Frío recorrió sus espinas dorsales y los vellos de sus nucas se erizaron. Fuego les atravesó las extremidades hasta concentrarse en sus palmas que se encendieron casi al mismo tiempo. Ambos perdieron la respiración a medida que sus corazones cabalgaban en sus pechos, intentaban recuperar el aire que los había abandonado, pero era tan difícil como respirar con una toalla húmeda en el rostro.
El caos en su más pura y primitiva esencia los inundaba de pies a cabeza, rebosando cada una de sus terminaciones. Los caballos también lo sentían y la mayoría de ellos se convirtieron en potros salvajes, imposibles de domar.
Camille bajó de su montura y corrió hacía Nate, no era la primera vez que experimentaba el arrebatador poder del verdadero caos; sabía lo difícil que era acostumbrarse a ello y no dudó en tomar sus manos que se aferraban a las bridas de Lolly con devoción.
—Nate, tienes que controlarlo —susurró, luchando por recuperar el aliento. Nate le devolvió el apretón con el vómito danzando en su garganta, sus tripas no solo estaban revueltas, sino que también se estremecían en su interior como si recibieran puñetazo tras puñetazo.
Frente de ellos, el resto del grupo también sufría de los efectos de tan imponente presencia, sin embargo, no tan fuerte como ellos dos quienes al ser elementales eran mucho más susceptible que los demás a las fluctuaciones del caos.
Nate logró bajar del caballo y apenas sus pies tocaron el suelo, todo su cuerpo se doblegó ante el sofocante poder. El dolor en su pecho y abdomen, se transformaron en una incómoda presión decidida a derrocarlo.
—¡¿Qué demonios es esto?! —su voz gutural manifestó todo el dolor que desgarraba su ser.
—Algo muy malo..., r-respira profundo, pasará en un momento —Camille inhaló junto a él y exhaló profundo, el dolor comenzó a remitir y gradualmente, recuperaban el control—. Debo ir al frente, ¿estarás bien? —Camille intentó soltar sus manos, pero Nate no se lo permitió—. Nate..., mírame, ¿estarás bien?
Tomó su rostro entre sus manos, obligándolo a verle a los ojos a medida que repetía las palabras con lentitud. Nate escuchaba su voz a kilómetros de distancia, su mundo iba en cámara lenta, no entendía casi nada de lo que ocurría a su alrededor ni mucho menos lo que sentía, lo único que no quería era que Camille se marchara, pero se encontró asintiendo con la cabeza casi por inercia.
Las manos de Camille lo abandonaron y su figura se alejó de él aún con el tiempo ralentizado. Los demás ya habían bajado de sus monturas y como de costumbre, no fue necesario que su líder les dijera algo para que supieran que debían hacer; solo bastó un intercambio de miradas para que la siguieran al bosque, todos atraídos a la fuente del odio que los había golpeado, como pequeños bichos hipnotizados por la luz.
Los efectos de la oleada de poder aún hacían estragos en el cuerpo de Nate, sin embargo, no podía dejar que Camille se adentrara a la raíz del mal por su cuenta, a pesar de que todo el escuadrón fuera tras ella, sentía la gran necesidad de protegerla, aunque sabía que lo más probable es que terminara ocurriendo lo contrario.
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Al borde del abismo | Trilogía: La torre más alta [Borrador] | #PGP2024
FantasyHuérfano y sin nadie con quien conectar, Nathanael solo cuenta con la compañía de su vieja camioneta y la voz de su conciencia. Resignado a vivir en soledad, descubre que su verdadera naturaleza le tiene preparados otros planes. Nate se embarcará en...