XXIII

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MatemosARamson Está canción me la mandó y lloré porque me recordó a mis niños. Por si queréis escucharla, un beso gente, muak.

CAPÍTULO 23

—¿Qué? —frunzo el ceño, girando el cuerpo en el sofá hacia Eilán—. Eso es imposible.

—Yo también lo pensé en su día—suspira y baja la mirada—. Pero Faddie ha estado investigando y lo ha encontrado. Todo indica a que Ciro es el hijo que desapareció.

Miro a mi mentor fulminante. Espero que no le haya dicho que fui yo la que le pidió que investigara todo lo posible para encontrar la razón por la que Iris está aquí y a su hijo perdido. No me gustaría que Eilán presumiera de eso delante de mí, mi ego caería en picado.

—No tiene ningún parecido contigo o con Iris—respondo, dándole vueltas a lo que acaba de decir. Miro a Faddie, que se ha sentado en el sofá de al lado—¿Qué te hace pensar eso?

Se encoge de hombros.

—Zigor ha ido dejando pistas desde que os conoció—se inclina hacia delante, apoyando los codos en sus rodillas. El pelo lacio y largo le cae por los hombros despreocupado—. Ciro encaja con la edad que ahora tendría el hijo de Eilán, y el rey se lo llevó para hacer la vida de el capitán imposible porque estaba enamorado de Iris.

Esto sí que no me lo esperaba.

—¿Zigor qué? —respondemos Eilán y yo al unísono.

—¿Cómo que estaba enamorado de Iris? —insiste Eilán, pegándose a mí. Su rodilla y la mía se rozan.

Faddie coge una bocanada de aire, preparándose para contar todo lo que sabe e intentar responder todas nuestras preguntas.

—Al averiguar que eres la principal fuente de energía para Amarilis, te estuvo investigando durante años—mira a Eilán todo el rato. ¿Cómo que fuente de energía? —Quería saber todo de ti. Con quien te juntabas, tu pasado, tus hobbies, todo. Y conoció a Iris. Por lo que tengo entendido, no habló con ella esa noche, pero su belleza le eclipsó.

—¿Cómo sabes todo eso? —inquiero, algo nerviosa por estar hablando de Iris ahora.

Faddie se remueve algo incómodo.

—Es una larga historia, ahora os bastará que confiéis en mi palabra.

Yo tengo claro que lo haré, pero Eilán no le conoce del todo. Aún así, ninguno dice nada. Faddie vuelve a abrir la boca, pero la cierra y suelta un suspiro.

—No sé si os gustará escuchar esto—carraspea—. Iris no murió dando a luz y Minerva no fue asesinada por tu culpa, Amarilis.

Me tenso al escucharlo. Eso no parecen buenas noticias.

—¿Qué quieres decir? —susurra Eilán, con temor.

—Zigor envenenó a Iris el mismo día del parto para que todos le echaran la culpa al niño—explica con tranquilidad, pero lleno de repulsión. No quiere que nos pongamos nerviosos, ninguno de los dos. Ahora, me mira a mí con una mueca—. Minerva murió por romper su promesa hacia Zigor.

—¿Qué promesa? —murmuro con la voz temblorosa.

—Amarilis, esto es demasiado delicado...

—Responde.

Traga saliva y aparta la mirada. A mi lado, Eilán parece no querer darse cuenta de la realidad que Faddie le acaba de contar.

—Zigor abusó de ella y como consecuencia, Minerva se quedó embarazada—responde en un hilo de voz. El corazón se me estruja en el pecho y siento que me pisan los pulmones—. Ella abortó. Cayó en depresión y, si no hubiese sido por tu hermano, no la habrías conocido.

El pirata oscuro {Libro 1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora