está sosteniendo Faddie detrás de mí—. ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

—He perdido la noción del tiempo aquí—suspira con voz ronca. En cuanto se da cuenta de que hay alguien detrás de mí, frunce el ceño—. ¿Faddie?

El hombre mencionado da un par de pasos y se pone a mi lado. Frunzo el ceño mirándolos a ambos.

—Me gustaría decir que es un placer verte, pero en estas circunstancias no mucho—sonríe levemente.

—¿Os conocéis?

—Fue tu mentor cuando eras pequeña—mi hermano me mira algo más sonriente—. Hace años que no sabía nada de él. Desapareció cuando nos llevaron de viaje para conocer a la que fue nuestra familia.

—Me exiliaron del reino—explica, apoyándose en la mugrosa pared—. Estuve en el Sello de la Muerte hasta hace dos años. Zigor me necesita aquí más de lo que quiere admitir.

—¿Sabe que fuiste mi mentor? —lo miro.

—¿Tú qué crees, querida? —sonríe de lado—Si lo supiera estaría muerto.

El pirata oscuro {Libro 1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora